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A los 80 y un poco más de años, murió el legendario dirigente comunista, JUAN CAMPOS.
Juan fue un revolucionario ejemplar desde los años 60 en Santander y el país.
Dirigente sindical, popular, miembro del comité Central del partido Comunista, fundador de la Unión Patriótica y concejal de Bucaramanga por los tiempos del llamado “concejo admirable”, junto a RODOLFO GONZÁLEZ GARCÍA, GILDARDO JIMÉNEZ GÓMEZ, JOSÉ MANUEL ARIAS CARRIZOZA, AIFONSO GÓMEZ CASTAÑO, ENTRE OTROS
CAMPOS ES recordado como un descollante concejal de Bucaramanga durante dos períodos por la Unión Nacional de Oposición –UNO− en representación del Partido Comunista de Colombia –hoy Colombiano− y por la labor de apoyo y soporte a todas las luchas sociales y sindicales de los años 70 y 80 del siglo pasado en Bucaramanga y los municipios de su área metropolitana.
La población de esta zona recuerda los enérgicos debates librados desde el Concejo municipal de la capital santandereana (siguiendo la orientación leninista de convertir el parlamento en verdadera trinchera y tribuna), el liderazgo en la movilización por los servicios públicos –en especial el gas combustible− y contra las escandalosas tarifas, las luchas por la municipalización del acueducto, por las labores para frenar la erosión de las escarpas occidentales y las jornadas contra las tarifas de valorización; pero también su trabajo como asesor en las negociaciones de innumerable cantidad de pliegos de peticiones sindicales que arrojaron formidables conquistas laborales para los asalariados.
El un reciente acto de homenaje se escuchó con atención las opiniones de Juan Campos sobre la situación nacional, de la que está al tanto pese a su exilio; las observaciones sobre la situación internacional, y en especial de los procesos de Cuba, Venezuela y otros países latinoamericanos, y sobre las labores de solidaridad y de rescate del pensamiento bolivariano y latinoamericano.
Reconoció la necesidad de luchar por el cambio del nombre de nuestro departamento, que debería exaltar la memoria de los Comuneros y en especial de José Antonio Galán, y no la del truchimán, conspirador y apátrida Francisco de Paula Santander, entregado a los colonialismos británico y norteamericano de su hora, contra las previsiones universales y patrióticas del Libertador Simón Bolívar. Resaltó la importancia del Acuerdo de La Habana y la participación de FARC ahora como partido político legal, aunque recordó lo que ha sido la trágica historia de Colombia signada por las traiciones a los pactos con los humildes por parte de las castas dirigentes y la criminalidad de que ha hecho gala el bloque oligárquico a lo largo de los años.
Fue un acto sobrio pero efusivo con el compromiso de seguir ayudando en el avance de los sectores populares, revolucionarios, democráticos y alternativos para Colombia.