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Los descendientes del general José María Melo han enviado una réplica a la columna de Daniel Samper Pizano donde cita a numerosos autores que critican al militar,
Daniel Samper ha calificado al general Melo, presidente de la República entre el 17 de abril y el 4 de diciembre de 1854 como una “tragicómica figura menor” al haber perpetrado un golpe militar y llama “fuerzas democráticas” a la oligarquía de los gólgotas y conservadores que se unieron para derrocarlo tras una guerra que duró casi ocho meses.
Menciona el columnista que “casi todos los libros de historia nacional califican a Melo de tirano y agrega “alguno incluso de dictador carnavalesco”. Luego cita a su primera fuente el historiador Víctor Paz Otero: “pintoresco”… “fanfarrón y feo”… “las tropas lo respetaban pero no lo querían”… “tenía mañas y procederes estrafalarios”… “le gustaban los penachos, los colores chillones”… “generoso hasta el derroche”… Y en su segunda fuente Carlos Lozano y Lozano: “Engreído y arrogante… muy cuidadoso del esplendor de sus uniformes e insignias militares… se dejaba llevar por arrebatos de cólera”. Con estos epítetos se pretende arrasar la memoria de un hombre que contribuyó a forjar la independencia de nuestros pueblos, que defendió hasta su muerte el legado del Libertador.
Debió leer Daniel Samper lo que dijo Carlos Lozano y Lozano en su conferencia sobre el golpe de cuartel de 1854, citando a Aníbal Galindo en la que describió al general Melo. “…es un honor para esta República, tan solícitamente preocupada por el decoro de sus gobernantes, que el general José María Dionisio Melo y Ortiz no hubiera sido, como lo pretenden algunos , un sargento bárbaro, ni un hombre señalado por el oprobio o de conducta sombría…era uno de los más distinguidos oficiales de la independencia, soldado de oficio, militar de honor, probado liberal”.
El historiador Cordovez Moure además reconoce que el general Melo era “pulcro en su persona…cuando se presentaba en la Plaza de Bolívar, al frente de su ejército para mandar la parada, parecía un mariscal francés por la elegancia de su uniforme y su postura militar”. Y sobre su manera de ser, lejos de responder a arrebatos de cólera “Melo era de carácter reposado, taciturno y tolerante; si hubiese sido agresivo lo habríamos pasado muy mal los que, instigados por la pasión política, nos burlábamos de él en su cara y lo provocábamos en todas ocasiones”.
El general Melo fue un soldado de las tropas libertarias de Simón Bolívar, desde sus 18 años se unió al Ejército Libertador, participó en las batallas de Bomboná y Pichincha en 1822, luego en las de Junín y en Ayacucho al lado del Mariscal Antonio José de Sucre que selló la independencia del Perú. Luego participó en el Segundo Sitio del Callao en 1825 y en la batalla del Portete de Tarqui en 1829.
El general Melo defendió la integración de nuestros pueblos como buen discípulo de Bolívar, fue expulsado de la Nueva Granada junto con el general Rafael Urdaneta, asilándose en Venezuela junto con Urdaneta y otros generales bolivarianos. Hizo parte de la Revolución de las Reformas por la reunificación con Colombia, que fue vencida, se le condenó a muerte y la pena capital se le cambió por su expulsión llegando a Europa.
Regresó Melo a Colombia y se integró a las Sociedades Democráticas que buscaban lograr gobiernos progresistas y reformistas, apoyó la campaña de José Hilario López, el primer presidente liberal electo en 1849, y la abolición de la esclavitud que se logró en 1851, los esclavistas conservadores se sublevaron y el general Melo con el apoyo voluntario de las Milicias Democráticas que integraban más de tres mil artesanos derrotó a los sublevados cuando amenazaban tomarse a Bogotá.
En el contexto de Daniel Samper reconoce que el general Melo se puso del lado de las sociedades de artesanos que protegían la producción nacional frente a la invasión de productos extranjeros. Los artesanos organizados en milicias en abril de 1854 le pidieron al Presidente Obando cerrar el Congreso, dominado por los conservadores esclavistas y clericales que se unieron a los gólgotas liberales partidarios de la libertad de importaciones, al no aceptar Obando, las Sociedades Democráticas, liberales draconianos, le pidieron al Comandante de las Fuerzas Armadas José María Melo asumir el poder.
Víctor Paz Otero reconoce que la situación social era explosiva, se hacían periódicos murales en los que se denunciaban las injusticias, en los que se “describía con realismo la situación opresiva y lastimosa que la miseria imponía sobre el pueblo”, en los muros los artesanos insurgentes escribían “PAN, TRABAJO O MUERTE”.
Reconoce Daniel Samper que era “la primera vez en la historia nacional que una clase distinta a la burguesía asumía la dirección del Estado” (Enrique Gaviria Liévano). Sin embargo cita a Cordovez Moure para desacreditar su efímero gobierno porque al caer “salieron a flote actos de corrupción administrativa por la rapacidad de Melo y sus secuaces”, lo descalifica entonces como “uñilargo con el erario”, “flojo militar” y acusado de asesinato. ¿No se pregunta por qué no fue procesado por ello? ¿Por qué se le deportó antes que ajusticiarlo como querían algunos de los vencedores?
En el texto en el que Daniel Samper cita a Cordovez Moure para denunciar la “rapacidad de Melo y sus secuaces” el propio citado afirma lo contrario: “Cualquiera que lea los boletines legitimistas de aquella época y las publicaciones de la prensa enemiga de Melo creerá que, tanto este como sus compañeros de aventura dictatorial, eran una cuadrilla de bandidos sin Dios ni ley, y así se les trató después de vencidos. Error de apreciación, porque los melistas apenas expropiaron lo necesario para el sostenimiento de sus tropas, la capital estuvo en poder de los artesanos durante los siete meses de Dictadura, en tiempos en que no había serenos ni alumbrado público, y la crónica criminal no registró entonces el robo de ningún almacén en Bogotá”.
Sí, el general Melo les parecía feo porque tenía rasgos indígenas, nacido en Chaparral, tierra de paeces, imberbe como el también indígena Benito Juárez, quien lo aceptó como general de las tropas del Sur de México, como combatiente internacionalista defendiendo las causas de la justicia social y de un estado secular, la Reforma del hombre que gobernó México durante 14 años. El general Melo fue detenido y fusilado por los conservadores que se habían levantado en armas contra el gobierno popular. El general José María Melo No fue fusilado por oportunista, sino por defender las causas del liberalismo progresista y la integración latinoamericana que les eran propias.
Los descendientes del general José María Dionisio Melo y Ortiz, piden no solamente respeto con su memoria, sino que reconocen el esfuerzo del Presidente Gustavo Petro Urrego para que sus restos sean repatriados y sus luchas reivindicadas como el primer presidente de origen popular en la historia de Colombia. El entonces Presidente Manuel López Obrador en distintas ocasiones reconoció el legado del general Melo como figura histórica y símbolo de la lucha por el cambio social, en confrontación con las elites que impiden sociedades más equitativas.