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En el acto de celebración de la firma del Acuerdo de Paz del 2016, el presidente Gustavo Petro Urrego trazó la meta para el 2025 de entregar 600 mil hectáreas de tierra fértil al campesinado colombiano y así aumentar las Zonas de Reserva Campesina, dos pasos fundamentales para avanzar en el desarrollo de la Reforma Agraria.
“A pesar del esfuerzo de este gobierno, la Reforma Agraria sigue en números lejanos. El dato global, usando diversos mecanismos normativos vigentes desde hace décadas, y lentos por naturaleza, tenemos un dato global de 300 mil hectáreas entregadas a campesinos de 3 millones que se pactaron. Es decir, hemos llegado al 10%”, dijo el mandatario en el acto realizado en la Plaza de Bolívar, al señalar que el gobierno anterior solo llegó a 4 mil hectáreas. 
En ese contexto, el jefe de Estado manifestó: “Aspiro a duplicar la entrega de tierras en Colombia; llegar a 600 mil hectáreas para el campesinado y maximizar las Zonas de Reserva Campesina, que van bien. Aspiro a que parte del crédito que manejan un 94% la banca privada fluya hacia las cooperativas campesinas”.
Dijo que para empoderar al campesinado es necesario acelerar la Reforma Agraria y que para hacerlo es necesario cambiar normas. 
“El Acuerdo de Paz dice, taxativamente, que se deben cambiar las normas que obstaculicen su cumplimiento”.  Sobre el particular, agregó que las tierras que debían estar en manos del campesinado para producir alimentos, en la actualidad están en poder de “descendientes de los paramilitares”.  
“Aquí se firmó una Reforma Agraria, pero no hay voluntad de hacerla, porque sus normas pasan por el Congreso, y cuando se han presentado las normas en el Congreso, los artículos se han perdido, se han detenido, no se han aprobado”, cuestionó.
El jefe de Estado manifestó que, si el Congreso no decide aprobar las normas que “faciliten el traslado de la tierra en manos de victimarios o de grandes poseedores improductivos al campesinado de Colombia”, no será posible cumplir el objetivo de entregar 3 millones de hectáreas, escrito en el Acuerdo.  En ese sentido, el presidente Petro impartió instrucciones al ministro del Interior, Juan Fernando Cristo: “no hay que inventarse mucho, solo hay que escribir, Ministro del Interior: que las mismas normas que se utilizan para obtener la tierra en la construcción de una troncal de Transmilenio, o del Metro en Bogotá, o de una avenida en cualquier gran ciudad del país, también se apliquen para obtener la tierra con fines de entrega al campesinado para producir alimentos, punto”.
Para lograrlo, agregó que “no se necesita inventar nuevas normas, se necesita aplicar las existentes para el caso urbano, en el caso rural y con el objetivo de la alimentación”.

La transformación del territorio

De otra parte, el mandatario advirtió que el proceso de transformación de los territorios a través de la implementación de los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) no se ha cumplido.
“Las inversiones destinadas a los PDET han tenido un resultado marginal en la transformación del territorio y la mayor parte, lo tengo que decir así, se lo robaron”, sostuvo.
Al respecto, el jefe de Estado indicó que “se invirtieron billones de pesos al transcurrir estos 8 años y cuando fuimos a mirar las obras —directamente de responsabilidad del director de Planeación Nacional— no están las obras. Y ya pasaron 8 años. Hubo anticipos, contratos firmados, hubo transferencias de la Nación para pagar esos contratos y las obras no están”.
Frente a esta situación, el presidente enfatizó que es necesario avanzar en la transformación de los territorios más afectados por la violencia y la pobreza.  
“Aspiro a que podamos demostrar en dos o tres territorios de Colombia que es posible su transformación de economías ilícitas a economías lícitas y de la violencia hacia la paz. Y que podamos mostrar que el Estado, con la ayuda de la ciudadanía y bajo el poder de la ciudadanía en esos territorios, puede sacar una región concreta de la violencia”, recalcó.
Por último, el presidente Petro hizo un llamado a la guerrilla del Eln a ser coherente “con el pensamiento del sacerdote y padre Camilo Torres Restrepo”.

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