Barcelona tendrá un Festival Gabo

Barcelona tendrá un Festival Gabo inspirado en el de Medellín
El Rastro de Gabo en Barcelona se cerró el viernes con música (ANTONIO AMADOR / CASA AMÈRICA)

El homenaje al Nobel celebrado estos días demuestra que la ciudad sigue siendo muy de García Márquez

El homenaje a Gabriel García Márquez titulado El Rastro de Gabo en Barcelona bajó el telón el viernes con un amplio consenso para celebrar en la primavera del 2020 en la capital catalana un Festival Gabo de periodismo al estilo del que acoge Medellín. El liderazgo, de llegar el proyecto a buen puerto, lo asumirá la Fundación Gabriel García Márquez de Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), que ya organiza con éxito el evento colombiano.

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El Rastro de Gabo arrancó esta semana con una incógnita: saber hasta qué punto la llama inspiradora del Nobel de Aracataca seguía viva en la Barcelona donde residió desde 1967 hasta 1975. Duda resuelta: la asistencia a los debates y talleres, el ruido generado en las redes sociales y el interés mostrado hacia el evento por instituciones públicas y privadas inducen a pensar que Barcelona sigue siendo muy de Gabo.

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Este homenaje, impulsado con determinación por la cónsul general de Colombia, Pilar Calderón, ha servido como lugar de cita entre personas físicas y jurídicas que creen que esta recuperación de la figura de García Márquez se merece una continuidad.

Una prueba de las muchas opciones que tiene de consolidarse esta opción de futuro la aporta alguien que ha participado en las conversaciones sobre el evento del 2020, al afirmar que “muy mal se tendrían que hacer las cosas para que la idea del festival no salga adelante”.

Con este festival, Barcelona asumiráun papel destacado en el debate global sobre el periodismo de calidad y su dimensión ética

Los participantes en la clausura de El Rastro de Gabo en Barcelona, posan en CaixaForum frente a una obra de Sol Lewitt. De izquierda a derecha: Jaime Abello, Marta Nin, Màrius Carol, Pilar Calderón, Wendy Guerra, Nuria Amat,  Luis Goytisolo, Jaume Giró, Xavi Ayén y Ernesto Ayala-Dip
Los participantes en la clausura de El Rastro de Gabo en Barcelona, posan en CaixaForum frente a una obra de Sol Lewitt. De izquierda a derecha: Jaime Abello, Marta Nin, Màrius Carol, Pilar Calderón, Wendy Guerra, Nuria Amat, Luis Goytisolo, Jaume Giró, Xavi Ayén y Ernesto Ayala-Dip (Mané Espinosa)

El consulado de Colombia, la Obra Social “la Caixa” y Casa Amèrica Catalunya han sido organizadores principales de un evento que ha servido de embrión de un festival que podría celebrarse ya en mayo del 2020 de la mano de la FNPI. Está por ver si será anual o bienal y queda pendiente también de definirse la financiación, así como la adaptación que se hace para la cita barcelonesa de los que contenidos que se ofertan en Medellín.

Este festival colombiano, recordemos, incluye debates sobre los retos del periodismo, exposiciones sobre proyectos disruptivos en los medios, ponencias sobre “las obsesiones de Gabo” o encuentros mundiales de contadores de historias.

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En el festival de Medellín se homenajea también a los finalistas del Premio Gabo de periodismo y se ofrecen talleres gratuitos, porque uno de sus objetivos fundacionales es facilitar la formación intergeneracional de periodistas. Es un evento de relevancia: en 2018 asistieron 15.000 personas y participaron 150 invitados procedentes de todo el mundo.

Convertirse en sede permanente de un festival de estas características supondría para Barcelona asumir un papel notable en la discusión global sobre el futuro del periodismo de calidad, en tanto que antídoto contra la mentira organizada. Esta temática se ajusta muy bien a la demanda de debate ético y de pensamiento que ha ido aflorando en esta ciudad hiperpolitizada, una demanda que ha propiciado la creación de nuevos y apasionados públicos.

Pero, más allá de las ventajas que hemos comentado ,como potenciar el efecto Sant Jordi, un Festival Gabo de nuevo cuño serviría (o debería servir) para ofrecer un lugar de encuentro a las dos comunidades culturales que en esta Catalunya postprocés tienden peligrosamente a distanciarse en función de su lengua.

García Márquez, que quiso que Cien años de soledad se tradujera al catalán, tuvo una poderosa influencia no sólo entre las nuevas generaciones de escritores en lengua castellana, sino también entre los catalanes, como recordó el crítico de Babelia Ernesto Ayala-Dip en uno de los debates, citando el caso concreto de Jesús Moncada y su Camí de sirga. Subraya asimismo el periodista de este diario Xavi Ayén que autores como Jaume Cabré tienen a Gabo entre sus referentes literarios.

Dijo García Márquez que “Barcelona, por razones misteriosas, es la mejor ciudad para escribir aparte de ser, para mi gusto, la mejor del mundo”. De ella depende ahora dar o quitar la razón a todo un Nobel de Literatura.

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