Al despedirse del PERÚ, afirma Francisco: “LA CORRUPCIÓN LO INFECTA TODO, siendo los POBRES y la MADRE TIERRA los más perjudicados”
Prédicas religiosas elevadas al cielo, destinadas a los fieles, y mensajes terrenales que muestran a un Papa consciente de la realidad de cada país que pisa. No siempre habla a gusto de todos, como demostró en Chile. Pero rara vez obvia los problemas locales que más duelen.
Francisco, en Lima, aprovechó que tenía sentados a dirigentes políticos y relevantes personajes de la vida nacional en el palacio presidencial, para hablar del “virus” de la corrupción.
“Cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este continente ese virus social, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los pobres y la madre Tierra los más perjudicados”, aseguró.
El Papa se concentró en criticar a la política. “No descuidemos el futuro de la dirigencia de los pueblos. Si solo entienden el lenguaje de la corrupción, estamos fritos”, planteó con crudeza, “También está el fenómeno de los paraísos fiscales, muchos de los cuales están en América Latina, con este capitalismo liberal deshumano, donde se endeuda la gente”, remató.
“La crisis de valores es un problema que sufre América Latina, genera una gran desconfianza. El caso Odebrecht es simplemente una anécdota chiquita, el quid pro quo que no es la sana negociación política, sino te tapo esto y tú me tapas esto. Hay una crisis por corrupción. Uno llega a una posición y acusa de corrupto al anterior, y los dos tienen algo de razón”, llegó a decir, planteando que la corrupción se ha generalizado, algo que ya apuntó en el primer día de su visita.
El Presidente, Pedro Pablo Kuczynski, 79 años, debió asentir para sus adentros. Ex banquero de Wall Street, estuvo en diciembre al borde de la destitución por ocultar que su firma consultora recibió dineros de Odebretch cuando era ministro de Fernando Toledo, hoy día prófugo de la Justicia por cobrar sobornos de esa misma empresa. Como hizo Ollanta Humala, el anterior Presidente, ahora preso, igual que su esposa.
“Lo que se haga para luchar contra este flagelo social merece la mayor de las ponderaciones y ayudas. Y esta lucha nos compete a todos”, continuó diciendo Francisco.
“En el momento de la oscuridad, estas tierras supieron ponerse en movimiento y ayudarse como verdaderos hermanos. Hay cosas que no se improvisan y mucho menos se compran. El alma de una comunidad se mide en cómo logra unirse para enfrentarse a la adversidad y mantener viva la esperanza”.