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El siglo XX, vió dos guerras mundiales donde murieron alrededor de cien millones de hijos de trabajadores y campesinos, y decenas de revoluciones obreras, populares, con millones de muertos por conquistar derechos y libertades. Cayeron imperios, monarquías y hasta el llamado III Reich, nazis; obreros y patrones fueron aprendiendo a dialogar. Surgió lo que llamaron el pacto socialdemócrata o el New Deal, que consistió en repartir las utilidades que generaba el crecimiento de la productividad, entre patrones y asalariados. El patrón entendió, después de todas las guerras del mundo, que si el trabajador ganaba más, él tambien ganaba más. Hubo paz. ¿Por qué en Colombia no hay un pacto social asi? ¿Por qué dejamos que la tierra fértil no produzca alimentos? ¿Por qué nos mantenemos en un atrasado siglo XIX, donde el patrón ganaba, por extenderle la jornada al trabajador? Así no es hoy en el siglo XXI. En este siglo se gana es por el crecimiento de la productividad alrededor de la inteligencia artificial y las energías limpias. Colombia debe ponerse en ese nivel. El conocimiento es productividad y la productividad es riqueza. ¿Queremos ser ricos?… pues produzcamos. ¿Los patrones quieren ganar? Vale. Pero como nos enseñó la historia y la humanidad, después de tantos millones de muertos: haciendo que las y los trabajadores ganen más realmente, y que la sociedad sepa más. No es extendiendo la jornada en el tiempo, no es sobre explotando, es logrando una vida digna para el trabajador y la trabajadora. Si el trabajador y la trabajadora viven una buena vida, pues el patrón será más rico. Esta es la regla de hoy del capitalismo. Lo demás es juegos de casino, especulación y lentejuelas con sus mafias asesinas incluídas. En Colombia han asesinado centenares de miles de trabajadores, la masacre de las bananeras a principios del siglo XX, se queda en pañales. La gobernanza paramilitar que no permitió que se aplicara la constitución de 1991, se construyó para matar y dominar trabajadores campesinos, mujeres y niños de las haciendas y de la ciudad, y nos volvimos el tercer país más desigual del mundo, y uno de los más violentos, en medio de la belleza esplendorosa de nuestra naturaleza y de la vida. En la consulta popular he invitado al pueblo a hacer un pacto social. Si vivimos en uno de los países más bellos del mundo, entonces que nuestra vida sea buena y digna. No pido sino que el dia termine a las seis de la tarde, que las familias puedan reunirse sábados y domingos y festivos y descansar o que se les pague más, si trabajan en esos días. Que la gente que labora tenga un contrato laboral y no una mentira de esclavistas. Estamos en el siglo XXI. Seamos modernos. El senado tiene aun la palabra, que no sea el senado romano de esclavistas, sino el senado de la república de la gente que trabaja.

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