VENEZUELA. Nuestra voz se escuchará con más fuerza, porque la derecha no tiene capacidad para gobernar
El Jefe de Estado, Nicolás Maduro indicó durante su reunión con las delegaciones del mundo que “la derecha venezolana no tiene fuerza, liderazgo, programa, ni capacidad para gobernar Venezuela” mencionando también que estos no tienen unión, ni líderes.
“La derecha venezolana no está facultada para asumir el poder en Venezuela, y si quieren llegar al gobierno que se inscriban en las próximas elecciones, lo demás es un show” expresó durante su discurso desde la Casa Amarilla, además de aseverar que estos antes podían tener fuerza, pero que ya no la tienen.
Además, dijo lamentó que la derecha venezolana desconozca la fuerza chavista, en vez de forjar una propuesta de país.
“La derecha nos subestima, asume la arrogancia y prepotencia de los imperios; desconocen el poder de las fuerzas bolivarianas”, comentó el Jefe de Estado.
Indicó que “estamos en un momento de disputa, de quién va a gobernar, si el imperio o nuestros pueblos. El problema en Venezuela no es Maduro, no era Chávez, es un pueblo, es un proyecto histórico”.
Ante los permanentes ataques de los gobiernos “supremacistas” liderados por Estados Unidos, Venezuela seguirá elevando su voz en pro de la justicia y la verdad de los pueblos y del país, así lo afirmó el Presidente Nicolás Maduro.
“Nuestra voz va a seguir resonando. La voz de Venezuela se va a escuchar con la justicia y la verdad, con fuerza”, dijo desde la Casa Amarilla, en Caracas, donde sostuvo un encuentro con las delegaciones y movimientos sociales del mundo.
El mandatario señaló que los Gobiernos de la derecha latinoamericana, buscan callar a los pueblos y de organizaciones que promueven la máxima integración de los países de la región, como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP).
En este orden, recordó que estas acciones injerencistas contra los países en donde se estaba desarrollando un proceso de emancipación con gobiernos más incluyentes, fueron profundizadas en el año 2009, con el golpe de estado contra el entonces presidente de Honduras, Manuel Zelaya.