Reflexiones al día siguiente de un cumpleaños

69 años de vida en estas tierras han llenado mi cabeza de historias, pero no la cantidad que, quisiera tener en la mente para contarlas el resto de mis días, antes de que la parca toque mi puerta.
Caminaré por el delirio de la existencia para impregnarme de relatos inventados y aventuras de ensoñación.
Inventare con mi mujer una especie de las mil noches y una noche para que la imaginación vuele en una alfombra mágica.
Retornaré con Ómar Trujillo a la Cámara de Comercio de Bucaramanga: para recrearnos con la música que nos comunicaba con el universo.

Visitare la esquina, la cuadra, el barrio, la Barra de la 24 para reencontrarnos con el nosotros.

Seguiré las huellas marcadas por los momentos y el eco de las voces, que me impregnaron los saberes y las opciones de la vida.
Haré la fila en el desaparecido Radio City de Bogotá de la mano de mis hijos para volver a sentir la esencia y la fantasía del cine.

Pero sobre todo disfrutaré de la risa y de la nostalgia de la montaña, de los recuerdos de las labores, de la ciudad entre la ciudad, los acordes de un violín y la esperanza de un futuro. El sol y la luna, como en una canción de cuna que es mi fortuna.

Pero sobre todas las cosas y con todo el sentimiento del mundo, esta canción que me lleva por el universo, para finalmente meterme en el Barrio (es la melodía para ponerle el punto final a la existencia. y …