CHILE. Primero ALLENDE, después Frei: asesinados por PINOCHET.
El 22 de enero de 1982, cuando el expresidente chileno Eduardo Frei Montalva murió en una clínica privada en Santiago, su hija Carmen Frei Ruiz-Tagle, quien esperaba la entrega del cadáver fuera de la habitación, se asomó a ver qué pasaba en el interior.
Antes de que las enfermeras lograran sacarla, alcanzó a ver en la pieza algo que le pareció extraño: una escalera metálica en la puerta del baño.
Décadas más tarde, el juez chileno Alejandro Madrid acusaría que desde esa escalera, ese mismo día, el cuerpo inerte de Frei fue colgado y desangrado.
Sin que su familia supiera, dice el magistrado, le abrieron el abdomen y echaron parte de sus órganos en un balde. Les entregaron un ataúd sellado, donde detrás del vidrio sólo se veía el rostro del exmandatario. La cabeza la dejaron intacta.
El procedimiento fue parte de las maniobras para encubrir la intervención de terceros en la muerte de Frei, afirma Madrid, quien tomó el caso en 2003.
Según el juez, el expresidente falleció tras una atención médica “tardía y deficiente”, por la introducción paulatina de sustancias tóxicas no convencionales y diversas situaciones anómalas que deterioraron su sistema inmunológico.
Seis personas vinculadas a los servicios de inteligencia del general Augusto Pinochet han sido acusadas de estos hechos.
“Magnicidio”
La versión oficial que dio la clínica en 1982 sostenía que Frei Montalva había muerto de un choque séptico producido tras una serie de complicaciones post operatorias.
Pese a que el expresidente se había convertido en férreo opositor a Pinochet y a que había recibido varias amenazas, casi nadie pensó que se trataba de un crimen.
Nadie excepto Carmen Frei, la segunda de sus siete hijos, quien decidió impulsar la investigación contra la opinión de su familia y de buena parte de su partido político, la Democracia Cristiana, el mismo en que militaba Frei Montalva.
“Cuando internaron a mi padre hubo una señora que llamó varios días diciendo que tuviéramos cuidado, que lo iban a envenenar. Nosotros tratamos de poner gente de confianza en la puerta de la Unidad de Tratamiento Intensivo, donde él estaba, pero había otros accesos. La última llamada la recibimos poco antes de que mi papá muriera. Nos dijo que ya no había nada que hacer”, le dice Carmen Frei a BBC Mundo.
Ya a mediados de los 90, la hija contaba con las primeras pistas que apuntaban hacia la tesis del asesinato de su padre. La ayudaron periodistas de investigación y abogados que habían trabajado en otros casos de violaciones a los derechos humanos del régimen de Pinochet.
También recibió datos anónimos y testimonios de personas que habían trabajado en los servicios secretos del gobierno militar o en la clínica donde murió Frei Montalva.
Durante años, sus hermanos no lograron concebir el crimen del padre, y su postura se resumía en “dejar tranquilos a los muertos”, cuenta la propia Frei en “Magnicidio”, el libro que acaba de publicar sobre el caso.
Su hermano Eduardo Frei Ruiz-Tagle, que llegó a la presidencia de Chile en 1994, tampoco la apoyó inicialmente y no quería que se pensara que utilizaría su poder para resolver un tema tan cercano, dice en el libro.
Recién en 2000, Carmen Frei -quien fue senadora entre 1990 y 2014- presentó en forma pública y ante el Congreso las dudas por la muerte de su padre.
Tras ese acto, recibió una serie de llamados, datos y testimonios que serían claves para esclarecer el caso. Ese mismo año presentó la querella por asesinato. Allí comenzó la larga investigación judicial del caso, que se ha extendido durante 17 años y aún está en fase de desarrollo.
Todavía faltan meses de recursos judiciales, en los que los defensores pueden presentar sus descargos ante las acusaciones del juez y luego de que éste dicte su fallo, puede ser revisado en la Corte de Apelaciones y la Corte Suprema.
“Un frasquito con vísceras”
Carmen Frei sostiene que su padre fue asesinado en la clínica con una combinación de talio y gas mostaza.
“Civiles y militares participaron en la trama del crimen de mi padre. El juez ha procesado a seis personas porque tiene la certeza jurídica de que fueron autores, cómplices, y encubridores. Pero yo creo que la orden se dio al más alto nivel. Es muy difícil que una decisión como esta, la de asesinar a un presidente de la república, y además hacer todo lo posible por no dejar huellas, no viniera del mando más alto, de Pinochet. Recordemos que él decía, en Chile “no se mueve ninguna hoja sin que yo lo sepa”, le dice a BBC mundo.
Frei Montalva, presidente de Chile entre 1964 y 1970, entró a la clínica en noviembre de 1981 para operarse una hernia del hiato.
Figura destacada de la Democracia Cristiana internacional, con contactos de alto nivel en el gobierno de Estados Unidos, en Latinoamérica y Europa, se había convertido en uno de los más destacados opositores a Pinochet fuera de Chile.
Decidió operarse precisamente debido a sus reiterados viajes y reuniones en el extranjero.
Tras la primera intervención, el exmandatario fue dado de alto en cuestión de días. Pero en menos de un mes, volvió a la clínica. Las semanas siguientes fue operado tres veces, hasta su muerte.
El juez Madrid ha rotulado la causa de la muerte de Frei Montalva como homicidio y asegura que el crimen fue parte de una compleja operación de inteligencia.
Uno de los procesados es un exchofer del presidente. Considerado una persona “de confianza” de los Frei desde 1962, era, en realidad, informante de los agentes del régimen.
El proceso judicial establece que varias personas ajenas al recinto circularon por la habitación de Frei durante sus distintas cirugías.
Exagentes de inteligencia apuntaron a que se utilizaron vendas y apósitos para envenenarlo.
El procedimiento de la escalera apuntó a borrar los rastros del crimen. Las muestras que tomaron del cuerpo de Frei permanecieron además ocultas por décadas, hasta que fueron pesquisadas por el juez Madrid.
“Hace unos años, una persona que nos dio las pistas para encontrar los informes sobre el análisis de sus órganos, nos dijo que había estimado tanto a mi papá que durante muchos años había guardado en su escritorio un frasquito con sus vísceras”,dice. “Es algo tan macabro”, agrega.
“Medio loca”
Frei Montalva, hijo de un inmigrante suizo alemán en Chile, fue el primer candidato presidencial de la flamante Democracia Cristiana chilena en 1958.
Llegó al poder en 1964 proponiendo una “revolución en libertad” como alternativa al socialismo, y fue uno de los primeros presidentes demócrata cristianos en América Latina, junto al venezolano Rafael Caldera.
Fue él quien recibió a la reina Isabel II de Inglaterra en su visita a Chile en 1968.
Frei “chilenizó” el cobre, disminuyendo el poder de las empresas extranjeras en el país y dio inicio a la reforma agraria en el país. En 1970, le entregó el poder a Salvador Allende.
El exmandatario y su partido fueron firmes antagonistas políticos del mandatario socialista, y un mes después del golpe militar de 1973, Frei le diría al diario español ABC que los militares habían “salvado” a Chile.
Pero dos años más tarde, en mayo de 1975, Frei cambió radicalmente su posición, criticando duramente al régimen.
Para 1980, cuando Pinochet propuso un plebiscito para aprobar la constitución elaborada bajo su mandato, el expresidente realizó un acto público en un popular teatro de Santiago, el “Caupolicán”, llamando a votar que “No” y proponiendo un plazo de tres años para recuperar la democracia.
“El día que habló en el Caupolicán, firmó su sentencia de muerte”, asegura Carmen Frei en su libro. “Pasó a ser una amenaza. Porque él quería volver a la democracia, lo eliminaron, como eliminaron a muchos otros”.
Exsenadora, hija y hermana de presidentes, Carmen Frei es una persona de poder en Chile.
Aún así, ha compartido el mismo destino de silencio, suspicacias y falta de colaboración que enfrentan otros familiares de detenidos desaparecidos o torturados en Chile bajo Pinochet.
“Cuando inicié esta investigación junto a mi marido muchas, muchas personas pensaron que estábamos viendo conspiraciones donde no las había. Muchos me calificaron de loca, me preguntaron cómo era capaz de inventar esto. Yo nunca mentí, siempre dije sólo lo que íbamos viendo y confirmando. He tenido enorme cuidado de no decir, ni exagerar nada, sino solo que hemos comprobado“, dice .
De acuerdo con los antecedentes de la justicia chilena y la familia, Frei Montalva sería el primer presidente asesinado en la historia de Chile.
El socialista Salvador Allende, que lo sucedió, se suicidó en La Moneda antes de ser capturado por los militares, el 11 de septiembre de 1973.
“Han sido años duros para mí, pero han tenido sentido. Por que si a mí me ha costado tanto llegar a la verdad, no puedo imaginar lo que le ha costado a otras personas. Por eso me he sentido moralmente obligada a hablar, a escribir, no sólo por mi papá, sino por todos esos horrores que todavía se guardan en secreto en Chile. Es mi obligación hablar por todos los que todavía no saben qué pasó con personas de su familia”, le dice a BBC Mundo.
“Para los que dicen en Chile que hay que dar vuelta la página, ellos deben comprender que un sufrimiento así marca la vida de una familia, y el dolor sigue en los hijos, los nietos. Para dar vuelta esa página y cerrar todas estas heridas, hay que conocer la verdad y hay que pedir justicia: es lo que corresponde”, concluye.