FRANCISCO designa CARDENAL al indigena boliviano TORIBIO TICONA
La Iglesia católica boliviana adquiere un rostro indígena con la consagración del tercer cardenal de su historia y el segundo nacido en ese país, el octogenario Toribio Ticona Porco, quechua hablante y caracterizado por su trabajo pastoral con campesinos y mineros del altiplano.
El papa Francisco nombró a Ticona para formar parte del Colegio Cardenalicio junto a otros trece pastores de distintas partes del mundo.
El prelado encarna la vocación de un “sacerdote servicial y humilde”, expresó la Conferencia Episcopal de Bolivia (CEB) en un comunicado tras conocerse su nombramiento en mayo pasado.
El obispo indígena boliviano es, junto al mexicano Sergio Obeso Rivera y al español Aquilino Bocos Merino, uno de los tres prelados mayores de 80 años que recibirá la distinción por sus años de servicio a la Iglesia, pero no serán electores.
Ticona nació el 25 de abril de 1937 en Atocha, un pequeño poblado minero situado en el departamento andino de Potosí (suroeste).
Su padre, un excombatiente de la guerra del Chaco (1932-1935) librada entre Bolivia y Paraguay, murió cuando él era muy pequeño.
Durante su niñez, urgido por la situación económica de su familia, trabajó como lustracalzados y vendedor de periódicos.
Ya de joven se dedicó a la minería y también fue obrero en una fábrica de cervezas, según fuentes de su familia
Durante su juventud estuvo permanente ligado al trabajo eclesial en la parroquia potosina de la Inmaculada Concepción, en la que conoció a un par de misioneros belgas que lo encauzaron a la vida sacerdotal y con los que fundó la Juventud Obrera Católica (JOC).
Ambos religiosos extranjeros solían llevar al joven Ticona a las misiones rurales en las que colaboró como monaguillo, campanero y traductor, por su conocimiento del idioma quechua.
Luego ingresó al seminario de Sucre, la capital constitucional de Bolivia, aunque una etapa de su formación la realizó en Chile, para ordenarse en 1967, a sus 30 años.
Su círculo familiar recordó sus primeros años de sacerdocio como los de un cura “tercermundista”, permanentemente vinculado a la labor pastoral con campesinos y mineros.
Colaboró con el obispo español Jesús López de Lama, encargado de Corocoro, una jurisdicción situada en el altiplano, al sur de La Paz, donde impartía los servicios religiosos nuevamente a campesinos y mineros.
Fue ordenado obispo en abril de 1986 y trabajó durante varios años en la diócesis de Potosí, según información del episcopado.
En 1992 fue destinado a la prelatura de Corocoro, donde trabajó pastoralmente hasta el momento de su renuncia en 2012, durante el pontificado del papa Benedicto XVI, refiere esa misma fuente.
Corocoro es importante porque abarca una zona donde se sitúa la población de Patacamaya, a unos 100 kilómetros de La Paz, que es paso obligatorio de los movimientos sociales que resuelven marchar hacia la sede de Gobierno para reclamar atención a alguna demanda.
En ese contexto construyó una amistad con el presidente boliviano, Evo Morales, cuando este era solo dirigente de los cocaleros del trópico de Cochabamba, a quien en varias ocasiones otorgó comida y cobijo, según el relato del propio Ticona.
Tras conocer su designación como cardenal, el prelado marcó un enfoque distinto en la hasta ahora distante relación entre la jerarquía católica y el Gobierno de Morales.
Ticona se ha definido como “amigo” del mandatario y, en declaraciones a los medios, mostró su simpatía con algunas medidas de su Administración, lo que le ha valido algunas críticas de la oposición política.
Morales y los sindicatos afines a su Gobierno han cerrado filas para defender al nuevo cardenal ante las críticas.
Incluso el mandatario, de la etnia aimara, ha anunciado que viajará a Roma para “acompañar” como indígena la consagración del “primer cardenal indígena de América Latina”.