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La ministra de Ciencias, Tecnología e Innovación, Yesenia Olaya hizo un llamado a la unión de “antropólogos, ingenieros, médicos, desde diferentes campos del saber, para generar soluciones integrales que reactiven los componentes culturales territoriales” de la hoja de coca, que va “más allá del posicionamiento y categorización como una materia prima de la economía ilegal; es un cultivo de interés científico-tecnológico y cultural para diferentes sectores económicos”.
En el marco del ‘Encuentro de Ciencia, Tecnología e Innovación sobre usos lícitos de la hoja de coca: paz y desarrollo para los territorios’ que se realiza en Bogotá, la ministra dijo que “estamos muy contentos con este diálogo científico, porque uno de los horizontes que hemos desarrollado en el Gobierno del Cambio, con el liderazgo del presidente Gustavo Petro, es fortalecer una sociedad del conocimiento. Para ello, necesitamos unir esfuerzos en torno a las investigaciones científicas y el desarrollo tecnológico que nos permitan dar respuestas urgentes a las problemáticas de las regiones del país”.
En el encuentro, en el que participan autoridades nacionales e internacionales, académicos, empresarios y representantes de la sociedad civil, la funcionaria destacó la importancia de fortalecer la investigación sobre la planta de coca para rediseñar su uso hacia un desarrollo sostenible que beneficie a las comunidades.
Para ello, expuso rutas de trabajo a corto, mediano y largo plazo para el cultivo en Colombia, como la etnobotánica, la etnofarmacología, y el análisis y extracción de bioactivos, entre otras técnicas, y destacó el potencial de la planta en sectores como alimentos, biocombustibles, cosméticos y farmacéuticos, con el apoyo de biotecnología, nanotecnología y genómica.
“La implementación de estas tecnologías puede ayudar a superar procesos de violencia estructural en Colombia y promover nuevos modelos económicos que impacten la agricultura y otros campos de innovación para la Paz Total”, agregó.
Zara Snapp, del Instituto RIA de Estados Unidos Mexicanos, subrayó que “se deben considerar tanto el uso medicinal como el científico. Dentro de estos marcos, es posible desarrollar diversos estudios, proyectos piloto y evaluaciones, siempre que se lleve un monitoreo riguroso y se documenten los resultados”.
“En el caso de la hoja de coca, tenemos la oportunidad de avanzar hacia una regulación nacional que fomente su uso en ámbitos medicinales, industriales y terapéuticos, siempre con una perspectiva de justicia social y poniendo a las comunidades indígenas en el centro”, dijo.