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A mitad del año 2020, para Carmelita Vera Rincón fue muy extraño que su cultivo de maíz, que era el más numeroso, se secara de forma repentina y que el suelo de su parcela perdiera su habitual tinte verdoso por tonos ocres, propios de terrenos áridos.
Lo que nunca imaginó fue que aquellos cultivos que meses atrás lucían esplendorosos y prósperos estuvieran siendo carcomidos por el petróleo.
Su finca tiene siete hectáreas, está ubicada en zona rural de San Vicente de Chucurí, en la zona conocida como Pozo Nutria. Muy cerca de sus cultivos transcurría un afluente de aguas prístinas, hoy el panorama es otro, algunas áreas del suelo se hundieron y las venas de agua al día de hoy salen acompañadas de un grueso y pesado material oscuro y espeso.
A la conclusión que llegó Vera Rincón y su hijo Miguel Antonio Silva, fue que pudo existir un derramamiento de crudo que llegó a través del subsuelo hasta su parcela.
A esta circunstancia se sumaron otras que le hicieron temer que en Ecopetrol podrían conocer el motivo de la aparición del crudo.
“En el 2020, trabajadores de Ecopetrol pasaban por nuestras fincas a preguntarnos que si no habíamos visto algo inusual en nuestros terrenos, como crudo o cosas por el estilo”, manifestó la afectada.
Carmelita asegura que, en ese tiempo, los trabajadores visitaban la zona todos los días (con el permiso de ella), y trataron de hacer mantenimiento pero, a su juicio, el tratamiento fue infructuoso.
“En agosto de 2020 nos dimos cuenta de la situación por el hundimiento que había, se nos perdieron los cultivos y siembras de maíz, mango, limón, papayos y plátanos, todo eso se perdió”.
Miguel Antonio Silva expresó que están plenamente convencidos de que son “estragos de la perforación del pozo 45, ubicado relativamente cerca de la finca afectada, afectación que también impactó a la quebrada que está en la finca”.
Perdería la tierra
Esta familia, que demuestra gran preocupación por el riesgo que esto representa para sus tierras, señaló que no serían los únicos afectados, ya que una vecina ha instalado un poste de energía cuatro veces, y las fallas geológicas y la debilidad del subsuelo causa desviación o inestabilidad de esa estructura.
Aunque los afectados prohibieron el acceso a los trabajadores de la petrolera, señalan que a través de drones, técnicos de Ecopetrol realizan permanente monitoreo de la zona para saber qué está ocurriendo, en la “posible falla geológica donde fluye el crudo”.
Ante las dudas que han surgido de esta problemática, los afectados han acudido a profesionales independientes especializados en geología para conocer más a fondo este problema.
“Junto a un geólogo hemos recolectado muestras para llevarlas a un laboratorio de Bucaramanga, este sábado (hoy) nos estregan los resultados para verificar si es o no petróleo, ya que hace un tiempo uno de esos trabajadores dijó que era una emanación natural”, concluyó Silva.
La finca, que queda a 20 minutos de La Fortuna, se encuentra muy cerca a la zona donde el 2 de marzo el 2018 hubo una emergencia ambiental, allí durante un mes el pozo Lizama 158 de Ecopetrol empezó a emanar chorros de crudo arrasando todo a su paso, afectando las quebradas La Lizama, Caño Muerto y el Río Sogamoso, afluentes que fueron alcanzados en 24 kilómetros de tramo.
A raíz de esto y por el gran hundimiento de la finca, los afectados de este sector temen por lo que pueda pasar a futuro económico, y más si se cataloga la propiedad como zona de alto riesgo y sean evacuados.
Ayer en horas de la tarde en la Asamblea de Santander donde la Vicepresidencia de Ecopetrol socializó el proyecto piloto de yacimiento no convencional (Fraking) en el área de Puerto Wilches, un portavoz de Ecopetrol negó de manera tajante cualquier versión relacionando la aparición de petróleo en un predio privado del Magdalena Medio Santandereano con daños provocados por un pozo convencional, y que sería categóricamente falso afirmar que se trate de daños colaterales producidos por prácticas clandestinas de fraking en la región.
Se refirió concretamente a la denuncia, en la cual la propietaria, de un inmueble de carácter privado ubicado en zona rural del municipio de San Vicente de Chucurí, denunció en nuestras páginas la aparición de una material viscoso, de apariencia oscura, que a su juicio podría ser petróleo.
“Es un rezumadero natural, en esta región de Santander tenemos 76 rezumadero s naturales, este sería el número 77. Son bancos de crudo que se vierten a la superficie después de abrirse paso por el subsuelo, sin la intervención del hombre o de máquinas, mucho menos de perforaciones”, explicó a EL FRENTE el portavoz de la estatal petrolera.
Además, indicó que si bien el rezumadero no tiene que ver con las actividades de producción, la empresa se ha comunicado con la propietaria del inmueble para atender la contingencia, labores que realiza Ecopetrol en esfuerzo del cumplimiento de su política de responsabilidad social.
En otras palabras, Ecopetrol explica que no está en la posición jurídica de resarcir o reparar, en la medida en que Ecopetrol no puede hacerse responsable de los rezumadero s naturales, pues estos son característicos de la geografía de la zona y no aparecen por acción u omisión de algún proceso propio de la extracción de hidrocarburos.
En esa gestión de responsabilidad social, Ecopetrol informó a EL FRENTE que llegó hasta el predio de la quejosa y allí practicó, hacia el mes de diciembre y en una ocasión, labores de contención y limpieza del área afectada, y que en dicha oportunidad recogió muestras para establecer las características del material viscoso.
Sin embargo, “desde hace mes y medio, Ecopetrol no ha podido avanzar con las actividades de seguimiento, inspección y limpieza del rezumadero natural de petróleo en la vereda Nutrias II en San Vicente de Chucurí, debido a las exigencias de compensación económica por parte de la propietaria del predio La Parcela”, explicó la estatal petrolera.
Agregó que “a pesar de que el rezumadero no está asociado ni a la infraestructura ni a las actividades de operaciones de producción de Ecopetrol del Campo Nutrias, la Empresa realiza las actividades mencionadas en concordancia con su política de responsabilidad social y ambiental, y con el direccionamiento de la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla)”.
La Empresa precisa que el brote de petróleo le fue reportado por la propietaria en 2020 y desde ese momento inició las actividades para identificar su origen dado el conocimiento especializado que posee en el manejo de hidrocarburos.
“El riesgo es que, de no adelantarse estas labores, se impactarían recursos naturales presentes en el área y especialmente, el recurso hídrico por eventual afectación con hidrocarburo proveniente del rezumadero”, explicó el portavoz de Ecopetrol.
De acuerdo a los análisis de caracterización geoquímica del hidrocarburo del rezumadero, y a las evaluaciones de geología de la formación, el brote corresponde a un rezumadero natural y no está asociado a las actividades de producción.
En su explicación, la fuente oficial de Ecopetrol señaló que el pozo más cercano al rezumadero es el Nutria 45, el cual se encuentra operando normalmente, y no ha registrado ningún tipo de contingencia operativa o ambiental, por lo que la compensación económica que solicita la propietaria no es procedente.
Los hechos ya han sido reportados a la Anla, a través de la herramienta Vital, en cumplimiento del decreto 321 de 1999, a la alcaldía de San Vicente de Chucurí, Corporación Autónoma Regional de Santander y Consejo Municipal de Gestión del Riesgo de Desastres de San Vicente de Chucurí, entre otras instituciones.
En la región del Magdalena Medio los rezumaderos o manaderos de petróleo se registran desde tiempos históricos. En la actualidad Ecopetrol tiene inventariados en
esta zona del país 76, de los cuales 52 están ubicados en Barrancabermeja, 12 en San Vicente de Chucurí, 11 en el Carmen de Chucurí y 1 en Rionegro.