ARGENTINA. El enigma de Cristina Fernández de Kirchner
De Cristina solo se sabe a través de sus múltiples causas judiciales y de los problemas de salud de su hija, en tratamiento médico en Cuba.
La ex presidenta mantiene un estricto silencio, con la excepción de alguna frase puntual en Twitter, y deja que pase el tiempo.
La actitud de esfinge parece favorecerla, porque incrementa la expectación en torno a su figura y sus planes.
Su libro de memorias, “Sinceramente”, se ha convertido en solo una semana en el éxito editorial del año: la tercera edición eleva el número de ejemplares distribuidos hasta los 215.000, una cifra extraordinaria.
“Sinceramente” se presentará en la Feria del Libro de Buenos Aires el próximo jueves. Será un acontecimiento. Se prevé la asistencia de miles de personas, por lo que se instalarán pantallas en todo el recinto ferial, de más de cuatro hectáreas. No puede esperarse, sin embargo, que Cristina Fernández de Kirchner, la mujer más amada y más odiada del país, utilice el acto para desvelar el misterio sobre su hipotética candidatura. Su entorno asegura que seguirá cultivando el enigma.
Cristina concurrirá a las elecciones. Nadie tiene dudas sobre eso. Porque mantiene la voluntad de poder y porque necesita la presidencia para blindarse ante las causas judiciales. Y esperará hasta el último momento. Una entidad kirchnerista ha reservado el estadio de Racing para finales de junio, a días del cierre de listas, por si la ex presidenta quiere anunciar su descenso a la arena electoral rodeada por una multitud.
Sergio Massa propuso una lista alternativa de medidas y se preguntó por qué se excluía de antemano a Cristina Fernández de Kirchner. Felipe Solá, precandidato presidencial cercano al kirchnerismo, se burló de la propuesta: “El gobierno pretende elegir la oposición que más le conviene”. La ex presidenta, que mantiene una actitud de esfinge, guardó silencio, pero dejó hablar a su entorno para aclarar que no habrá negoaciación “a libro cerrado. “Esos diez puntos no”, dijo un portavoz de la expresidenta al diario Clarín. .
“Esta es una conversación que apenas está comenzando, quizá no haya acuerdo sobre los 10 puntos pero sí un respaldo a la idea de mantener la estabilidad”, comentó una fuente de la Casa Rosada. La misma fuente admitió que la propuesta tenía matices electorales “en el sentido de clarificar el panorama” y que “podría servir para aislar a Cristina”, pero negó que fuera fruto de una reacción de pánico ante la fuerza de la ex presidenta en las encuestas. “Es muy pronto aún, hay un 60% de indecisos y el sondeo de esta semana vuelve a dar ganador a Macri”, añadió.
El asunto es paradójico. Aunque se llevó relativamente bien con los gobernadores peronistas, casi todos moderados, Macri dedicó los primeros tres años de su mandato a ahondar la llamada “grieta”, la división profunda entre kirchneristas y antikirchneristas. Era su plan para asegurarse la reelección: ella o yo. Todos los sondeos indicaban que en una segunda vuelta electoral entre Macri y Fernández de Kirchner, ganaría el primero. Por tanto, al presidente no le interesaba reforzar las vías intermedias encarnadas por Massa, Lavagna o Urtubey, entre otros. Quería mantener viva la “opción K”.
Pero eso ya no está tan claro. La idea es ahora atraerse a los moderados, llevar la división al interior del peronismo y aislar a la ex presidenta, impidiéndole incluso (si, como se espera, finalmente es candidata) alcanzar la segunda vuelta. El colmo de la paradoja consiste en que el temor a un regreso de la ex presidenta reduce la confianza en la economía argentina y causa turbulencias en los mercados financieros, con más devaluación del peso y aumento del riesgo-país, lo que a su vez complica las perspectivas de Macri. Y también agudiza el rechazo de quienes no soportan la idea de ver de nuevo a Cristina Fernández de Kirchner en la Casa Rosada. Es decir, se ahonda todavía más la grieta que separa a los argentinos.
La propuesta de Macri sigue circulando por WhatsApp y ha llegado a todo el mundo. Las organizaciones empresariales, a las que nadie se ha dirigido directamente, la aplauden. Los sindicatos, de momento, no se dan por aludidos.