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El mandatario puntualizó que los mecanismos de seguridad de la Fuerza Pública de la región se deben poner en función de la defensa de los objetivos políticos comunes de los países latinoamericanos y del Caribe.
Reiteró que “si queremos hablar de paz” es necesario reconocer que la lucha contra las drogas, basada en una política de la represión, cárcel y asesinato, ha fracasado.
Kingstown, San Vicente y las Granadinas, 1° de marzo de 2024
El presidente Gustavo Petro Urrego enfatizó este viernes que la paz en América Latina y el Caribe significa autonomía política, económica y militar, para enfrentar como una región unida, y desde una perspectiva de prevención, los retos de la crisis climática y la lucha contra las drogas.
El mandatario colombiano intervino después de los presidentes de Cuba, Miguel Díaz-Canel, y de Honduras, Xiomara Castro, en la apertura de la Cumbre de Jefes de Estado de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que se realiza en Kingstown, capital de San Vicente y las Granadinas.
“Estamos ante una lucha de poderes económicos enfrentados y tensionados por la crisis climática que ellos mismos producen. ¿No es hora de una autonomía?”, planteó el presidente Petro al referirse al daño que causan al planeta las grandes chimeneas en Estados Unidos y Europa.
“¿El deseo de no intervenir violentamente en los asuntos del otro no nos obliga a pensar en una autonomía militar, de seguridad, de defensa de América Latina y del Caribe?”, aseveró.
Puntualizó que los mecanismos de seguridad de la Fuerza Pública de la región se deben poner en función de la defensa de los objetivos comunes de los países latinoamericanos y del Caribe.
“¿No es hora de profundizar los mecanismos en donde nuestros ejércitos, nuestras policías y nuestra fuerza pública y, sobre todo, las armas que hay en Latinoamérica, se pongan en función de objetivos políticos comunes de la América Latina y del Caribe, con una política autónoma dentro del mundo?”.
Frente a la crisis climática, reiteró en la necesidad de impulsar las energías limpias y, en ese sentido, destacó el potencial de América del Sur y su relación con África.
“¿Nuestra posibilidad de juntar América del Sur y África, por ejemplo, los grandes focos de las posibles energías limpias que pueden descarbonizar el mundo, no nos lleva a tener una voz en una geopolítica diferente que nos implica tener autonomía militar y fortaleza militar propia?”.
La crisis climática y la lucha antidrogas
El mandatario se refirió en su discurso a la situación que vive el mundo en medio de las alternativas para enfrentar la crisis climática.
“Allí surgen dos grandes tendencias: una, buscando la descarbonización rápida para poder sobrevivir. Y otra, que quiere mantener la explotación aguda de la naturaleza del planeta y de los seres humanos”, recalcó.
Explicó que esta última “es profundamente violenta, muestra su poderío militar, ya no puede sostenerse sobre las relaciones internacionales civilizadas ni sobre el derecho internacional”, porque “aprieta los botones de las bombas”.
“Si queremos hablar de paz”, dijo, es necesario reconocer que la lucha contra las drogas, basada en una política de la represión, cárcel y asesinato, ha fracasado.
“Nosotros hemos vivido un genocidio de un millón de latinoamericanos en el último medio siglo. La mayoría de esos muertos aún son colombianos, pero cada vez más son mexicanos, brasileños, venezolanos, centroamericanos, sudamericanos”, sostuvo.
Esa política fracasada de violencia “ha producido un éxodo que se cuenta ya por millones de los pueblos del sur hacia el norte. En nuestro continente americano van hacia la frontera con los Estados Unidos. Allá los esperan las rejas, las cárceles y las ametralladoras. Y muchos mueren en el camino”, puntualizó.
Es necesario enfocar los esfuerzos, afirmó, “sobre la prevención y la salud pública para prevenir que los pueblos caigan en el consumo de sustancias peligrosas”.
Durante la cumbre de la CELAC asisten jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y el Caribe, ministros y embajadores.
En la cumbre se abordan temas estratégicos de la región y culminará con la firma de la Declaración de Kingstown.