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Ambos eran la representación del Gobierno de Cambio.
Ella, joven, brillante y de inocente apariencia, era la hiperactiva mano derecha del presidente. Más allá de sus ideas políticas, todos la admiraban, más siendo una cara nueva en las cumbres solitarias del poder.
Él, alejado de la capital por encargo del presidente, parecía destinado a convertirse en el motor de la reactivación de las relaciones con el país vecino