HISTORIA DEL MUNDO. El primer genocidio del siglo XX
Alemania devuelve a Namibia restos de africanos que masacró durante la época colonial
Ante el altar de la iglesia francesa de Berlín, en la céntrica Gendarmenmarkt, reposaban ayer en urnas de cristal dos cráneos de hace más de cien años. Detrás de la urna, un ataúd de madera cubierto con la bandera de Namibia y con un ramo de flores blancas, contenía más huesos de igual procedencia. En una ceremonia doliente y emotiva, con la iglesia repleta, una delegación llegada de ese país africano recibió de manos alemanas los restos de 27 personas de las etnias herero y nama, masacradas por los soldados del entonces Imperio Alemán durante la ocupación colonial (1884-1915) de lo que hoy es Namibia.
“La historia namibia y alemana nació de una experiencia y realidad muy malas”, lamentó en la ceremonia el obispo luterano namibio Ernst Gamxamûb, que evocó el duelo por los ancestros asesinados y “el conocimiento de que compartimos una historia común profundamente arraigada de la que no podemos divorciarnos”. En efecto, entre los años 1904 y 1908 murieron unos 60.000 hereros y 10.000 namas en la feroz represión que siguió al levantamiento de ambas tribus contra los colonizadores, que les habían quitado sus tierras y les prohibían poseer ganado.
En la entonces llamada Deutsch-Südwestafrika, el general Lothar von Trotha ordenó disparar a matar contra “todo herero, con o sin armas, con o sin ganado, dentro de las fronteras alemanas”. También decretó envenenar los pozos. Los historiadores consideran que fue el primer genocidio del siglo XX, en el que afloraron brutalidades precursoras de prácticas nazis: masacres masivas, persecución en el desierto donde miles de hombres, mujeres y niños perecieron de sed, y campos de concentración en los que los prisioneros trabajaban hasta la extenuación y la muerte.
Las etnias herero y nama reclaman a Berlín el pago de reparaciones y disculpas oficiales
Luego, sus cadáveres se convertirían en objeto de investigaciones de inspiración racista, y de ahí que cientos de restos humanos de entonces sigan en instituciones en Alemania. Los restos que ayer recibieron homenaje en la iglesia francesa (19 cráneos, 5 esqueletos y varios huesos y fragmentos de piel) se hallaban en universidades, museos y colecciones privadas.
A esa circunstancia aludió también la obispa luterana alemana Petra Bosse-Huber, señalando los cráneos y el ataúd con los huesos en el altar. “Fueron sometidos a una doble degradación: no sólo fueron asesinados del modo más brutal, sino que fueron también traídos ilegítimamente a Alemania, con total falta de respeto a su dignidad humana y a las tradiciones religiosas y culturales que eran sagradas para ellos, en aras de ‘investigaciones’ pseudocientíficas, raciales y eugenésicas –dijo Bosse-Huber–. Eso es un gran pecado, y totalmente injustificable”.
Tras la ceremonia religiosa, que incluyó invocaciones de líderes hereros y namas, la ministra namibia de Cultura, Katrina Hanse-Himarwa, se hizo cargo de los restos, que serán recibidos mañana con honores en la capital, Windhoek. Es la tercera devolución de restos humanos que Alemania realiza a Namibia, tras sendas entregas en el 2011 y el 2014. Pero son gestos de reconciliación que las dos etnias implicadas juzgan insuficientes; reclaman excusas oficiales y que Alemania pague reparaciones. Ayer fuera de la iglesia, varias decenas de activistas, negros y blancos, portaban pancartas con frases como: “¿Repatriación sin disculpas oficiales?” .
Los Gobiernos germano y namibio negocian desde el 2015 una presentación oficial de excusas de Alemania por el genocidio, pero las conversaciones se alargan. Alemania rechaza el pago de reparaciones, aduciendo que ha enviado cientos de millones de euros en cooperación a Namibia desde su independencia de Sudáfrica en 1990.
Pero los hereros y los namas, etnias minoritarias en el país, sienten que su propio Gobierno, dominado por la etnia mayoritaria ovambo, no defiende sus intereses. Por eso en enero del 2017 sus líderes presentaron una demanda contra Alemania en un tribunal de Nueva York, en virtud de una ley estadounidense que permite a los extranjeros litigar en Estados Unidos por agravios cometidos fuera del país. Los demandantes exigen el pago de reparaciones directas para los descendientes hereros y namas. La juez debe decidir en las próximas semanas si lleva adelante la cuestión.