“Cambiar a Bogotá es cambiar a Colombia”: Claudia López
No se anda con florituras en el trato. Es directa. Le gusta que la vean de esa manera y no se trata de una estrategia política, así es como persona. Así se crío y salió adelante desde las callejuelas polvorientas de Ciudad Bolívar hasta las alamedas de la academia, y si no ocultó sus rasgos fuertes y su carácter entre las fieras y lagartos que pululaban en su contra en los pasillos del Congreso, ¿por qué lo iba a hacer durante el resto de su vida?
Pero así Claudia López nacida en Bogotá, en 1970 diga las verdades en la cara a la clase política tradicional, a los corruptos, o incluso a sus colegas opositores, ella no se encasilla en ser una mera figura contestataria. Uno de los principales liderazgos de la Alianza Verde propone sociedad, indaga caminos en sus investigaciones, convoca a los ciudadanos a intentar partir la historia con su voto en una lucha anticorrupción que parece no tener fin en Colombia.
Ahora lanza ideas por Bogotá, para restablecer los tejidos ciudadanos que se han roto en las últimas administraciones, para hacer comunidad desde la diversidad de la capital, de su cultura y su flujo libre de ideas, un sueño que la ha rondado desde que vio con orgullo a su madre educar a los niños más pobres de la ciudad.
Explica por qué decidió apostarle a la Alcaldía Mayor
Claudia López lideró el proceso ciudadano en el que 11 millones y algo más de colombianos dijeron “basta” a la corrupción. Antes de esa votación histórica en el país (aunque ignorada nuevamente por la clase política tradicional), en diálogo con KienyKe.com, se le preguntó sobre una disyuntiva en su carrera: ¿Iría a la Alcaldía de Bogotá o aspiraría en cambio a la Presidencia de la República? Se salió entonces por la tangente bajo el picante sol de la capital, entre el ruido de las bocinas y las campanas de venta callejera de helados, entre la mirada atenta de sus vecinos sentados o paseando a sus mascotas en el “Parque de los Hippies” en Chapinero, un sector de clase media al que se aferra por convicción.
Hoy reflexiona sobre ese hito histórico del país: “Yo no hice la Consulta Anticorrupción para que fuera un trampolín político, sino como una causa que nos uniera como ciudadanos. Como decía mi amigo Mauricio Toro, ‘ya que los políticos no son capaces de ser ciudadanos, nos tocó a los ciudadanos ser políticos’. (…) La gente se unió y le agradezco a Dios que yo tengo esa capacidad de unir. Pero era para decirle a la ciudadanía ‘el poder es de usted’. Fue un gran ejemplo de movilización ciudadana”.
Y frente a la pregunta que entonces pareció postergar entre su proyecto de completar un doctorado en Ciencia Política de la Northwestern University (con una tesis enfocada en cómo construir ciudadanía, Estado y mercado en las zonas más marginadas de Colombia), ahora explicó su decisión de apostarle a la capital del país, que en este momento vive numerosas crisis: “Bogotá era un ejemplo hace décadas, venía mejorando. Pero llegó Samuel Moreno y la ciudad no ha salido de la mala. Yo me metó a la política para servirle a mi país, y hoy la que nos necesita es la capital. Necesita que nos unamos por encima de las diferencias políticas y la saquemos adelante”.
“Tengo el carácter que se necesita para enfrentar lo que va mal, como la tala de árboles, la dependencia en el diesel y el medio metro, pero también tengo la humildad para reconocer lo que marcha bien, como el TransmiCable, y construir sobre lo construido. Estoy hastiada del saboteo político que entre uno y otro bando tiene estancada a la capital y la está acabando”, agregó.
Durante su discurso inaugural de campaña, realizada en el Parque Bicentenario y acompañada por líderes políticos de sectores diversos, López lanzó una frase que puede resumir buena parte de su perspectiva: “Cambiar a Bogotá es cambiar a Colombia”. Al preguntarle por su consigna explicó que “Bogotá es una pequeña Colombia y es el equivalente en población a tres países de Centroamérica. Es una urbe de 8 millones de habitantes, y los que nacimos aquí somos minoría, porque aquí hay paisas, vallunos, costeños, llaneros, y esa es parte de la belleza de Bogotá. Por ende si aquí damos ejemplo de que podemos unirnos y superar las diferencias, podemos demostrar que en el país es posible también pasar la página”.
Sus cartas para Bogotá
Metro: López ve prioritario poner a andar esta obra así haya que construir sobre lo construido o corregir lo que haya que corregir. “Llevamos 60 años esperando un Metro completo. Todos los estudios han dicho que debe empezar en Bosa/Kennedy, pasar por el borde oriental, y bajar para finalizar en Suba. No se debe perder un día en ello. El único problema es que tanto Peñalosa como Petro proponían mochar el Metro a la mitad. Propongo arrancar sin perder un minuto. Me parece bien que sea elevado en la Primera de Mayo, pero creo que hay que corregirlo en el tramo de la Caracas (hacerlo subterráneo), porque tenemos que pensar que se unirán más líneas y el Metro irá creciendo. Si podemos corregir lo mandamos subterráneo por ahí”.
Seguridad: Lo primero para Claudia es dejar claro que los policías se destinan a perseguir a los ladrones y los criminales, no a quien vende las empanadas. “Aquí hay crimen organizado y bandas delincuenciales. Tenemos un círculo vicioso en que el atraco está disparado, pero muy poquita Policía en calle. Aún así, los pocos agentes andan persiguiendo vendedores ambulantes y de empanadas en vez de capturar ladrones. Se los diré si me eligen alcaldesa: ‘yo soy su jefe y los vamos a apoyar, porque yo sé que su salario es muy bajito. Vamos a trabajar por mejorar sus condiciones laborales, pero señores de la Policía, ¡ustedes nos capturan ladrones, violadores y narcotraficantes! ¡Ustedes no me andan atormentando a los trabajadores informales ni a los compradores en la calle! Esa no es su tarea’”.
En segundo lugar consideró que también debe haber un respaldo de la precaria justicia: “Hay que poner más fiscales 24 horas. El crimen no duerme, la justicia tampoco. Hay que duplicar el número de Unidades de Reacción Inmediata (URI), porque no dan abasto. Hoy pasa que no tenemos sino 1.600 policías, en realidad solo 400 por turno en calle. Y encima de eso un policía se demora 12 horas en la UPJ judicializando a un atracador que cogió, o sea 12 horas por fuera de la calle. Vamos a tener técnicos judiciales, civiles, para que los judicialicen y los policías puedan volver rápido a sus labores”, dijo.
En tercer lugar propuso que las denuncias sobre abusos y corrupción de agentes policiales no las reciba la propia Policía porque ahí ve un conflicto de intereses y una estructura que impide depurar las ovejas negras de la institución.
Medio Ambiente: López es consciente de que los bogotanos están respirando veneno por cuenta de una defensa desfasada del combustible diésel por parte de los políticos. “Se necesita un cambio de política energética, algo que le corresponde sobre todo al Gobierno Nacional, que en este momento está subsidiando el diésel. Sale más barato comprar un combustible contaminante, que es un veneno, que comprar energías renovables. Esa es la política energética de este país y de todos los gobiernos. Entonces nosotros vamos a trabajar y le voy a pedir a todas las bancadas en el Congreso que tratemos de cambiar esa ley”.
“La Ley de Energía Renovables existe pero no se está implementando, vamos entonces a presionar para que el Gobierno Nacional la cumpla. Pero si el Gobierno no la cumple yo sí seré muy clara como alcaldesa haciendo tres cosas que dependen de mí: La primera es empezar a sustituir diésel en el transporte que circula por la ciudad. Y se lo diré al Gobierno Nacional con toda franqueza, ‘o usted deja de subsidiar el diésel o Bogotá va a tomar las medidas para que los camiones y buses que hay en sus calles tengan que empezar a sustituirse o a gas o a energías renovables en un plazo razonable’. Lo segundo es arborizar y arborizar en vez de talar arboles. Y lo tercero es pavimentar mejor, sobre todo en sectores populares”.
Por último la precandidata no olvida que el tránsito hacia una ciudad con muchas líneas de Metro, en vez de buses con diésel, es la mejor forma de tener un aire limpio a la vez que se garantiza movilidad y descongestión.
Estos son los tres ejes en los que basa su aspiración, pero la candidata tiene numerosas propuestas en temas como Educación (un modelo gratuito a tres años que empodere a los jóvenes que ni estudian ni trabajan y a los mayores de 40 que buscan recapacitación); el saneamiento de las instituciones mediante una estrategia anticorrupción en la que la ciudadanía hace veeduría de la institucionalidad local; el retorno de la cultura ciudadana que implicó un esplendor bogotano durante la era Mockus; la construcción de una Red del Cuidado que garantice una mejor vida comunitaria y una protección a los niños y adultos mayores; el fomento a la innovación empresarial en Bogotá; y la integración de políticas con la Sabana y Cundinamarca, entre otros.
Pluralismo y debate
La candidata le dijo todo esto y más a KienyKe.com en medio de un tinto, después de haberse tomado para el almuerzo su adorado Ajiaco santafereño (si quiere ver la entrevista completa vea el video en nuestra cuenta de YouTube). Parecía no tener afán en medio de su corre-corre de campaña, visitando medios, calles y barriadas.
En eso está concentrada pero le preguntamos por cosas que se salen de ello, como el supuesto choque con Petro y la Colombia Humana: “Llevo con Gustavo una buena relación, muy respetuosa. Hemos conversado muchas veces en detalle. La última vez que hablamos largo fue en octubre del año pasado. Tengo una buena relación con él aunque pertenecemos a dos proyectos políticos distintos. Yo represento un proyecto político más de centro, él representa un sector muy marginado de la ciudadanía que ve en él un líder natural y en el que confía. Creo que nos calló la boca a todos en las elecciones, a todos sus contrincantes, que no creían que superaría varios techos electorales. Lo llamaría ahora a que ponga de su parte para superar las divisiones de la ciudad”.
Frente al supuesto choque en el Legislativo entre Verdes y Decentes aseguró que “así como nosotros no pretendemos ser jefes de la bancada de Petro, él no es el jefe del Verde. La oposición es una diversidad y una pluralidad que trabaja en conjunto. A mí me consta que lo invitaron en un chat común de la bancada de la oposición en Whatsapp, y nadie lo quería dejar al margen (de la réplica al discurso presidencial). Pero no deberíamos pelear por pequeñeces”.
De Peñalosa afirma que este segundo periodo fue desastrozo, pero a la vez dice que el sector de la izquierda que gobernó a la ciudad fue realmente “un lastre” para Bogotá. Es decir, como al inicio de este artículo, se comprueba que Claudia le dice directamente lo que piensa a todos, pero su ánimo no es simplemente controvertir. En realidad busca que el debate se quite las máscaras y busque por fin soluciones, y Bogotá, una ciudad que no avanza por las diferencias ideológicas, parece el escenario indicado para su carácter.
Por ello una de sus propuestas fundamentales es una mesa de concertación de exalcaldes, en la que propenderá por poner a marchar unidos a los sectores que hoy pugnan fundamentalmente por las obras públicas de la ciudad.
La visión de una hija de 1991
“Hoy Bogotá no se deja meter los dedos a la boca. La ciudadanía sabe que esto no es de izquierda o derecha, es de carácter, de liderazgo y de unirnos como ciudadanos, porque somos mejores que los políticos”, repite.
No la tiene fácil porque quizás su mayor rival electoral está en su propio partido en una final anticipada. Pero entretanto lo abraza en mitines y le compite en el baile. Es muy buena amiga de Antonio Navarro-Wolff y sabe que habrá construcción gane quien gane en las primarias que vienen a modo de encuesta en abril.
De eso se trata. Desde que apoyó como activista estudiantil la Constituyente de 1991 a través del diverso movimiento de la Séptima Papeleta, le dio la mano en la diferencia a quienes incluso hoy compiten con ella en democracia. Su sueño sigue siendo que Colombia se forje en una cultura democrática, consolide esa puerta que abrió la Constitución actual. Que el ciudadano sea la base del Estado, algo tan incumplido a pesar de que figura en el papel. Una democracia real y directa como sus palabras, que se renueve como las oleadas generacionales que su madre ayudó a educar en las barriadas de la capital.