El rol de los hombres en el movimiento feminista

Piensa en cientos de mujeres bailando y cantando juntas en una marcha feminista. Ahora imagina que en medio de ellas, hay un hombre. ¿Qué sería lo primero que te vendría a la cabeza?Ultima actualización Mar 9, 2020 1345Compartir

El movimiento feminista en América Latina y el mundo ha cobrado fuerza en los últimos años. Y. en consecuencia, el debate sobre la participación masculina en el mismo se hace cada vez más ineludible.

Este 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, por ejemplo, se esperaba en el mundo una participación histórica en las diversas manifestaciones que han sido convocadas para levantar las banderas de la igualdad social y de género. Sabemos que miles de mujeres asistieron.

Pero ¿lo hicieron también los hombres? Y, si fuera así, ¿qué tan bienvenidos fueron en estos entornos dominados por mujeres? Son interrogantes que tienen más de una respuesta pues las posturas sobre el papel que deben jugar los hombres en el movimiento feminista son variadas. Por ejemplo, tras el estallido social ocurrido en Chile en octubre del año pasado, las mujeres ocuparon un espacio protagónico en las multitudinarias protestas.

Y con la irrupción del himno feminista «Un violador en tu camino» -que luego se convirtió en un fenómeno mundial-, se intensificó aún más la necesidad de revisar las demandas feministas en este país sudamericano. En medio de esta efervescencia, hay quienes no estuvieron de acuerdo con que los hombres participaran de las marchas.

Incluso se organizaron instancias «separatistas» donde ellos no pudieron entrar. Otras personas, en cambio, celebraron la convocatoria masculina asegurando que la lucha feminista no se puede llevar a cabo sin su apoyo. Alondra Carrillo, vocera de la Coordinadora 8M en Chile, le explica a BBC Mundo estos distintos puntos de vista.

«Hay sectores que entienden que el feminismo es de mujeres y para mujeres, y hay otros que concebimos que el feminismo es una potencia de transformación que nos atraviesa a todos», dice. Pero si esa transformación necesita del respaldo de todos ¿cuál es el rol específico que deben jugar los hombres? Para Carrillo no hay duda: este no debe ser, bajo ninguna circunstancia, un rol «protagónico».

«Precisamente porque son los protagonistas del problema, no pueden ser los protagonistas de la solución», dice. De esa manera, afirma que la primera postura que deben adoptar los hombres es de «escuchar» sus demandas. «Un varón que quiere mostrar su adhesión a las aspiraciones del feminismo debe tener una posición de escucha sobre qué es lo que las mujeres estamos planteando», señala.

«Los hombres no deben ser un estorbo, es decir, no deben poner por delante sus propias inquietudes, sus propias preguntas, sino que contribuir a un movimiento que los excede, que va más allá de sí mismos», agrega. Una opinión similar comparte la reconocida feminista mexicana Marta Lamas.

«Tienen que ser compañeros discretos, no ir delante de la marcha sino en un segundo lugar. Obviamente se agradece y se acepta que haya hombres pero que sepan que su lugar no es protagónico», dice.

Por su parte, la escritora y feminista española conocida por su pseudónimo Barbijaputa, indica que el «protagonismo en el feminismo lo tienen las mujeres al igual que el protagonismo en la lucha antirracista lo tienen las personas racializadas». «Que ellos se tienen que involucrar porque esta sociedad también es de ellos, por supuesto. Me parece que moralmente están obligados. Pero ¿protagonistas? No», dice en conversación con BBC Mundo.

Y agrega: «Los hombres sobre todo deberían callarse. Me parece que somos nosotras las que tenemos que decir cuál es el papel de los hombres en nuestra lucha, ellos tienen que escucharnos, no tienen que estar opinando todo el rato».

«Romper con la complicidad machista»

Algunas les llaman «aliados», otras «militantes», pero lo cierto es que no hay consenso sobre el nombre que deben recibir los hombres que apoyan la causa feminista.

En lo que sí parece haber acuerdo es en que los hombres pueden aportar en su vida cotidiana al feminismo sin la necesidad de acudir a las marchas, simplemente cambiando actitudes que afectan de manera negativa al género en el día a día. «El patriarcado se sostiene en la complicidad masculina, en la complicidad que permite que haya un acuerdo tácito entre pares que valida, por la vía del silencio muchas veces, la violencia y las formas de opresión patriarcal», explica Carrillo.

En consecuencia, la feminista chilena asegura que «la primera tarea de los varones es romper con la complicidad machista» y cuestionarse en qué medida están reproduciendo las «violencias» que el feminismo intenta desmontar. «Es más fácil para un hombre preguntarse si puede estar en la marcha del 8 de marzo que decirle a su mejor amigo que pague la pensión alimenticia o que deje de perseguir a su expareja», indica.

Así, Carrillo dice que «el reconocimiento de la violencia es el punto de partida para poder establecer cualquier tipo de vinculación positiva, productiva, cualquier tipo de trabajo

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