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Declaraciones de Salvatore Mancuso en su última audiencia ante la JE

Este martes 16 de mayo fue el último día de audiencia de Salvatore Mancuso en la JEP. Allí, desde la semana pasada, el exjefe de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) trató temas como el de las alianzas entre civiles funcionarios, militares y paramilitares en las que incluían ayudas políticas, economías y hasta en masacres.

De acuerdo con lo señalado por Mancuso, los paramilitares incidieron de manera directa en elecciones al Congreso y en elecciones de presidencia del 2002. Incluso expresó el apoyo que tuvieron a Horacio Serpa, el presidente Pastrana y de Uribe.

“Las Autodefensas intervinieron de manera directa en las elecciones al Congreso el 10 de marzo del 2002 y también en las elecciones de mayo del 2002 de presidencia. Solicito que estos temas podamos hablarlos en privado, su señoría, y también hubo apoyos en elecciones a Horacio Serpa, al presidente Pastrana y a Uribe”, expresó este lunes.

En su relato, Mancuso también destacó que estos apoyos no solo fueron nacionales, sino además regionales al reafirmar algunos nombres de políticos como “Eleonora, Miguel Alfonso, Mario Salomón, Zulema, Juan Manuel López Cabrales, Julio Manzur, todos en el departamento necesitaban hacer algún tipo de pacto con las autodefensas».

Salvatore Mancuso sobre las masacres de las AUC

Sobre varias masacres cometidas por paramilitares, Mancuso se refirió a la ocurrida en Tibú, Norte de Santander, en 1999 y expresó que allí hubo coordinación con la fuerza pública: «en todas estas acciones hubo coordinación tanto con Policía como Ejército. Los pobladores pueden dar fe que convivíamos».

Con relación a 14 masacres en la región de Montes de María, Bolívar, entre 1999 y 2001, Mancuso dijo: «efectivamente tuvimos coordinación en casi todas estas operaciones, todas de la mano de altos mandos militares como el vicealmirante Rodrigo Quiñonez Cárdenas, el mayor Juan Bautista Cárcamo, el coronel Ricardo Díaz Granados Mantilla, el mayor Zea, de inteligencia, el capitán Estupiñán. Estuvo el capitán Pastrana y el cabo Barreto, que participaron directamente mezclados, Infantería de Marina con autodefensas.

En relación con las masacres de La Granja y el Aro, Antioquia, en 1996 y 1997, Mancuso reconoció que «hubo coordinación desde un año antes de la operación. Yo personalmente estuve reunido con el general Manosalva. Hubo coordinación con las tropas sobre el terreno».

Al ser consultado sobre si estas acciones tenían un correlato con algún plan oficial o si eran desligados. Mancuso reiteró: «había un plan coordinado. Es imposible mover mil hombres en una zona si no hay un plan coordinado con la fuerza pública».

Luego que mancuso afirmara que tenía más nombres sobre hechos concretos involucrados en las masacres y otras ilegalidades, el magistrado suspendió la diligencia para realizarlo de la manera privada.

Alianzas entre las AUC y el DAS

Durante la cuarta y última audiencia en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), Salvatore Mancuso se refirió a la alianza que tuvieron los paramilitares y el extinto Departamento Administrativo de Seguridad (DAS).

Según relató el exjefe paramilitar, las alianzas con el DAS se dieron desde los años 1988 y 1989, donde incluso tuvieron colaboradores como Emilio Vence Zabaleta, el coronel Rafael Orozco, que incluso fue jefe de seguridad de Urrá en 1991 y Rómulo Betancourt, en 1996.

Mancuso expresó que esta alianza tenía la finalidad de suministrar información sobre aquellas personas que se consideraban objetivo militar, “se compartían listas para ejecuciones que se hacían de manera extrajudicial. Eran asesinatos cometidos en un principio por Los Tangueros».

Al ser indagado por quienes eran estos objetivos, Mancuso declaró que el exdirector del DAS José Miguel Narváez, declaró contra el hoy presidente de la República, Gustavo Petro, y el Canciller Álvaro Leyva por sus tendencias políticas.

“Hubo apoyos a Horacio Serpa, Andrés Pastrana y Álvaro Uribe” :

Salvatore Mancuso

HORAS y horas lleva la declaración de Salvatore Mancuso ante la JEP.

Impresionante.

Ni la más depurada producción de Hollywood, ninguna serie de Netflix presenta algo similar.

La narración es precisa y cálida, cercana al auditorio: víctimas sobrevivientes de masacres y desplazados por órdenes del declarante.

Silenciosos ellos siguen las palabras del delincuente en tiempo real emitidas desde una prisión norteamericana. Observan al hombre de gruesas gafas, con barba en herradura blanca sobre la piel tostoda que da el Caribe colombiano.

Serenas casi candorosas, pero firmes, perentorias las magistradas de la JEP preguntan con recato y escuchan con atención. No interrogan, conducen la narración que parece tentada a dispersarse.

Mancuso describe su trayectoria paramilitar de forma escueta, franca, sin esfuerzo. Las atrocidades son contadas en un tono que recuerda pasajes de «La Violencia en Colombia», aquel estudio de la desgraciada guerra nacional que efectuaron Fals Borda, Umaña Luna, monseñor Guzmán, entre otros.

La transmisión por las redes sociales en directo, se expande vertiginosamente por la infoesfera, cubre la galaxia internet.

Abundan los comentarios, se agita el ambiente, ruedan los comentarios y, los implicados, reciben el repudio ciudadano. Algunos, cada vez menos, intentan dar explicaciones, justificar pero la mayoría cae en el insulto cuando no en un abatido silencio.

Cunde la desmoralización de los sectores adeptos a la derecha criminal. Los violentos, los simpatizantes del narcotráfico, los ignorantes promotores del odio insensato, no se repondrán fácilmente del golpe psicológico que les conlleva la catarsis de Mancuso.

Por su boca el país se entera de nombres, hechos, conspiraciones, matanzas, atentados, tráfico de armas, conciábulos y crimes que involucran a militares, políticos, funcionarios, empresas y empresarios.

Una confesión completa, detallada y verídica que conmueve e impacta la conciencia de nuestra sociedad por mucho tiempo. Ver menos

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GUSTAVO PETRO, PRESIDENTE DE COLOMBIA:

“Se confiRma plenamente mi debate parlamentario sobre el paramilitarismo en Antioquia del 2007. El paramilitarismo no fue sino una alianza del narcotráfico con buena parte del poder político y económico de Colombia y un sector de la prensa tradicional para desatar un genocidio sobre el pueblo. La mentalidad paramilitar se adueñó de un sector importante de la sociedad colombiana que cree que hay que eliminar la diferencia. Esa mentalidad paramilitar en parte de la sociedad es el fascismo a la colombiana.

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Me arrepiento con vergüenza profunda: Mancuso admite que desaparecieron personas en hornos crematorios Mancuso pidió al Gobierno de Colombia buscar y recuperar los restos de víctimas que, según él, se encuentran enterrados en fosas comunes del lado venezolano de la frontera”: MANCUSO

Mancuso confirmó que “más de una docena de comandantes de autodefensas tuvimos convivires. Pero no necesitábamos tampoco tener demasiadas sino promover que otras personas las crearan y fueran punto de apoyo de nuestra expansión, como Jorge Gnecco

Sobre la estrechez de los vínculos entre paramilitares y miembros de la fuerza pública, Mancuso anotó adicionalmente que “entre todos nosotros nos llamábamos ‘primos’ porque éramos una sola familia. Estábamos aliados en una lucha contra el enemigo interno: la guerrilla”

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