LULA DA SILVA: “El condenado no soy yo, es el pueblo brasileño”. “LE DIGO A LA ÉLITE BRASILEÑA: VAMOS A VOLVER”, porque el fallo es “Una venganza por sacar a la gente de la pobreza”
El expresidente proclama ante miles de seguidores:
“Todo lo que están haciendo es para que no sea candidato, pero lo voy a ser”
Luego de la lectura del veredicto en Porto Alegre que ratificó su condena por corrupción, Lula da Silva se dirigió hasta la Plaza de la República en San Pablo para hablar ante cientos de seguidores en un acto organizado por líderes sindicales. “Los jueces saben que no cometí un crimen. Quiero que pidan disculpas por las mentiras que dijeron”, exclamó.
Da Silva dijo que la decisión de la justicia de ese país es una “venganza” por haber modificado la realidad económica y social de Brasil durante su presidencia.
“Esto es una venganza por sacar a tanta gente de la pobreza. Es una estrategia para transformar eso”, dijo Lula. “Nunca tuve la ilusión de ser absuelto, no esperaba otra cosa del tribunal de Porto Alegre”.
“Ellos saben que no cometí ningún crimen. Quiero que me pidan disculpas por las mentiras que dicen sobre mí. Quiero que digan cual fue el crimen que cometí”, agregó. “Le digo a la élite brasileña: vamos a volver. Vamos a probar que el pueblo no es el problema, sino la solución”.
Tras conocerse la sentencia Lula se dirigió a miles de brasileños reunidos en POrto Alegre.
Los tres jueces encargados de examinar la apelación presentada por la defensa del exdignatario coincidieron en desestimar íntegramente los alegatos de la misma y respaldaron el voto del relator Joao Pedro Gebran Neto, quien incluso elevó a 12 años y un mes de prisión la pena proferida por Moro (nueve años y seis meses de cárcel).
Al consumarse la votación unánime (3-0) a los abogados de la defensa les resta sólo la posibilidad -ante el TRF4- de solicitar explicaciones sobre algunos puntos del informe, a través de recursos de apelación, pero en ningún caso revertir la sanción.
Una vez agotados los recursos en esta instancia, podrán entonces recurrir al Tribunal Superior de Justicia y al Supremo Tribunal Federal (STF). La ratificación de la condena en el TRF4 no impide que Lula pueda formalizar ante el Tribunal Superior Electoral (TSE) su inscripción como candidato a los próximos comicios presidenciales, pues la misma solo pudiera ser impugnada cinco días después del comienzo del registro, el 15 de agosto venidero. En julio pasado, y en el caso relativo a un apartamento en la región del litoral de Sao Paulo cuya propiedad es atribuida a Lula aún sin existir elementos probatorios, Sergio Moro condenó al expresidente por presunta corrupción pasiva y lavado de dinero.
La pena fue dictada sin que ‘ninguna evidencia creíble de culpa fuera producida, mientras las pruebas abrumadoras de su inocencia fueron descaradamente ignoradas’, señalaron en su momento los abogados defensores Cristiano Zanin Martins y Valeska Teixeira Zanin Martins.
Por más de tres años, subrayaron, Lula ha sido objeto de una investigación que dejó en claro de comienzo a fin del proceso el sesgo y la motivación política de Moro, cuyo juzgamiento ‘avergüenza a Brasil’ al ignorar evidencias sólidas de su inocencia y al mismo tiempo violar continuamente derechos humanos básicos y del proceso legal.
En su descargo, el juez relator Joao Pedro Gebran Neto adujo que el caso de Lula difiere de todos los otros juzgados en el ámbito de la operación anticorrupción Lava Jato, por lo cual -dijo- ‘no se exige que quede demostrada su participación activa’ en los hechos por los cuales es acusado. Además, al referirse a la ausencia de elementos probatorios sostuvo que en este caso lo que da validez a la acusación es ‘la convergencia y coherencia de indicios’ de corrupción, por lo cual las pruebas indirectas adquieren igual valor que las directas.
En un editorial publicado esta semana, la revista Carta Maior anticipó la ratificación de la condena del expresidente y aseveró que ‘ejecutar a Lula es la contribución histórica de las togas al proyecto conservador para el Brasil del siglo XXI’.
“Todo lo que están haciendo es para que yo no sea candidato”, proclamó Lula. “Y ahora quiero ser candidato. Y donde quiero dar la batalla es en la conciencia de los brasileños.
Si presentasen algún delito que yo haya cometido, desisto de la candidatura. Quiero desafiar a los tres jueces que me condenaron a que presenten algún delito que yo haya cometido”.
El PT ha convocado para este jueves a su dirección en São Paulo y varios de sus miembros apuntan a que se estudiará aprobar oficialmente la candidatura del expresidente.
También la expresidenta Dilma Rousseff, que estos días ha estado junto a Lula para defender su inocencia, manifestó en una nota tras la sentencia: “Vamos a garantizar el derecho de Lula a concurrir a la presidencia de la República en las calles y en todos los rincones y ciudades de Brasil. Justo cuando nos golpean, como hoy, vamos a luchar aún más”.
El acto de apoyo a Lula había sido convocado con días de antelación, con independencia de cuál fuese la decisión del tribunal. Pese al mazazo de la sentencia, el expresidente no dejó de acudir para proclamar que no arroja la toalla y para repetir el discurso habitual, en el que se presenta como el defensor de los intereses del pueblo frente a la élite del país. Tanto fue así que llegó a proclamar: “Que sepáis que están acabando las ayudas a los estudiantes, que el trabajo con contrato va a dejar de existir… Quiero que sepáis que quien está en el banco de los acusados es Lula, pero quien fue condenado es el pueblo brasileño”.
El líder del PT volvió a afirmar que es la víctima de una conjura de los principales poderes del país.
“Ha habido un pacto”, dijo, “entre el poder judicial y la prensa para acabar con nuestra gobernanza del país.
No soportaban más la ascensión de las personas más pobres, no soportaban más la ascensión de la escolaridad”. “No tengo miedo de ir a la cárcel”, aseguró el expresidente, quien, en tono desafiante, agregó: “Quiero avisar a la élite brasileña que esperen. Esperen porque vamos a volver”.
Al acabar, entre el entusiasmo de la multitud, Lula invitó a los asistentes a dirigirse a la avenida Paulista, el lugar de las grandes concentraciones públicas en São Paulo.
LA DERECHA PRETENDE TOMAR LA CALLE, pero no tiene con quienes.
Durante la tarde, miembros de grupos de derecha habían paseado allí uno de sus iconos favoritos, un muñeco hinchable con la figura de Lula vestido de presidiario. Los convocantes eran algunos de los colectivos que el año pasado lograron sacar multitudes a la calle para reclamar la destitución de la presidenta Dilma Rousseff. Pero esta vez se reunieron apenas dos centenares de personas para celebrar la condena de Lula. Entre ellos, algunos portaban pancartas pidiendo una intervención militar, mientras otros exhibían camisetas en favor del líder de extrema derecha Jair Bolsonaro, el segundo mejor situado en las encuestas electorales detrás de Lula.