En los 100 años de las 8 horas laborales, Fenalco propone contratación por horas y salario mínimo diferencial

Jaime Alberto Cabal

Jaime Alberto Cabal opina que el próximo salario mínimo no puede alcanzar el 6 %, como ocurrió para este año.

En Colombia –dice– se debe dar el debate, con seriedad, de una nueva legislación laboral, que interprete los cambios de la época que vivimos en los modelos de negocios: incursionar en las nuevas tecnologías, la digitalización. Nuestro actual régimen laboral tiene más de 50 años, con pocas reformas: Ley 50 y la Ley 100. 

¿Y qué propone Fenalco?

Fenalco propone que a través de la Comisión de Concertación Laboral el Gobierno lidere un debate con propuestas de todos los sectores, incluyendo a los gremios y las centrales obreras. Así mismo, consultar a la dirigencia política y a la academia, que puedan aportar para acordar una gran reforma laboral. 

Pero ¿cuál es la primera gran propuesta de Fenalco?

Lo primero y más importante es la flexibilización para la contratación por horas. El mundo de los negocios se volvió digital y las instituciones y la legislación son analógicas, o sea, hay una brecha grande entre la realidad de los negocios modernos y la legislación que se quedó obsoleta.

¿Cómo se pueden nivelar los dos sistemas?

Hoy, las empresas buscan talento humano, por ejemplo, en disciplinas como el diseño de ‘software’, procesos digitales, diseño gráfico, ‘marketing’ digital y gastronomía, entre muchas otras.

Hay que flexibilizar la contratación por horas, para que estas modalidades de emprendedores, de talentos especializados, encuentren trabajo formal

Esas son actividades que hoy podrían contratarse por horas, y las empresas no tendrían que asumir un costo fijo tan grande como el actual para un trabajo que es creativo parcial. Hay que flexibilizar la contratación por horas, para que estas modalidades de emprendedores, de talentos especializados, encuentren trabajo formal.

¿Qué es lo que usted llama costo fijo tan alto?

Los costos laborales de contratación en Colombia son muy altos, la búsqueda del recurso humano, el entrenamiento, la remuneración, los costos de despido, las horas extras, los costos relacionados con aprendices del Sena e incapacidades. Es decir, cuando una empresa quiere contratar a una persona, pero no la necesita de tiempo completo, muchas veces prefiere no contratarla, porque el exceso de costos encarece su nómina y, obviamente, no la hace competitiva.

¿Un peso de salario en la contratación actual a cuánto realmente equivale con el agregado de primas, vacaciones y cesantías?

A 1,6 pesos por cada peso de salario.

¿Y ese mayor costo se ahorra con la contratación por horas?

La contratación por horas implica reconocer prestaciones sociales proporcionales.

Pero ¿contratación por horas supone la eliminación del contrato a término fijo?

No. Es un contrato por ejemplo de tres o cuatro horas con sus prestaciones, y cuando lo vuelve a necesitar, vuelve y lo contrata, pero no tiene que hacerlo indefinidamente como un costo fijo mensual. Las prestaciones todas se mantienen, pero proporcionales al tiempo de trabajo. 

¿La propuesta puede aplicarse retroactivamente?

No. Va dirigida únicamente a los informales y a los desempleados, especialmente a los jóvenes que buscan su primera oportunidad laboral, que hoy tienen una tasa de desempleo cercana al 20 %. 

¿Los actuales trabajadores seguirían con el actual régimen?

Claro. La propuesta es tener un régimen alternativo, para desempleados e informales, respetando lo que hay. ¿Qué pasa hoy? Hay contratación por horas informal, que no reconoce prestaciones.

¿En su propuesta, como la jornada diaria es de 8 horas, se pagarían todas las prestaciones legales que existen hoy, pero solo la octava parte?

Habría que hacer la proporcionalidad por cada hora trabajada. ¿Cuál es el beneficio? Al trabajador que se absorbe no se le desconocen los derechos que ya hoy existen, pero la empresa tiene la posibilidad de bajar el costo de la contratación cuando el trabajo que requiere no es permanente. 

(Además: Fuerte recorte a prima a la canasta familiar que propuso Uribe)

¿Y salud?

Claro, tiene que ser con todos los derechos y prestaciones, pero proporcionalmente al tiempo trabajado.

¿Un trabajador contratado con este sistema solo puede trabajar en una empresa? 

Puede trabajar de acuerdo con su disponibilidad de tiempo. 

¿Han hablado con el Gobierno? 

Nosotros les presentamos la propuesta al Presidente de la República y a la Ministra del Trabajo en el pasado congreso de Fenalco, la semana pasada. La ministra ha mostrado interés y considera que el país debe entrar a debatir el tema. 

Usted ha dicho que respetan el régimen actual, pero en el congreso criticaron muchas de las normas vigentes…

Hay que evaluar muy bien el tema de los costos de dominicales, festivos y horas extras. La propuesta del trabajo por hora no es retroactiva. Lo que busca es una forma de ingreso a la formalidad laboral.

La propuesta del trabajo por hora no es retroactiva. Lo que busca es una forma de ingreso a la formalidad laboral

Hoy, en Colombia, hay muchas personas que trabajan el fin de semana en actividades de temporada y estacionales y muchas veces su pago es informal, porque el costo de la contratación es muy alto. 

¿La propuesta incluye la eliminación del dominical triple? 

Más que eliminarlos es evaluar su costo actual. 

¿Y el empleo juvenil? 

Con nuestra propuesta laboral con flexibilización se aliviaría en gran parte ese desempleo juvenil del 20 %, y hay que promover emprendimiento y economía naranja.

¿Y las horas extras?

Hay que revaluar su costo.

¿Cómo es la fórmula? 

Precisamente, la contratación por horas flexibiliza el costo de las horas extras.

¿Las horas extras nocturnas desaparecen en el sistema que Fenalco propone?

No desaparecen para los empleados con el régimen actual, pero sí desaparecerían en la propuesta alternativa, precisamente para incentivar que muchas empresas y comercios puedan absorber más mano de obra en nuevos turnos de trabajo.

Pero esta fórmula no es para el actual comercio… 

Sí, claro. No solo para el comercio, sino para todo el tejido empresarial. La informalidad en el comercio es muy alta, por la inflexibilidad del régimen laboral. Insistimos en que esta reforma aplicaría para nuevos contratos. 

¿Cuál es hoy la población económicamente activa del país?

24,9 millones, de los cuales 2,3 millones están desempleados, 22,6 millones están empleados y, desafortunadamente, un número muy grande, 14,1 millones, son clasificados por el Dane como informales.

¿Qué otras reformas incluye esa alternativa?

Fenalco no tiene la verdad revelada, pero quiere abrir el debate. Queremos que el país analice modelos que han sido probados en otras partes del mundo; por ejemplo, el tema del salario mínimo, en algunos países, se mira por regiones y por sectores económicos, de acuerdo con la productividad y la competitividad. Habría que estudiar una forma de que se adapten los costos laborales, de acuerdo con productividad y competitividad de cada región. 

¿Usted propone que haya un salario mínimo diferencial? 

Por regiones, no por departamentos: la región Andina, la costa Atlántica, los territorios nacionales… 

¿Para lograr qué?

Para buscar que en regiones donde la productividad y la competitividad sean muy bajas y no haya muchas oportunidades de trabajo, con un salario mínimo inferior, se podrían abrir más empresas y, por consiguiente, más plazas de trabajo formal. 

Mejor dicho, en la práctica, el salario mínimo sería inflación más un punto de productividad en grandes ciudades. Pero mucho más bajo en regiones pobres…

No se trata de que sea mucho más bajo, se trata de que se pueda generar la inversión y el empleo con costos menores para empresas nacientes e, inclusive, en algunas regiones más desarrolladas y con más productividad el salario puede ser superior al mínimo promedio. 

Sobre esto del aumento del salario mínimo ya comenzó la discusión. El aumento acordado este año fue del 6 % con una inflación del 3,18 %…

Sí. Ha sido el incremento real más alto en la historia de Colombia. Para este año se calcula que la inflación va a estar en un 3,5 %.

Pero ¿cuál es la posición de Fenalco?

Podría estudiarse la posibilidad de un salario mínimo rural y otro salario mínimo urbano, y podríamos pensar por regiones, en una fórmula que en promedio sea un aumento de inflación más aumento de productividad, según los cálculos del Departamento Nacional de Planeación (DNP). Fenalco no está de acuerdo en que haya el mismo reajuste real del año pasado. Ese ajuste no se debería repetir, porque pudo haber influido en la tasa de desempleo.

Es decir, ¿subirlo a cuánto?

Yo no puedo hablar en nombre de mis colegas de otros gremios, pero en el caso de Fenalco debe ser la inflación más crecimiento de productividad, que es lo que ordenó la Corte Constitucional.

¿Ese aumento del 6 % fue el que origino, ciertamente, el desempleo?

Hay muchas paradojas en la economía, hay un crecimiento económico del 3 %, pero el desempleo crece al 10,7 %; hay una tasa alta del dólar, pero las importaciones suben y las exportaciones permanecen estancadas; estamos en un momento de paradojas en donde la ortodoxia de la economía no tiene explicaciones claras. En el caso actual de crecimiento económico con desempleo creciente hay varias hipótesis. Una, algo del impacto de la migración venezolana. Dos, el efecto de la sustitución de mano de obra por tecnología. Le pongo el ejemplo de los parqueaderos, que hoy funcionan de forma automatizada.

Tres, hay incertidumbre por nuevas normas. En el Congreso van, en esta legislatura de julio, 503 nuevos proyectos de ley, de los cuales 210 afectan al sector privado, o sea, intervencionismo del Estado. Eso es quitarle piso jurídico a lo que existe.

Usted regresó hace 2 meses después de 9 años, ¿cómo encontró al país?

Mire: casi todos los indicadores del país son buenos; la paz, la disminución significativa del secuestro, el fin de la zozobra en el orden público, los buenos resultados del crecimiento económico, la recuperación de la industria, la recuperación del comercio, con algunas excepciones como el desempleo. Pero encontré un país preocupado. Hay mucho pesimismo. La confianza del consumidor está por el suelo, aunque los consumos y el crédito están creciendo a buen ritmo.

Este no es un país optimista. El país no sonríe. El país no mira las cosas buenas. Solo las malas. No hacemos sino darnos palo entre nosotros. Y no valoramos todo lo positivo que tenemos

Yo creo que es obligación de gremios, de sectores económicos, de medios de comunicación, del Gobierno, generar un mejor clima en Colombia. Este no es un país optimista. El país no sonríe. El país no mira las cosas buenas. Solo las malas. No hacemos sino darnos palo entre nosotros. Y no valoramos todo lo positivo que tenemos. Nada nos gusta. Todo lo criticamos. ¿Por qué estamos tan de mal genio? Lo contradictorio, Yamid, es que afuera nos ven con otros ojos. Muchos empresarios y diplomáticos consideran a Colombia un país muy atractivo para la inversión y el turismo. Y hasta creen que somos un oasis en la región.

YAMID AMAT
Especial para EL TIEMPO

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