28 de agosto de 1.963. MARTIN LUTHER KING “Tengo un sueño”

  • Se cumplen 55 años de uno de los discursos más famosos de la historia
“Tengo un sueño”
Decenas de miles de personas se reunieron en el Memorial de Lincoln (Washington) para escuchar el mítico discurso de Martin Luther King: ‘I have a Dream’. (Getty)

Por aquel entonces, Martin Luther King ya era un activista conocido en todo el mundo por su defensa de los derechos civiles. Hacía años que protestaba contra la desigualdad racial en Estados Unidos y había participado en múltiples protestas, manifestaciones y boicots.

La manifestación de Washington reunió a más de 250.000 personas y marcó un antes y un después en la historia de Estados Unidos. Poco después de esa Marcha se aprobaron leyes contra la segregación racial y se concedía el derecho a voto a la población afroamericana.

Pero sobre todo, aquel día será recordado por el discurso de Martin Luther King: ‘I have a dream’ [Tengo un sueño] se convirtió en el lema todas aquellas personas que sueñan con cambiar las cosas para vivir en un mundo más justo.

Recordamos algunos de los pasajes más emblemáticos de ese discurso.

A día de hoy es evidente que América no ha cumplido su promesa con los ciudadanos de color. América ha dado a los negros un cheque fraudulento, un cheque devuelto con las palabras “sin fondos”. Pero no nos creemos que el banco de la justicia esté en quiebra. No nos creemos que no haya fondos disponibles en las arcas llenas de oportunidades de esta gran nación

Es hora de hacer realidad las promesas de democracia. Es hora de salir del oscuro y desolado valle de la segregación para llegar al soleado camino de la justicia racial. Es hora de sacar a nuestro país de las arenas movedizas de la injusticia a la sólida roca de la hermandad

A pesar de las dificultades a las que nos enfrentaremos hoy y mañana, todavía tengo un sueño. Es un sueño profundamente enraizado en el sueño americano. Tengo un sueño: que un día esta nación se pondrá en pie para vivir el verdadero significado de su credo […] que todos los hombres son creados iguales

Tengo un sueño: que un día mis cuatro hijos vivirán en un país en el que no serán juzgados por el color de su piel sino por su carácter

Esa es nuestra esperanza. Esa es la fe con la que regreso al Sur. Con esa fe podremos tallar de la montaña de desesperación una piedra de esperanza. Con esa fe podremos transformar los acordes chirriantes de nuestra nación en una bella sinfonía de hermandad. Con esa fe podremos trabajar juntos. rezar juntos, esforzarnos juntos, ir juntos a la cárcel, luchar juntos por la libertad, sabiendo que un día seremos libres

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