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Hace casi dos décadas, cuando el conflicto armado interno era el protagonista diario de todas las noticias, recuerdo las visitas que, junto con mi mamá y mi hermano menor, hice a las bases militares donde se encontraba mi papá, un suboficial de la Fuerza Aérea que, como cualquier otro militar de este país, ha tenido que ver las peores caras de la guerra.
Recuerdo una ocasión en particular. Estaba en la Base Aérea de Tres Esquinas, en Caquetá, y junto con mi papá observábamos el río Orteguaza. Él me explicaba que, al otro lado de ese río, apenas a unos metros de nosotros, había guerrilleros de las Farc.
Sin saberlo, él me estaba preparando para entender lo que sería esa noche larga, en la que la oscuridad total imperaba y los sonidos de la selva eran imperceptibles por las ráfagas de los fusiles y el ruido de los aviones de combate. Comprendí ese día que la Colombia que yo conocía desde mi hogar en Bogotá era muy diferente a la Colombia más profunda y alejada, a la Colombia que por ese entonces era la realidad de mi papá.
Cada quien ve la realidad con los ojos que su crianza y sus vivencias le dieron.
No se puede amar a la Fuerza Pública y a la vez pretender perpetuar esta guerra. Creo en la paz, creo que no se pueden ahorrar esfuerzos en su búsqueda
Como a cualquier colombiana, me duelen cada una de las muertes que ha dejado esta guerra absurda, pero como hija de un suboficial también me duele que utilicen a las Fuerzas Militares para fines políticos. Ese afán de querer demostrar quién quiere más a nuestros policías y militares, de intentar insinuar que hay unos colombianos que quieren a las Fuerzas más que otros, es un discurso político deleznable y lleno de hipocresías. No se puede amar a la Fuerza Pública y a la vez pretender perpetuar esta guerra.
Creo en la paz, creo que no se pueden ahorrar esfuerzos en su búsqueda y que ningún intento por conseguirla, así sea fallido, puede ser considerado como un fracaso. La paz debe ser el objetivo de cualquier sociedad, porque es la única forma de enaltecer a los muertos de esta guerra, de evitar que haya más víctimas y de regalarle a la Colombia profunda un nuevo futuro, para que deje de ser una tierra olvidada. Solo la paz permitirá que no haya más noches de ráfagas de fusiles.
Siempre habrá cosas por mejorar, pero hay quienes solo quieren el fracaso de los procesos para obtener réditos políticos. El propósito de la paz, sin embargo, es superior, y quienes han tenido que ver a la otra Colombia, quienes han vivido la zozobra de esta guerra, saben que la Colombia en paz es un objetivo impostergable.
LAURA SARABIA
Jefa de Despacho de la Presidencia de la República desde el 7 de agosto de 2022,
Tiene 28 años de edad, estudió ciencias políticas y es experta en marketing político, relaciones internacionales y análisis de estrategia del Sector Defensa y del papel de la seguridad en el posconflicto.
Sarabia se graduó como Profesional en Relaciones Internacionales y Estudios Políticos en la Universidad Militar Nueva Granada (2011-2015).
Realizó el Curso de Orientación en Seguridad y Defensa Nacional, en la Escuela Superior de Guerra (2016).
Es Especialista en Marketing Político y Estrategias de Campaña, de la Universidad Externado de Colombia (2019) y Magíster en Comunicación Política, de la misma universidad (2020).
Durante cerca de seis años, desde 2017 hasta 2022, se desempeñó como asesora de comunicaciones y asesora legislativa del Congreso de la República y asesora política del Partido de la U.
Igualmente, participó en la campaña electoral del actual Presidente de la República, Gustavo Petro, y ha coordinado las actividades del nuevo Jefe de Estado desde su elección, el 19 de junio de 2022.
Laura Sarabia hizo sus prácticas en el Ministerio de Defensa Nacional, donde adelantó labores relacionadas con análisis de la estrategia internacional del Sector Defensa y la definición de oferta y demanda de cooperación internacional para el Sector Defensa de Colombia.
A la par con sus estudios universitarios, ha adelantado cursos de Derecho Internacional Humanitario y Geopolítica.
Entre sus publicaciones se destaca las Memorias Congreso ASIS 225 ‘El papel de la Seguridad en el Postconflicto’ (julio de 2016), en la cual desarrolla el tema de los temores, las dudas y todos los retos del postconflicto para el Sector Privado y el Sector Público desde el enfoque de la seguridad.
Durante el desarrollo de su carrera ha abordado de manera cuantitativa y cualitativa la política internacional, el escenario global de la economía y los alcances de las estrategias y proyectos que abarcan la sociedad, con énfasis en el modelo de Naciones Unidas.