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La plaza será desde hoy un escenario de “cultura, de deporte, de vida y no de muerte”, aseguró el mandatario este lunes.
El jefe de Estado hizo hincapié en la necesidad de que haya reconversión laboral para aquellos trabajadores que vivían de la tauromaquia y recalcó que “debe haber el menor número de perjudicados posibles”.
Colombia estaba en la lista de ocho países que permitían las corridas de todos como una actividad legal junto a España, Portugal, Francia, Ecuador, México, Perú y Venezuela.
Bogotá, 22 de julio de 2024
El presidente Gustavo Petro sancionó este lunes la Ley antitaurina ‘No más olé’, en la antigua plaza de toros de La Santamaría, lugar que desde hoy será un escenario de “cultura, de deporte, de vida y no de muerte”, aseguró el jefe de Estado.
El mandatario resaltó este triunfo de la sociedad civil como necesario, porque “si se destruye la naturaleza se acaba la humanidad. La naturaleza tiene derechos independientes a nosotros y que hay que respetar esos derechos”.
El presidente Petro afirmó que se unió a la lucha por la defensa de los animales dándole prioridad a la vida.
“Colocar primero la codicia que la vida pues nos lleva a muchos y a muchas colocar primero la vida que la codicia”, afirmó.
Al respecto, el jefe de Estado se refirió a quienes por décadas se aprovecharon del dolor de los toros en la arena.
“Se creyeron con el derecho de matarnos, creían que tenían el derecho de matar a un toro por diversión, unos gallos por diversión, unos animales por diversión”, sostuvo.
Sobre la tradición que provocaba sufrimiento animal, el mandatario indicó que las oligarquías de Colombia, taurinas casi todas, estaban acostumbradas a ver y a divertirse con la muerte de los animales, “porque se creen españolas y blancas; porque se creen de ese mundo en donde a los cristianos los mandaban a destrozar por los leones, porque se divertían con la muerte, no importaba si la muerte era del animal o la muerte era del ser humano”.
“Ese es el cambio de mentalidad que a partir de hoy empezamos a ver en la misma ciudad de Bogotá y que no puede retroceder, y para ello se necesita movilidad social, se necesita un pueblo vivo también que sepa que su vida depende de la acción común, de lo colectivo”, aseguró.
Reconversión laboral
El mandatario hizo hincapié en la necesidad de que haya reconversión laboral para aquellos trabajadores que vivían de la tauromaquia e insistió en que debe “haber el menor número de perjudicados posibles”.
Por su parte, la ministra Susana Muhamad, sostuvo: “Es apenas una batalla ganada en una lucha mucho más profunda y fundamental en el siglo XXI. Se sanciona hoy la Ley ‘No más olé’ en Colombia. Es una lucha histórica de las ciudadanías de las juventudes, pero también es una lucha política que ellos y ellas lograron insertar por primera vez en el año 2011 y 2012 con la firma de ese pacto que se generó por una política de bienestar animal en Bogotá”.
Chucho Merchán, músico y activista vegano, resaltó: “Ya los colombianos no somos parte de la penosa lista de países taurinos. Hoy es un nuevo comienzo”.
Colombia estaba en la lista de ocho países que permitían las corridas de todos como una actividad legal junto a España, Portugal, Francia, Ecuador, México, Perú y Venezuela.
Al acto de firma de la ley también asistieron la vicepresidente y ministra Francia Márquez, activistas, animalistas, congresistas que impulsaron esta norma, artistas y ciudadanía, en general.
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Es la vida la que está por encima de la codicia y eso es lo que se demuestran en este momento y en este lugar de esta plaza que dejará de llamarse la plaza de toros de La Santamaría.
Bogotá, 22 de julio de 2024
Indudablemente esta es una lucha larga; no tiene que ser tan larga porque si esta lucha no vence, quienes perecen no son sólo los animales sino los seres humanos. No la conocí desde el principio, me la enseñaron en el camino, sobre todo en la campaña a la alcaldía de Bogotá, cuando hicimos un pacto con el movimiento animalista en lo que podía ser el Alcalde en ese momento y que se ha prolongado hasta el día de hoy, con menos protagonismo mío porque pensamos que para la salud de la ley era mejor que fuese la expresión mayoritaria del pueblo colombiano que quiere esta ley y sus representaciones diversas hombres, mujeres de diversos partidos en el Congreso de Colombia.
Movimientos políticos todos progresistas. Este proyecto ha tenido una serie de enemigos, de contradictores poderosos, muy poderosos, que han frenado su desarrollo una y otra vez.
La verdad yo me encontré con esta causa de una parte mayoritaria de la sociedad colombiana porque se juntó con otra que he levantado desde mucho antes, que he tratado de defender a lo largo y ancho del mundo adonde me han invitado. Hemos cobrado cierta prestancia mundial a partir de esa lucha, que es una lucha con la vida, realmente es una lucha por la vida, no es más, que está ligado a un momento histórico de la humanidad que es su posibilidad de extinguirse.
Aquí miro el tema de pronto de una manera diferente, no contradictoria. Muchos han levantado esta bandera animalista por razones éticas, morales. Contra esos argumentos se han levantado muchos otros, yo lo he analizado. Algunos tienen una importancia que hay que solucionar lo que yo llamo al reciclaje laboral, la posibilidad de conversión laboral de mucha gente que tradicionalmente ha vivido de este tipo de negocio.
Viene de los españoles y los españoles lo heredaron de los romanos, así que tiene cierta ancestralidad, ese fue uno de los argumentos para tumbar varias veces nuestras decisiones. Y aquí se necesita un plan concreto, no retórico, en donde las personas que se habían ligado a este tipo de vida, que le han sentido también compasión, puedan encontrar un desarrollo laboral, profesional, con dignidad en la vida; la ciudad de Bogotá sobre todo tiene que encontrar este camino.
Colocar primero la vida que la codicia
Nosotros quizás, a nivel de normas de leyes, no sé si se contemplan en el proyecto recién expedido, pero debe hablarse de ello, debe haber el menor número de perjudicados posibles. Quizás quede uno que es el que hace el negocio, generalmente ellos han puesto más con peso el negocio y la codicia que la vida. Esto lo estamos observando a lo largo y ancho de todo el planeta y en varios aspectos. Colocar primero la codicia que la vida nos lleva a muchos y a muchas a colocar primero la vida que la codicia; y por eso ligué a esta lucha y la volví práctica en la ciudad de Bogotá.
Efectivamente Bogotá en este recinto y, a pesar de muchas presiones, en mi gobierno no se hizo corrida de toros. Resistimos. Nos argumentaban una serie de cosas; nos decían que si se abandonaba el toro de lidia se acababa la raza me dijeron, pero yo he descubierto que la raza es simplemente una construcción humana, no es de la naturaleza. Los animales no se segregan sexualmente por razas.
Podríamos extender eso al ser humano y no nos encontraríamos de frente sino a Hitler. He ahí por qué me empecé a emocionar con la tesis. Ni en los perros, ni en los toros, ni en los animales que más se acercan a nosotros existen razas, eso se lo construyó el ser humano y se lo impuso a la naturaleza y a los animales y de ahí no han surgido sino malas ideas, una manipulación de la naturaleza tal que la destruye.
Entonces bueno sería pensar ¿qué pasa si se destruye la naturaleza? y no hay más conclusión política, biológica, social, que si se destruye la naturaleza se acaba la humanidad. Y entonces estamos es, no sólo sacrificando un toro, que alguien diría: pero eso es lo menos, esa es la pasión de una minoría, ¿por qué no se le respeta? dijo alguna vez la Corte Constitucional, es una minoría y es una cultura.
No puede decirse que es cultura matar por diversión
Puede que tenga ancestralidad pero no se puede, menos la justicia, decirle al mundo que es cultura matar por diversión los seres sintientes, los seres vivientes. Lo decía siendo Alcalde, esa cultura, entrecomillas, nos llevaría necesariamente por coherencia a que si nos divertimos matando el animal entonces nos divertiremos matando a los seres humanos, que somos también animales.
Eso lo estamos viendo en la realidad de hoy. Sólo hay que mirar en algunas imágenes de la televisión -porque las censuran- cómo caen bombas sobre los niños en Gaza, miles de niños en Gaza muertos por una decisión humana, por un capital, yo diría financiero, que no se aguanta que los seres humanos sean diferentes y esa su principal riqueza, la diversidad humana, diversidad que no se divide en razas.
Nos tratan de manera indignante
Que pensamiento tan horrible, entonces pensar que la diversidad humana no es cultural sino que es biológica y de ahí pensar que en esta diferenciación biológica, medida en los colores de la piel, en las formas del cráneo, entonces se establece el concepto de raza superior y de razas inferiores y por tanto la mentalidad, que hoy está presente ganándose la fuerza de varios pueblos mayoritariamente de que las razas inferiores, que creen que existen, pueden ser desechables, pueden ser ´matables´ y por eso caen las bombas en Gaza, porque consideran que los árabes pobres son una raza inferior.
Así nos consideran a todos y todas nosotras, por eso tanto problema para sacar una visa, por eso nos tratan de manera tan indignante en los países extraños que nos reciben cuando una persona, una familia no puede vivir aquí.
Por eso, por el color de nuestras pieles nos dejan entrar a un parque público o a una zona de la ciudad de Bogotá, mientras a otros los rechazan, sobre todo si su vestido demuestra que no tiene los suficientes ingresos para considerarse igual a los que por allí cotidianamente deambulan, solamente porque tienen un ingreso superior.
Por eso han matado indígenas; por eso los españoles al llegar aquí ocasionaron un genocidio entre las civilizaciones, muchas de esas más humanas, más inteligentes que los conquistadores.
Por eso los nombres de los líderes de esos conquistados no aparecen en las calles, no aparecen en los parques, no aparecen en los monumentos, se silencian en nuestra historia oficial porque las oligarquías de Colombia, ellas sí taurinas casi todas, acostumbras a ver y divertirse con la muerte de los animales porque se creen en españolas y blancas, porque se creen de ese mundo en donde a los cristianos los mandaban a destrozar por los leones; porque si divertían con la muerte no importaba si la muerte era del animal o la muerte era del ser humano.
Esa historia de la diferenciación humana y del genocidio que conocimos recientemente en la Segunda Guerra Mundial con Hitler, que creía que el socialista era inferior, que creía que el gitano era inferior, que creía que el judío era inferior, y los asesinaban por masas, por millones, en los campos de concentración, en las cámaras de gas se atrevieron e invadir con una maquinaria de muerte simplemente para seguir asesinando a lo que consideraban los inferiores.
Se creyeron con el derecho de matarnos
A nosotros nos hubieran visto como inferiores, también nos hubieran mandado a la cámara de gas. Los conquistadores algo hicieron al principio y sus hijos, que llegaron a traer gentes a la fuerza del África para esclavizarlos solamente por el oro, solamente por la codicia, siguen con esa mentalidad en el mundo contemporáneo de Colombia.
Como poderosos han sido presidentes, como poderosos han sido políticos, congresistas como poderosos han manejado los grandes negocios y se han apropiado del patrimonio común como esta plaza de La Santa María, creyéndose propietarios y herederos de algo que sólo le pertenece al pueblo de Colombia.
Como herederos de los esclavistas nos han matado a nosotros, por miles. Se creyeron con el derecho que podían exterminar a la gente que pensaba diferente, se creyeron con el derecho de segregar a la ciudadanía Bogotá a un sur pobre mientras ellos se quedaban con el norte. Se quedaron con el derecho de decir que los recursos de la educación sólo iban a la universidad privada y a unos pocos, y que era un pecado plantearse el que una educación pública superior le pudiera llegar a todos los hijos e hijas de la gente de Colombia empezando por los más pobres.
Se creyeron con el derecho de matarnos, creían que tenían el derecho de matar un toro por diversión, unos gallos por diversión, unos animales por diversión -no voy a entrar a la discusión vegana todavía compañero Merchán, aunque confieso que he reducido mi dieta de carne- pero ahí no se matan los animales por diversión, sino por necesidad.
Ojalá sea la mínima necesidad, porque en realidad, planteada la circunstancia de violencia en Colombia de cómo hemos construido una historia en una sociedad que se ha autodestruido por la vía violenta de eliminar al diferente, que ha puesto a Hitler en la cabeza como ninguna otra sociedad del mundo, y ha gobernado de esa manera durante décadas y yo diría siglos; que ha considerado que los seres humildes de otro color de piel pueden ser considerados inferiores y que se han sentido superiores con la posibilidad de construir de una democracia una hereditaria que no existe en el mundo, de que son dueños por heredad del dinero público y del poder en Colombia, pues nosotros hemos dicho basta.
Una democracia multicolor en Colombia
Y a pesar de mucha resistencia de años, en donde vimos caer tanta gente y tanta gente incluso volteó sus ideas por miedo, por el terror que se producía en cada noche en Colombia, pues esa resistencia ha fructificado, no puede devolverse, no puede retroceder, tiene que seducir cada vez más más y más mayoría Nacional, a pesar de esta oposición poderosa que sentimos y que nace de eso que ellos creen su derecho a matar al inferior y al diferente.
Tenemos la necesidad de construir una democracia multicolor en Colombia, de que el pueblo sea constituyente, que decir decida, no simplemente proteste, de que el pueblo pueda hacer en realidad el dueño del poder que es como se define una democracia “Kratos poder demos pueblo”, democracia significa pueblo dueño del poder.
Si la mayoría del pueblo de Colombia, empezando por nuestros niños y niñas no querían que mataran en la plaza y que la gente adulta se divirtiera aplaudiendo y compañeros blancos, la sangre de un ser viviente se riera y se alegrara con esa muerte. Pues tenemos que decir hoy que esa resistencia ha triunfado, por ahora. La posibilidad del retroceso está presente.
Al alcalde de Bogotá lo quería hacer retroceder un magistrado, no recuerdo su apellido, que le encantaba venir a esta plaza a divertirse y que a pesar de su gusto personal no se declaró impedido y en cambio se influenció para que la mayoría de la Corte votara en contra de lo que hacía la Alcalde tratando de obligarlo a hacer corridas de toros en la ciudad de Bogotá.
Y me pareció injusto porque ya la justicia en el caso del Consejo de Estado se había atrevido a ir adelante; había dicho en una de sus sentencias que nosotros cumplimos. Por cumplir sentencias del poder judicial nos han atacado y hasta nos echaron de esta Alcaldía de aquí, que los seres animales eran seres sin tientes y por tanto tenían derechos.
La naturaleza tiene derechos independientes a nosotros
Y ese principio judicial que debe terminar en un gran concepto: la naturaleza tiene derechos independientes a nosotros, y que hay que respetar esos derechos y que la misma Corte Constitucional ha logrado concretar en sentencia judiciales a partir, por ejemplo, de otorgarle derechos al río Bruno, de otorgarle derechos al río Atrato, de considerar que el árbol, el bosque, el pájaro, el animal, la vida diferente a nosotros, tiene derechos iguales que nosotros.
Está llegando a un camino que es fundamental y que nosotros hemos levantado como una bandera política y es que los seres humanos no podremos convivir entre nosotros mismos, no podremos abrazarnos en paz, no podremos reconciliarnos, tema que tanta falta le hace a la sociedad colombiana, si no somos capaces de reconciliarnos con la naturaleza.
Bogotá necesita reconciliarse con el río Bogotá. ministra Susana. Bogotá necesita reconciliarse con los árboles algo se ha hecho los cerros orientales y hay que decirle a Peñalosa que tuvo razón en eso, pero no tiene razón en su idea de qué los bordes de Bogotá como la reserva Thomas van der Hammen o como el bosque seco del sur no existan y que sean aplastados por el cemento y la urbanización.
De esa manera no sólo está afectando el árbol, no solamente se está afectando la tierra blanda, no solo se está afectando la quebrada y el agua y el humedal sino que nos estamos afectando nosotros, porque si se proyecta la crisis climática en el tiempo, y no se hace nada, la vida en Bogotá será cada vez más difícil, cada vez más sin gracia, cada vez más sin oxígeno cada vez más difícil para nuestros hijos, nuestras hijas y nuestros nietos.
Por eso este logro tiene una importancia: decirle a toda nuestra niñez y decirle a toda nuestra juventud que puedan vivir épocas peores que las que ya nosotros hemos vivido, muchísimo peores, en una catástrofe climática que ojalá no vivamos, que no llegue.
Pero la única manera de no llegar es cambiar nuestra mentalidad, una mentalidad que respete la vida ajena sea humana, o sea natural diferente a nosotros, que respete las culturas diferentes; que respete el árbol, el agua y el planeta.
Que respete la vida en general, porque es lo único que nos va a permitir, y habrá que cambiar tecnologías y habrá que cambiar consumos y habrá que cambiar el modo de producción y las relaciones sociales entre los seres humanos alrededor de la producción.
Es la única manera para que en este planeta pueda seguir existiendo una humanidad y quizás en algún momento, cuando nos dejemos de matar entre nosotros y no haya más bombardeos a niños niñas y bebés en Gaza, ni en ninguna parte del mundo, podamos mirar las estrellas como nuestra verdadera misión de llevar esta vida tan hermosa que hay aquí hacia los seres inertes que nos rodean.
Esa es la verdadera misión de la humanidad y se hará si tenemos un pensamiento y unos cerebros comunes solucionando los problemas de la ciencia, de la técnica y ese momento sólo llegará si somos capaces de respetarnos entre nosotros, si un pueblo no invade al otro, si no lo bombardea, si no lo mata, en últimas palabras si la codicia deja de ser en la humanidad y es reemplazada por el culto a la vida.
Es la vida la que está por encima de la codicia y eso es lo que se demuestran en este momento y en este lugar de esta plaza que dejará de llamarse la plaza de toros de La Santamaría y empezará a llamarse la plaza de La Santamaría, tal cual cambiamos el nombre de la Santa Inquisición que había puesto ese terrible edificio que hay en Cartagena donde torturaban a los seres humanos y ahora se llama el Edificio Benkos Biojó, que es el gran líder de la libertad del pueblo negro que comenzó en Cartagena.
El edificio Benkos Biojó ojalá nos inspire para que esta plaza tenga otro nombre no sé si de La Santa María y en esta plaza se pueda llenar de cultura de deporte quizás, de vida no de muerte.
Ese es el cambio de mentalidad que a partir de hoy empezamos a ver en la misma ciudad de Bogotá y que no puede retroceder y para ello se necesita fuerza, se necesita movilidad social, se necesita un pueblo vivo también, que sepa que su vida depende de la acción común, de lo colectivo, que su vida depende de salir a la calle, de votar también, pero sobre todo de tener poder y ejercerlo, no más fuerte en el centro de la ciudad de Bogotá porque en el centro del país, siendo la vida su reina, podremos decir con certeza que estamos construyendo una Colombia potencia mundial de la vida y una Colombia el país de la belleza gracias muy amable por haberme escuchado. Nos vemos hasta la próxima muy amables, muchas gracias.