El sueño de MESSI se sigue cumpliendo.

El argentino lidera a un Barça que conjuró una salida en tromba del United. De Gea, con una cantada descomunal, liquidó las opciones de su equipo.

Un Messi en modo imparable conjuró el intento de milagro de un United animoso de salida al que aplastó por 3-0 en un ejercicio de superioridad que acabó hincando la rodilla ante el ’10’ del Barça.

Messi fue la pértiga en la que se apoyó el Barça para superar el muro de cuartos que hacía tres años que se le resistía. Ahora espera rival: Liverpool u Oporto en semifinales.

Salió el United en el Camp Nou retomando el hilo de la final de hace 20 años ante el Bayern. En un “decíamos ayer” de manual los chicos de Solskjaer se dejaron poseer por el espíritu de Yorke, Sheringham, Beckham, Giggs y compañía y sometieron al Barcelona a una tortura que perfectamente podría haber sido la prórroga de esa final del 99 que Solksjaer evitó con su gol legendario. El Camp Nou les olía a milagro y el United siempre responde a la llamada de la leyenda

Tanto es así que a los 40 segundos de partido, sin que el Barcelona hubiera olido la pelota, Rashford disparó al larguero a pase de Pogba. Los de Valverde, impresionados por la salida del United no reaccionaban. Una de las consignas del técnico blaugrana a los suyos fue la de no ceder córners. Pues bien, a los tres minutos el United ya botaba el primero. El United en 10 minutos había hecho más que en 90 en Old Trafford.

Pero este es un juego de momentos y el Barça, en su primera llegada le metió el miedo en el cuerpo a los ingleses. Byrch señaló penalti de Jones a Rakitic y el VAR le corrigió. La jugada, lejos de desanimar a los locales, inoculó el virus de la duda en los ingleses, que ya no fueron lo mismo que de salida. Y ante la duda, Messi olió sangre, se arremangó, se puso el cuchillo entre los dientes y mandó una carga que el mismo dirigió. Y cuando la tropa ve al general en cabeza, se lanza por el enemigo.

Leo fue por todos los balones divididos, presionó la salida de balón y dio ejemplo a una tropa que se creció al tiempo que a los ingleses se les ponía cara de “para qué le hemos enfadado”.

A los 16 minutos, Messi robó un balón a Young, le hizo un caño a Fred y ante Smalling (no le tenía ganas el argentino) fusiló a De Gea. Cuatro minutos después, el propio argentino acudió a la ayuda de una presión de Coutinho para disparar con la derecha un tiro fácil que el portero del United se tragó en modo Mundial de Rusia.

El United entendió que sus opciones para discutir el partido se acabaron en cuanto Messi dijo “aquí estoy yo” y el Barça pasó a controlar el duelo con Leo en modo dominador absoluto. Con el Camp Nou gritándole a De Gea “qué malo eres” y “De Gea Selección”, el portero del United se vino arriba y se lució ante Rakitic y Sergi Roberto en una jugada sensacional de Messi en la que regateó hasta al árbitro.

Pero no se acabó aquí el recital del argentino, que en la segunda parte retrasó su posición y se dedicó a ordenar el juego. A la hora de partido realizó un pase descomunal de 40 metros a Alba, que descargó el balón a Coutinho, quien desde fuera del área descosió a De Gea con un gran disparo que celebró con un gesto misterioso que ya explicará.

A partir del 3-0 que archivaba la eliminatoria, el Barcelona dominó el partido jugando con fuego únicamente en el aspecto disciplinario. 

Busquets seguía en el campo y Semedo ingresó a riesgo de ver una amarilla que les dejaría fuera de la ida de la semi mientras el público del Camp Nou cantaba los goles del Ajax como si fueran del Barça. Una noche perfecta.

QUE nos perdone el Papa Francisco, pero está claro que estamos ante la representación más cercana a una divinidad y más aún si hablamos del universo culé. Un partido para enmarcar del crack que decidió él solito la eliminatoria cómo y cuándo quiso. Tras quedarse con la miel en los labios en la pena máxima, cogió un balón dividido, hizo un caño, se perfiló y lanzó un balón envenado al que nada pudo hacer De Gea. Tres minutos después llegó el segundo, esta vez con la colaboración del meta español, que se la comió literalmente. Pero Leo aún no había acabado su festival y siguió dibujando jugadas que le sitúan por encima del resto. Tanto en este planeta como en cualquier otro.

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