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1. Recuperamos el concepto de planificar la economía, en tanto asignamos recursos públicos/privados a objetivos priorizados predeterminadamente.
2. Recuperamos el principio que la riqueza nace de la producción al priorizar la asignación del crédito hacia sectores productivos: agricultura, industria.
3. Logramos un acuerdo de la banca sobre uno de los puntos fundamentales del programa de gobierno votado por el pueblo en el 2022: salir de un modelo económico extractivista fósil y pasar a uno productivo.
4. Logramos una innovación mundial al crear una comisión publico/privada que vigilará el avance del pacto de asignación de recursos del crédito. Una instancia así se escapa de las viejas visiones estatistas o neoliberales de libre mercado.
5. Al establecer un indicador similar al “gini” de crédito que mide la desigualdad económica de los beneficiarios, buscamos que la nueva asignación de crédito no solo aumente la producción sino que genere más equidad social entre las fuerzas productivas de la sociedad. Habrá más crédito barato proporcionalmente para los pequeños y medianos productores y productoras. Reconocemos que el peor gini de desigualdad del crédito, a pesar de existir inversiones forzosas, está en la agricultura, dado que las entidades del estado han sido cooptadas por grandes poderes y solo imitan el mercado en vez de equilibrarlo.
6. Los 55 billones de pesos que se pactaron son adicionales a la inversión forzosa en agricultura y a los que libremente ya asigna la banca a los sectores productivos. Se trata de un desplazamiento de crédito real a la producción y a los pequeños y medianos productores. Habrá un financiamiento barato para el Fondo Nacional del Ahorro y Bancoldex, con el fin de abrir nuevas políticas de crédito para mejoramiento de vivienda y para industria para la exportación y asociaciones productivas de la economía manufacturera popular.
7. La mayor asignación de crédito irá a la industria que llegará a sumar en total 163 billones para los 18 próximos meses. Allí son importante los créditos para la conversión de los empresarios industriales en autogeneradores de energía limpia.
Espero que este pacto, junto con la ley de financiamiento y el cambio de formula en energía eléctrica sirva de gran plataforma de relanzamiento del crecimiento económico colombiano y, por tanto, de la prosperidad para la totalidad de la sociedad colombiana.