En la UNAB, Armando Puyana y Alfonso Gómez, en bronce, para la historia, para siempre.
Me cruce en la vida, varias veces con estos dos santandereanos.
Gómez Gómez fue amigo personal de mi tío Leonardo, su compañero de Escuela y mi profesor de Instituciones Colombianas, cívica superior, en el Instituto Caldas, del cual egresé como uno de sus primeros bachilleres en 1.965.
Recién llegado de La Unión Soviética, Gómez Gómez me instruyó sobre Derecho Internacional, en las aulas recién abiertas, de lo que hoy es la Universidad Autónoma de Bucaramnga.
El jurista galanes me invitó a su grupo político. No pude aceptar, por cuanto ya me había comprometido con RODOLFO GONZÁLEZ GARCÍA.
Nunca me lo perdono
Armando Puyana como presidente de la Junta Directiva de la UNAB fue el personaje al otro lado de la mesa, cuando debatimos sobre matrículas, pensum y demás fundamentos de la Institución Educativa, en los gloriosos años de nuestra militancia estudiantil. Con su sensibilidad social, aún cuando no lo parecía, permitió que trabajadores que estudiamos en las primeras horas matutinas y noctunas pudiésemos seguir en los pupitres, cuando entendiendo nuestras justas reclamaciones y luchas, con marchas por las calles de Bucaramanga: congeló, por 6 semestre, el valor de las matrículas universitarias.
Y, al patio central de la llamada “Casa del Diablo,” primera sede de la Facultad de Derecho de la Unab, con el valor civil que lo caracterizaba llegó a una asamblea permanente, a darnos la buena nueva de como había escogido a JOSÉ MANUEL ARIAS, el mejor penalista de todos los tiempos en Santander, como nuestro nuevo decano, cuando estábamos en paro, ante el retiro intempestivo del doctor JORGE ORDUZ ARDILA
Gómez Gómez fundó, con otros ilustres masones el Instituto Caldas, plantel que en 1969 dio origen a la Escuela de Administración y Finanzas (Edaf) y que luego se transformó en la Institución que conocemos hoy y que presta servicios de educación preescolar, básica y media en el Instituto Caldas Centro Educativo “Alfonso Gómez Gómez”; y técnica profesional, tecnológica, profesional y de posgrados en la UNAB.
Cuando necesitaron un mecenas, acudieron a ARMANDO PUYANA PUYANA, quien lo ha sido hasta después de su muerte
Armando Puyana Puyana falleció el 17-06-2007, a la edad de 86 años., de un paro cardiaco cuando recibía atención médica en la clínica Carlos Ardila Lulle, de Floridablanca. Fue velado en el auditorio de la UNAB.
Empezó su vida como comerciante, luego empresario y en sus últimos cincuenta años se dedicó a la construcción de viviendas para los estratos, cinco Y seis, al igual que centros comerciales.
MECENAS del Instituto Caldas y de la Universidad Autónoma de Bucaramanga.
Durante más de veinte años escribió para los diarios EL TIEMPO y Vanguardia Liberal
Sus ancestro Don David
Don David Puyana Figueroa fue el propietario de las fincas: Cañaveral, El Tambor, La Cristalina, Holanda y La Mariana, entre otras.
La tarea de desglosar al primer Puyana en Santander es bastante dispendiosa, por eso inició desde la vida de don David Puyana Figueroa, hijo de José Puyana y Ramona Figueroa.
Muchos en la ciudad lo han oído nombrar, una casa lleva su nombre y un busto en su honor hace parte del mobiliario del Parque Los Sarrapios.
Nació en 1829 y murió en 1909. Quedó huérfano a los 7 años y siempre fue un defensor del liberalismo. Se casó con Manuela Martínez con quien tuvo 12 hijos.
El legado que dejó a sus hijos, nietos, bisnietos y tataranietos fue muy grande, pues fue un reconocido artesano, exportador y hacendado.
Emilio Arenas en su libro ‘La casa del diablo’ exalta su capacidad empresarial: “Activo, organizador, dotado de gran visión y agricultor. Dirigía personalmente sus negocios. Viviendo en el campo cuidaba de su hacienda de Cabecera del Llano y desarrollaba sus negocios. Ya casado vivió en los primeros cerros al oriente del llano, en los lugares donde transcurrió su niñez y quedaban sus recuerdos, en tierras que fueron de su padre y de su abuelo. El pensamiento, la acción y la palabra no eran en él acciones aisladas. Su vida cumplía al pie de la letra el refrán de sus paisanos cuando decían: ¡esto es diciendo y haciendo!”.
Precisamente ese talante, el ser propietario de muchas tierras y el éxito en sus negocios hizo que entre muchos naciera el mito que tenía un pacto con el diablo.
Alfonso Gómez Gómez nació el 12 de marzo de 1921, en Galán, Santander y murió el 17 de Abhril de 2013, de un paro cardíaco cuando descansaba en su casa.
Abogado graduado en la Universidad Libre de Bogotá. Fue Concejal, diputado, representante a la Cámara por el departamentno de Santander, Senador de la República, Embajador de Colombia en China, la ex Unión Soviética y Uruguay. Fue dos veces Alcalde de Bucaramanga, y dos veces Gobernador de Santander sucediendo a Eduardo Camacho Gamba y Alberto Montoya Puyana
Gómez fue Presidente de la Junta directiva de la Universidad Autónoma de Bucaramanga (UNAB), Presidente honorario de la Academia de Historia de Santander y miembro de la Academia Colombiana de la Lengua (ACL).
En la plazoleta Los Fundadores de la Unab se develaron los bustos de Armando Puyana Puyana y Alfonso Gómez Gómez. En la foto están: Rafael Ardila Duarte, presidente de la Junta Directiva de la Unab; Tiberio Gómez Bohórquez, hijo de Alfonso Gómez Gómez; Juan Pablo Carvajal Puyana, sobrino de Armando Puyana Puyana; y Alberto Montoya Puyana, rector de la Unab.