Uruguay. ÓSCAR DE LOS SANTOS Un pintor de brocha gorda entre las paredes del poder

Le dicen “el flaco”, no terminó cuarto de liceo, trabajó desde chico en la construcción y logró dirigir por dos períodos consecutivos la Intendencia de Maldonado

Flaco.jpgLa caída del muro de Berlín en 1989 le hizo cambiar su visión del mundo. Aquel joven comunista que había ingresado a la militancia yendo atrás de una utopía a través del sindicalismo se chocó de frente con la realidad. Óscar de los Santos entendió que su utopía no era la de todos los trabajadores y que se había atrevido a hablar en nombre de muchos representando apenas a un pequeño sector.
“El camino era mucho más largo. La revolución no estaba a la vuelta de la esquina”, recuerda en su despacho en el anexo del Palacio Legislativo custodiado por los retratos del dirigente sindical José D´Elía y del líder histórico del Frente Amplio, el gral Líber Seregni, que cuelgan en la pared detrás de su escritorio y revelan su trayectoria desde los sindicatos a la política. “Quiero preservar esos sueños”, señala mientras habla de esa utopía que lo acercó a la política.
Su discurso mantiene un fuerte contenido ideológico pero, con dos períodos al frente de la Intendencia de Maldonado sobre la espalda, también puede hablar de gestión con propiedad.
Nació en Pan de Azúcar en febrero de 1962 y se mudó a Maldonado en 1978. Cuando todavía no había terminado cuarto de liceo, comenzó a trabajar en la construcción y aprendió el oficio de pintor mirando a quienes lo practicaban. Nunca volvió a los estudios y a los 17 años se compró su primera casa que de a poco fue reformando. Estuvo dos años en Montevideo entre el 82 y el 84, donde tuvo sus primeros contactos con el Sindicato Único de la Construcción y Afines (Sunca). Cuando volvió a Maldonado se acercó a la militancia del Partido Comunista (PCU) y, según dice, le “encantaría” retirarse de la política como edil de su departamento. Se proyecta “viviendo en San Carlos y trabajando como edil en un gobierno del Frente Amplio”.
Dice ser un “gran escuchador” y se preocupa por recorrer el país “una o dos veces” por año. De trato horizontal y “sin dar muchas vueltas”, varias veces lo tildaron de soberbio y duro. Sin embargo, quienes lo conocen aseguran que tiene una “coraza” que lo hace parecer distante pero que si “lo rascás” es una persona muy sensible. “La gente lo ve y piensa que es una persona apática pero tiene una extraordinaria sensibilidad”, contó a El Observador el dirigente colorado de Maldonado y actual director del Banco República Eduardo Elinger, que lo conoce desde hace 18 años.
Se alejó del Partido Comunista en la gran crisis del sector a principios de la década de 1990 y fundó con varios escindidos Confluencia Frenteamplista (Confa). En 1999 Resultado de imagen para oscar do santosel primer y único intendente de izquierda en Maldonadoparticipó de la creación de la Alianza Progresista, sector que lidera el canciller Rodolfo Nin Novoa –proveniente del Partido Nacional–.
Hoy se siente más cerca del final de su carrera que del comienzo del camino, a pesar de que todavía no llegó a los 60 años y los principales líderes del Frente Amplio pisan los 80 y analizan si volverán a ser candidatos a la Presidencia.
“Me siento viejo, en el mejor sentido de la palabra. A veces me cuesta decodificar la realidad actual”, dice y piensa que algunos preconceptos ideológicos que antes le sirvieron para plantarse y discutir hoy no lo permiten entender lo que pasa a su alrededor. Sin embargo, Jorge Rodríguez, dirigente del Partido Demócrata Cristiano (PDC) que militó muchos años junto a él, asegura que tiene la capacidad, desde “sus raíces ideológicas”, para “analizar y crear propuestas” nuevas. “Es un gran analista de la actualidad”, remata y revela la preocupación de De los Santos por entender lo que pasa a su alrededor.
“Necesitamos gente nueva para complementarnos”, vuelve a decir el exintendente para marcar su “vejez” y nombra como posible relevo a Susana Hernández, presidenta del Frente Amplio en Maldonado y en muchas oportunidades mencionada como su sucesora. De todas formas, rápidamente aclara que si la “única opción” es la reelección del actual intendente nacionalista de Maldonado, Enrique Antía, tiene decidido volver a ser candidato a la comuna en 2020. “Tengo decidido que, ante la omnipotencia que siente Antía, si tengo que largar voy a largar”, dice.

El intendente

Fue el primer y único intendente de izquierda en Maldonado y, según sus allegados, uno de los jerarcas más representativos del Frente Amplio en el interior. Llegó al poder en 2005, pocos meses después de que el FA asumiera el poder a nivel nacional. “Estaban las condiciones para ganar. Antía estaba devaluado y el FA había llegado al gobierno”, recuerda. Antes había sido candidato a suplente de diputado en 1989 y como titular en 1994 y 1999 pero en ninguna salió electo. Ahora tiene su banca en la cámara baja del Palacio Legislativo hasta 2020.
Nunca se imaginó llegar a ser intendente y cuando se movía en filas sindicales rechazaba “pasar para el otro lado del mostrador”. “Creía que la vinculación entre los trabajadores y el Estado la tenían que tomar otros”, asegura pero reconoce que de a poco se fue “metiendo”. Cuando le ofrecieron ser secretario del PCU en Maldonado decidió renunciar al Sunca.
Una vez que ingresó a la política pudo “vincular” las reivindicaciones y la lucha sindical con la militancia política pero con la perspectiva del tiempo, cree que esa transición no la manejó del todo bien. La primera vez, en 2005, ganó la intendencia apenas por 1.700 votos y, según dice, hasta 2008 su gestión no fue nada buena. Recién en ese año, las encuestas comenzaron a cambiar y la aprobación llegó a sus guarismos más altos que no superaban el 44%.

“Es el dirigente del interior más representativo del Frente Amplio”, dijo Jorge RodríguezResultado de imagen para oscar do santosel primer y único intendente de izquierda en Maldonado

“Logramos dar pasos importantes en la carrera funcional, ingresos por concursos y eso nos generó conflictos muy largos”, contó. Para la segunda elección el panorama fue distinto: el Frente Amplio obtuvo el 52% de los votos en Maldonado y De los Santos se quedó con el sillón municipal.
Durante su primer mandato donó la mitad de su salario de intendente a las dependencias de la Universidad de la República (Udelar) en el departamento.
En el segundo gobierno pudo ahorrar plata y se compró un apartamento en Montevideo que ahora utiliza cuando le toca venir al Palacio Legislativo.
Durante su primera gestión fue cuestionado por su propio compañero Darío Pérez (Liga Federal) quien lo acusó de haber cometido irregularidades al contratar una empresa de publicidad callejera privada. Por otros casos vinculados a su gestión, el actual intendente nacionalista, Enrique Antía, lo acusó ante la Justicia. Por esos asuntos pendientes, De los Santos se opone a votar la derogación del delito de abuso de funciones para que, dice, no crean que lo hace en beneficio propio.
Sus últimos cruces políticos a nivel mediático fueron con Pérez (Liga Federal), otro de los principales líderes del FA en Maldonado. De los Santos fue acusado de “echar para atrás” en las últimas elecciones departamentales, por estar pensando en ser senador –se postuló pero no salió– y, desde el sector de Pérez, lo señalan como uno de los responsables de la derrota electoral.
“No logramos retener el gobierno porque no pudimos hacer síntesis política”, dice De los Santos y asume su responsabilidad en no lograr construir en su sector un candidato fuerte.
“Hicimos unas elecciones internas –de Alianza Progresista– que fueron anuladas. Fueron muy manoseadas, dejamos votar a cualquiera, sin afiliación, vino gente de otros partidos”, recordó. Entiende que el Frente Amplio no logró “polarizar” la interna y no pudo construir una “alternativa” a Pérez que permitiera atraer votos.
Sin embargo, rechaza de plano las críticas sobre su “ausencia” en la campaña. “Tengo responsabilidad en la derrota pero no por no haber estado”, dijo y agregó que uno de sus errores fue pensar que “no se podía” perder con Antía en Maldonado.

Resultado de imagen para oscar do santosdel frente amplioEl gobierno y el Frente Amplio

De los Santos está convencido de que el FA tiene chances de ganar un cuarto gobierno pero descarta que vuelva a alcanzar la mayoría parlamentaria.
Es de los que cree que el oficialismo debe renovarse y que ni el ministro de Economía, Danilo Astori (77), ni el expresidente José Mujica (82) pueden ser candidatos a presidente. De todas formas, pretende que Astori lidere el movimiento Frente Líber Seregni (FLS), al que pertenece Alianza Progresista, junto al canciller Rodolfo Nin Novoa y a la ministra de Turismo, Liliam Kechichian, pero que se complementen con figuras de renovación como el subsecretario de Economíam, Pablo Ferreri.
Descarta volver a postularse al Senado pero dice que se sentiría “muy cómodo” trabajando para un lista del FLS que postule a la ministra de Turismo a la cámara alta. “Ver a Danilo (Astori), a Liliam (Kechichian), a Pablo Ferreri mismo, trabajando por el FLS sería muy estimulante como punto de partida entre la continuidad y el recambio”, apunta y asegura que su rol actual es “tomarle el pulso a la izquierda” y contribuir a “zurcir adentro y afuera”.
El diputado del MPP, Alejandro Sánchez, el secretario general del Sunca, Óscar Andrade, y el subsecretario de Economía, Ferreri, son los primeros nombres que maneja cuando es consultado por esa generación de recambio que tendría que tomar el liderazgo. “No como candidatos”, aclara, “no quiero quemar nombres”.
Cree que el gobierno sí tiene agenda pero que es “la posible” para la coyuntura actual. “Salimos de una coyuntura en la que teníamos margen para retroceder y, sin embargo, paramos el proceso, no retrocedimos y logramos avanzar”, dice y piensa que es necesario fortalecer la Presidencia de la fuerza política.
“Hoy (el presidente del FA) Javier Miranda tiene una responsabilidad enorme y está haciendo el esfuerzo de que no nos miremos el ombligo y veamos lo que pasa en la región”, dice.

El trágico 2012

Al despacho del exintendente en la capital lo adornan varios cuadros con fotos de sus seres queridos. Sentado detrás de su escritorio señala a la derecha para mostrar los retratos de sus dos padres pero rápidamente cambia la mirada de lugar y se dirige hacia la esquina opuesta donde, sobre una estanteria, descansan varias fotografías.
“Esta es mi mujer y este es mi hermano”, muestra y agrega: “Perdí dos hermanos en 2012”. Su hermano mayor tenía 58 años cuando murió de un infarto. Ya había tenido problemas “con los huesos” y tenía una prótesis de cadera y otra de rodilla.
“Un tipo extraordinario”, lo define. Ese mismo año, pocos meses después, otra hermana, de 57 años, falleció de cáncer poco tiempo después de que muriera su hijo con síndrome de down. Su “álbum” lo completan las dos fotos que tiene de sus hijos en su billetera.

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