Catalunya. Al asumir Torra, como president de la Generalitat: prometió al pueblo serle fiel
“Prometo cumplir lealmente las obligaciones del cargo de president de la Generalitat con fidelidad al pueblo de Catalunya, representado por el Parlament de Catalunya”.
Con la misma fórmula que usó el expresident Puigdemont en 2016, el presidente electo de la Generalitat, Quim Torra, ha tomado posesión del cargo este jueves 17 de mayo a las 11:30 horas. El acto ha sido intencionadamente discreto, sobrio, breve (apenas cinco minutos), y con algunas diferencias con respecto a cualquier otra que se recuerde, como evidencia el hecho de que no haya asistido ningún miembro del Gobierno central, ningún miembro del resto de partidos presentes en el arco parlamentario, y que haya tenido lugar en el Saló Verge de Montserrat del Palau de la Generalitat en lugar del habitual Saló Sant Jordi. En la ceremonia sólo destacaba la presencia del presidente del Parlament, Roger Torrent, y la familia del nuevo president.
La ceremonia ha tenido lugar tres días después de la votación de investidura de Torra, votada el lunes al mediodía, y un día después de que su nombramiento haya sido publicado en el DOGC y en el BOE con la firma del Rey Felipe VI y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. La demora en la celebración de la toma de posesión se debe a las intensas negociaciones que durante el día de ayer acometieron la representación del Ejecutivo central y la parte catalana con respecto a los detalles del acto.
“Prometo cumplir lealmente las atribuciones del cargo de president de la Generalitat con fidelidad al pueblo de Catalunya representada en el Parlament” |
Torrent ha aparecido con el lazo amarillo en la solapa, en solidaridad con los dirigentes independentistas encarcelados, no ha hecho alusión a la Constitución ni al resto del ordenamiento jurídico; el acto no ha contado con la presencia la imagen del Rey Felipe VI, pero sí con la medalla del president de la Generalitat sobre la mesa, poniendo así el acento en la ausencia del predecesor, encargado de traspasar simbólicamente el poder con la imposición de la insignia.
Y es que apenas dos horas antes de celebrarse, desde la Generalitat informaron de la hora y el lugar del mismo, destacando que este “se enmarca en la estricta legalidad catalana” y que en él tomarían la palabra el secretario del Govern, Víctor Cullell, para leer el decreto de nombramiento, y el presidente Torra, para pronunciar la fórmula del juramento. En este caso Torra ha sido quien ha leído la fórmula de su juramento del cargo en lugar de ser el presidente del Parlament quien pronunciara dicha fórmula en forma de pregunta.
De hecho, el acto no está regulado específicamente por ninguna ley y, a diferencia de lo que ocurrió en la toma de posesión de Puigdemont, Torra no ha recibido de su antecesor la medalla de presidente de la Generalitat, ni ha querido acudir con ella al acto. Tampoco ha habido pronunciamiento alguno por parte de los pocos dirigentes presentes.
Fuentes de la Generalitat aseguran que se aceptaba “una presencia del Estado de perfil secundario”pero el Gobierno “no estuvo de acuerdo con este perfil y ha decidido no asistir al acto”
Destaca la ausencia de miembros del Gobierno central, como el delegado del Ejecutivo en Catalunya, Enric Millo, que sí estuvieron en la toma de posesión de Puigdemont (fueron los entonces ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, y la delegada del Gobierno, María de los Llanos de Luna). El Ejecutivo central justificaba su ausencia señalando que el modelo de acto organizado degradaba la dignidad de la propia institución, mientras que fuentes de la Generalitat alega que el Govern de Catalunya tiene “toda la libertad” para organizarlo porque es un acto no reglado.
Fuentes de la Generalitat aseguran que se aceptaba “una presencia del Estado de perfil secundario”, de acuerdo con el perfil sobrio del acto y “para evidenciar la no normalidad del momento político”, pero el Gobierno del Estado “no estuvo de acuerdo con este perfil y ha decidido no asistir al acto”.
En el trasfondo de las negociaciones figuraban la polémica generada por la voluntad del Gobierno central de que Torra se aviniera a prometer o jurar la Constitución y el ordenamiento jurídico vigente, en lugar de prometer o jurar fidelidad al pueblo de Catalunya y, exclusivamente, al mandato del Parlament de Catalunya. El nuevo president ya advirtió de que asumiría la misma fórmula que Puigdemont en 2016.
Torra ha sido quien ha leído la fórmula de su juramento del cargo en lugar de ser el presidente del Parlament quien pronunciara dicha fórmula en forma de pregunta
Precisamente, en la toma de posesión del expresident hubo ciertos detalles que no gustaron al Gobierno central. Al acto acudieron los entonces ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, y delegada del Gobierno en Catalunya, María de los Llanos de Luna, que recibieron una sonora pitada por parte del público concentrado a las puertas del Palau de la Generalitat, en la plaza Sant Jaume. Tampoco gustó al Gobierno que en aquella toma de posesión sólo estuviera presidida por una senyera, sin lugar para la bandera de España, y que Puigdemont asumiera el cargo sin prometer fidelidad al Rey ni a la Constitución y con la única promesa de fidelidad a “la voluntad del pueblo de Catalunya y a sus representantes en el Parlament”.
La fórmula empleada por Puigdemont se debió a que la entonces presidenta del Parlament, Carme Forcadell, cambió la fórmula utilizada y preguntó al expresidente si prometía ‘cumplir lealmente las obligaciones del cargo de presidente de la Generalitat con fidelidad a la voluntad del pueblo de Catalunya representado por el Parlament’, sin alusión alguna al Estatut, la Constitución y el Rey’. La respuesta fue un escueto “Sí, prometo”.
Tras concluir el acto, Torra ha recibido al felicitación por teléfono del expresident Puigdemont y de medio centenar de trabajadores del Palau, que le han regalado una pancarta con un lazo amarillo
La misma fórmula se reprodujo en el acto de toma de posesión de los consellers que prometieron ‘cumplir fielmente, de acuerdo con la ley, las obligaciones al servicio de Catalunya y con lealtad al presidente de la Generalitat’, sin hacer referencia tampoco al Rey ni a la Constitución.
Tras concluir el acto, Torra ha recibido al felicitación por teléfono del expresident Puigdemont, que permanece en Berlín y ha tenido la ocasión de dirigirse a los trabajadores del Palau de la Generalitat para confirmar su deseo de “construir un país nuevo”, “libre y republicano”. El medio centenar de empleados le ha hecho entrega de un gran lazo amarillo para que sea colgado del balcón de la sede del Govern, que Torra ha prometido hacer lo posible por colocar tras la toma de posesión de los consellers.
“Hoy empezamos una nueva etapa con el mismo compromiso e implicación” que antes, con el objetivo de “construir un país nuevo” y hacer de Catalunya un país “libre y republicano”, ha declarado. Posteriormente, Torra y este grupo de trabajadores han cantado el himno catalán, Els Segadors, y El Cant de la Senyera mientras sonaba el carrillón.