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Además de envenenamiento de cóndores, en esta área protegida continúa la tala de plantas nativas

.La más reciente sucedió en el sitio El Ático, en la vereda Tulí, jurisdicción del municipio de Cerrito, en límites con Concepción.

Cerca de tres hectáreas de frailejones y demás flora nativa fueron arrasadas por un campesino con un tractor para extender sus cultivos de papa y mora.

En el momento de la visita técnica estaban cultivando mora, pero en ese lugar se veían cultivos de papa”, dijo a el ingeniero forestal Iván Rodríguez Niño, técnico de la Corporación Autónoma Regional de Santander (CAS).

El funcionario verificó el daño ambiental en visita que practicó el 31 de mayo atendiendo una queja anónima.

Aclaró que esta es una práctica común en la zona de páramo: “Arrasan con todo lo que hay ahí. Se han tractorado zonas aledañas en ese sector”.

El coordinador de la CAS en la Regional García Rovira, Jairo Rincón Hernández, agregó que además de la destrucción de la flora nativa, hay un impacto ambiental negativo con el uso de agroquímicos, especialmente en los cultivos de papa.

Pero esta no es la única práctica que está poniendo en riesgo el ecosistema del páramo de Almorzadero.

La cría de ovejas y cabras ha provocado un conflicto entre campesinos y la fauna silvestre que se creía superado en 2014.Entre el 30 de mayo y el 1 de junio pasado fueron hallados tres cóndores intoxicados, al parecer con carroña envenenada, en el municipio de Cerrito, en los sectores Siote, Sinsalí y Mortiño, en las veredas Tinagá, Platería Baja y Boyagá, respectivamente.

En total, seis cóndores han sido envenenados en el ese ecosistema estratégico entre 2006 y 2021 y uno más fue hallado muerto con esquirlas en una de sus alas el 23 de febrero de 2019, en el sector de Mortiño.

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