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La casona, ubicada en el barrio Santa Teresita, fue el epicentro de los actos conmemorativos que se desplegaron a lo largo de la jornada y que tuvieron, a la 1:05 p.m., su máxima expresión alrededor de la tumba del líder liberal asesinado, en un complot político con participación internacional, el 9 de abril de 1948.

En la lápida de mármol blanco de su tumba, donde está enterrado de pie, se data su nacimiento en 1903, pero los símbolos alfa y omega reemplazan la fecha de ese fatídico 9 de abril. Cerca de cien personas guardaron un minuto de silencio para honrar su memoria. 

A esa hora, el vicedecano de Investigación y Extensión de la Facultad de Derecho de la UN, Alejo Vargas, presentó un documento cronológico sobre la vida y obra de Gaitán Ayala y su legado, que hoy pervive. Este 9 de abril, también se conmemora el Día Nacional de Víctimas, que la Ley 1448 de 2011 instituyó.

“Soy hijo de liberales gaitanistas santandereanos, así que la vida de Jorge Eliécer Gaitán ha tenido un influjo bastante grande en mi vida académica y personal”, dijo Vargas. 

Vargas ofreció el dato más preciso sobre la fecha de natalicio de Gaitán, el 23 de enero de 1898, cuando la efervescencia nacional iba a desencadenar la guerra de los Mil Días, e hizo referencia a sus raíces, a su padre Eliécer Gaitán Otálora, radical liberal y luego vendedor de libros de segunda, y a su madre, Manuela Ayala de Gaitán, maestra de escuela y progresista en los albores del siglo XX, cuando las ideas de avanzada eran muy mal vistas en labios y en el alma de una mujer. 

El futuro líder político ingresó a la Facultad de Derecho de la UN, en febrero de 1920. Allí comenzó a forjar su vida académica de abogado, título que recibió en 1925. Y ya su carácter de defensor de las masas se hizo evidente con su participación en las marchas de los sastres bogotanos, que armaron un paro para detener la importación de uniformes militares hecha por el Gobierno de entonces y que generaría desempleo y hambre. Luego viajó a Roma, donde se recibió de doctor en jurisprudencia del Instituto Nacional de Roma, que presidía Enrico Ferri, el jurisconsulto y maestro afamado de aquellos tiempos y que se convertiría en su amigo. 

Gaitán regresó al país, fue diputado de la Asamblea de Cundinamarca, concejal de Bogotá, alcalde de la ciudad, ministro de Educación y Trabajo y, finalmente, candidato a la Presidencia y líder político hasta el día de su muerte. Siguió ejerciendo el derecho hasta un día antes de su asesinato, cuando salió de su oficina particular, ubicada en el hoy derruido edificio Agustín Nieto Caballero, en la esquina de la Avenida Jiménez con carrera 7.ª (allí ahora funciona un McDonald”s y el complejo  Nemqueteba, construido en los sesenta). En plena acera, donde hoy están algunas placas conmemorativas, fue interceptado por Juan Roa Sierra, el señalado asesino. No obstante, y al igual que otros magnicidios, como el del presidente de Estados Unidos John F. Kennedy, hay dudas que nadie ha podido resolver y que permanecen en las sombras de los tiempos. Por ejemplo, dos de las cuatro balas que le quitaron la vida, entraron, atravesaron y salieron del cuerpo y volvieron a entrar por su espalda, en una trayectoria imposible. Por eso, se esbozó la teoría de un segundo y hasta un tercer pistolero. 

La Casa Museo  

El coordinador de la Casa Gaitán, que hace parte del Sistema Nacional de Patrimonio Cultural y Museos de la UN, Jeffer Buitrago, dijo a Agencia de Noticias que el objetivo de la actividad que se adelanta en este recinto histórico es preservar la memoria histórica sobre este suceso y sus consecuencias.  

“Desde el 31 de marzo de 2005, la UN se encuentra a cargo de este espacio patrimonial. Aquí hacemos gestión al público, y la tenemos abierta de lunes a domingo, en diferentes horarios,  para resaltar el suceso más importante del siglo XX: el asesinato de Gaitán. Aquí hablamos de sus consecuencias y construimos memoria histórica para la nación”, dijo. 

El legado de Gaitán permanece vivo en los múltiples trabajos académicos desarrollados con base en su pensamiento político, económico y social. Por tanto, Buitrago afirmó que es importante rescatarlos y difundirlos, de forma equilibrada, entre la ciudadanía en general. 

“Es la historia del país y aún no se ha podido superar su crimen, con las múltiples consecuencias que tuvo y tiene en la actualidad, como el conflicto interno. La colección de la Casa Museo es una excusa para darle a conocer al visitante qué hay detrás de estas, qué historia sucedió y cuál es el legado de su lucha, de su trabajo”, afirmó. 

El ingreso a la Casa Museo es completamente libre. “Esta es una política del Sistema de Patrimonio Cultural y Museos de la UN, con el fin de dar mayor accesabilidad a todo el público”, añadió.

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