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Uno de los placeres más grandes para mi papá era ver cómo la gente se acercaba a su obra, y las acariciaba y gozaban del mismo placer táctil que él había experimentado en el momento de su creación”, nos dijo Lina Botero, curadora de ‘Botero a Roma’, al respecto de las esculturas monumentales de su padre, el artista Fernando Botero.

Por primera vez, ocho esculturas del maestro se exponen en el centro histórico de la capital italiana, donde la gente las puede ver e interactuar con ellas hasta el primero de octubre.

Estas obras de gran formato forman parte de la colección privada de Fernando Botero. Y según comparte Lina, su padre “muy inteligentemente las conservó y tuvo la disciplina de crear una colección muy importante de su propia obra. Muchas de sus mejores obras nunca las quiso vender”. Esta será la primera de muchas muestras, añade, “porque nuestro compromiso es de continuar a promover el extraordinario legado artístico de mi padre”, dice Botero.

Las ocho impresionantes y monumentales esculturas ya son expuestas para un efecto incomparable, pues habitan el corazón de Roma, capital del país que tanto amó Botero y que tanto influyó en su trabajo. Y todo es posible gracias a una idea de una editorial Il Cigno y a los esfuerzos de la Fundación Fernando Botero, que crearon sus hijos para promover el legado del maestro, honrar su memoria y llevar su obra a todos los rincones posibles del planeta.

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