En la mente de Leonardo
Mientras al otro lado del canal de la Mancha el Louvre parisino sigue festejando el genio de Leonardo da Vinci con un valioso compendio de sus joyas pictóricas, una apuesta muy diferente de la National Gallery propone al público de Londres, a partir de mañana, “la oportunidad de explorar el proceso creativo” del artista florentino. Nada menos que una inmersión en la mente del artista. Y a partir de un solo cuadro, el icónico La Virgen de las Rocas, bajo cuyas capas de óleo se han hallado recientemente dos bocetos que confirman la obsesión del pintor en replantear la composición de sus obras una y otra vez.
Una exposición multimedia desvela cómo el genio replanteaba sus cuadros, a partir de los bocetos ocultos tras una de sus obras
El cuadro protagonista es una de las estrellas de la colección permanente del museo, aunque no la versión original de La Virgen de las Rocas (datada entre 1483-86, y que está en el Louvre), sino una segunda culminada dos décadas más tarde y bastante similar a sus retratos de la Virgen y el niño Cristo junto a San Juan Bautista y un ángel.
Dieciocho meses de restauración desvelaron en 2005 los dos bosquejos ocultos en la trastienda del lienzo, que muestran un cambio en la posición de la Madonna. Pero no fue hasta principios de este mismo año cuando los expertos apoyados en las últimas tecnologías de la imagen, pudieron identificar todo el trazo de las líneas que configuraban una composición muy diferente a la que conocemos en la pintura final.
Con la exhibición de ese hallazgo, en una exposición multimedia que se prolongará 12 de enero, la National Gallery se apunta a la conmemoración del quinto centenario de la muerte del maestro del Renacimiento, al tiempo que intenta abrirse a los nuevos públicos en la era tecnológica. Leonardo: experimenta una obra maestra es el título de una muestra que, en palabras de la directora de las colecciones, Caroline Campbell, “invita a un disfrute más profundo de la obra a base de entender cómo se concibió y acabó ejecutándose el cuadro”.
La exposición ha transformado radicalmente la planta baja del museo, donde la compañía responsable del diseño de vídeo de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (59 Productions) ha ideado unos espacios consagrados a la historia y avatares de La Virgen de las Rocas.
El recorrido arranca en la iglesia de San Francesco Grande, en Milán, cuya cofradía encargó a Leonardo el cuadro de la Virgen y el niño para decorar su retablo. Fue derruida por las tropas de Napoleón, pero la documentación que pervive del sitio ha permitido recrear con las herramientas digitales la imagen de la capilla que alojó el cuadro. Se desconoce por qué el primer cuadro que Leonardo pintó en su versión original (la del Louvre) nunca llegó a destino, lo que forzó el encargo de una réplica al artista años más tarde.
Da Vinci aceptó sobre el papel hacer una copia de su obra primigenia, pero los bocetos hallados revelan que la mente del artista seguía estudiando nuevas composiciones, en las que colocaba a sus sujetos en posiciones bien diferentes, además de indagar en el efecto de las luces y las sombras. El segundo espacio de la muestra adentra al visitante en ese impacto lumínico, que él mismo puede potenciar o degradar rotando un botón para conferir mayor o menor luz a la imagen proyectada en una pantalla. El trayecto concluye en el (imaginado) estudio del artista y su conocido empeño en replantearse la obra.
Leonardo acabó entregando a la cofradía de Milán una casi copia de su primera versión de La Virgen de las Rocas, probablemente por razones crematísticas. Pero bajo las pinceladas del cuadro, sus bocetos vislumbran una vocación de seguir avanzando. Por eso fue un artista lento, del que la posteridad retiene apenas una veintena de pinturas originales. La Virgen de las Rocas (cuya autoría completa es todavía disputada por algunos expertos, que esgrimen que los discípulos de Leonardo le asistieron) puede ser revisada siempre por los 6 millones de visitantes anuales de la National Gallery.