El sueño de un equipo de Martinica en una Copa de Francia sin fronteras
Los equipos de las 1a y 2a división francesa entran en escena, con la sorpresa de un modesto club caribeño: el Aiglon du Lamentin
Que un equipo francés tenga que recorrer 17.000 kilómetros para disputar una eliminatoria de copa puede sonar, de entrada, extraño. Sin embargo, es un hecho que se repite casi cada año; horas y horas de vuelos y escalas con el fin de jugar un encuentro que prolongue su continuidad en la Copa de Francia. Esta temporada le toca al Aiglon du Lamentin desplazarse casi 7.000 kilómetros para mantener el sueño intacto de estar entre los mejores 32 clubes del país.
Gesta insignificante, pensarán algunos sobre este desconocido club. Sin embargo, cuando se escarba más en la historia se toma conciencia de la magnitud. El Aiglon es un equipo de la caribeña isla Martinicaque en contadas ocasiones ha alcanzado a lo largo de su vida los treintadosavos de final de la competición.
En 1/32 de final entran los equipos profesionales
Alrededor de 7.000 clubs de la metrópoli y de las colonias de ultramar participan en la Copa de Francia
Los vestigios del pasado colonial francés permiten que los mejores equipos de los llamados territorios de ultramar que se expanden por los cuatro continentes -Europa, América, África y Oceanía- participen del campeonato doméstico a partir de la séptima ronda contra rivales de las categorías inferiores e incluso amateurs. Aficionados también suelen ser la gran mayoría de los jugadores que militan en los clubs de la Guayana Francesa, Reunión o Tahití, todos ellos zonas muy lejanas y exóticas que dan a la copa francesa un encanto único.
La Federación Francesa ayuda a costear los desplazamientos de los equipos que suelen terminar con el resultado favorable a los de la metrópoli. Sin embargo, el Aiglon ha roto con la norma y tiene el honor de ser el único representante de ultramar en esta edición, el único capaz de colarse en la ronda en la cual ya entran los equipos profesionales de la Ligue 1 y Ligue 2.
Hasta este punto, unos 7.000 equipos de las categorías inferiores del fútbol francés y de las colonias que pertenecen aún a Francia se pelean por gozar de su minuto de gloria en el torneo copero. Nada desprende más ilusión que poder medirse con el PSG de Mbappé y Neymar o el Lyon de Fekir y Depay. En este sentido no ha tenido tanta suerte el Aiglon como sí la tuvo algo más el año pasado el Excelsior reunionés. Perdió 4-1 contra el Lille en el estadio Pierre Mauroy.
No lo pondrá fácil en casa el Orleans, que ya vendió cara su piel en la Copa de la Liga en su feudo contra el todopoderoso PSG un par de semanas atrás (1-2). Una ciudad mucho mayor a la de toda Martinica en población. Aun así, a priori si existe una posibilidad remota de hacer historia, siempre es más viable contra un equipo de segunda división. Los dieciseisavos de final es el techo ultramarino: sólo el Kelgar de Kourou guayanés pudo llegar tan lejos. Lo logró en 1989.
El Aiglon du Lamentin ha recorrido 7.000 kilómetros para enfrentarse al Orleans (Ligue 2) con la ilusión intacta de hacer historia
Ver al modesto Aiglon du Lamentin triunfar significaría una alegría tremenda para una isla expectante con este partido. Condenada durante siglos a la esclavitud y la sobreexplotación de la tierra por sus colonos, Martinica ocupa actualmente una posición geoestratégica con cierto interés económico -como sucede con todos los territorios ultramarinos bajo gestión del Elíseo- al situarse en la ruta marítima del canal de Panamá.
La falta de recursos y de perspectiva de futuro la sitúan entre las zonas más pobres de Francia, con un alto índice de paro y unos precios de los productos básicos que no se adecúan al nivel de vida martiniqués. Ello se traduce de vez en cuando en protestas sociales cuando la situación es crítica. Este sábado, aunque sea sólo durante 90 minutos, el tiempo quedará congelado en Martinica. Todas las miradas estarán puestas en el otro lado del Atlántico.