Elecciones en Uruguay. Se cansaron de vivir en un paraíso y van de cabeza al despeñadero?
Las elecciones presidenciales de Uruguay quedaron teñidas por la sorpresa y la incertidumbre pero, más allá del desenlace, el proceso demostró que la ampliación de derechos y las mejoras sociales y económicas no alcanzan para garantizar la permanencia de una fuerza política en el poder. Hay sociedades que se agotan y apuestan por la alternancia.
Daniel Martínez, el candidato del izquierdista Frente Amplio, hoy celebra el virtual empate que logró en la segunda vuelta contra Luis Lacalle Pou, del derechista Partido Nacional, quien para el ballotaje se alió con toda la oposición conservadora.
No es para menos. Las encuestas vaticinaban que Martínez obtendría el 44 % de los votos y que Lacalle Pou ganaría con más del 50 %, pero el resultado, por ahora, es de un empate técnico: 47,50 % y 48,70 %, respectivamente.
Como la diferencia es mínima, las autoridades electorales revisarán los votos, lo que postergará la definición del ganador por lo menos hasta el próximo viernes, situación inédita en la historia del país.
Tan inédita como lo ocurrido en 2005, cuando la izquierda llegó al poder por primera vez de la mano de Tabaré Vázquez, quien luego se alternó el poder con su compañero de partido, José Mujica. Juntos, sumarán 15 años de gobiernos del Frente Amplio.
Los resultados de este largo periodo de gobierno son positivos. De acuerdo con datos del oficial Instituto Nacional de Estadística (INE), la pobreza entre 2005 y 2018 se redujo del 32,5 % al 8,1 %. La CEPAL, por su parte, afirmó en su reporte Panorama Social de América Latina que Uruguay es el país que más ha avanzado en la reducción de la pobreza. Actualmente registra la menor cantidad de personas en situación de indigencia: menos del 3,0 % de la población. De seguir con esta tendencia, podría convertirse en el primer país de América Latina en erradicar la pobreza extrema.
Con respecto a derechos civiles, el proceso no fue tan lineal ni acorde a lo que se esperaba de un gobierno progresista. Incluso hubo sorpresas. En 2008, el Senado aprobó la legalización del aborto, pero tres días después el entonces presidente Tabaré Vázquez vetó la norma con argumentos personales, dada su condición de médico. Fue una decepción para el movimiento feminista uruguayo y latinoamericano.
En 2012, ya con José Mujica en la presidencia, el panorama cambió. Finalmente, el poder legislativo aprobó la legalización del aborto hasta la semana 12 de gestación. Basta la sola voluntad de la mujer para interrumpir el embarazo, lo que ha permitido que ahora Uruguay tenga la mortalidad materna más baja de América, tan sólo detrás de Canadá. Con respecto a América Latina, el aborto solamente está legalizado a nivel nacional en Uruguay y en Cuba.
Al año siguiente, Uruguay logró que la atención y el interés de la comunidad internacional se posaran en este pequeño país con 3,4 millones de habitantes.
Cecilia González, escritora y periodista.
Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar la producción, consumo y venta de marihuana. Hasta ahora, sigue siendo el único y le quitó por lo menos la mitad del mercado al narcotráfico.
Primero, en abril de 2013, el Parlamento aprobó el matrimonio entre personas del mismo sexo, como resultado de una especie de reacción en cadena provocada por el otorgamiento del mismo derecho que Argentina había sellado un par de años antes. Luego se sumarían Brasil, Colombia y Ecuador.
Lo más polémico e innovador vino meses después. En diciembre de 2013, Uruguay se colocó a la vanguardia de los cambios de las políticas de drogas al convertirse en el primer país del mundo en legalizar la producción, consumo y venta de marihuana. Hasta ahora, sigue siendo el único. Uno de los principales resultados, de acuerdo con el Instituto de Regulación y Control del Cannabis (IRCCA), es que se le quitó por lo menos la mitad del mercado al narcotráfico. Era uno de los principales objetivos.
Otros avances sociales de los 15 años de gobiernos frenteamplistas son la Ley de Reproducción Asistida, que obliga al Estado a financiar los tratamientos de parejas de hasta 40 años de edad que no pueden concebir. Los permisos de maternidad y paternidad, que se ampliaron de 12 a 14 semanas en el caso de las madres, y de tres a 13 días para los padres. También se aprobó la Ley de Violencia hacia las Mujeres que reconoció múltiples tipos de violencia de género y permitió tipificar los delitos de feminicidio y abuso sexual. La Ley de Cuotas, además, estableció que una de cada tres integrantes del Parlamento y gobiernos municipales, debe ser mujer. Por otra parte, se creó un Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) para garantizar la cobertura y acceso universal de este derecho. Y el presupuesto educativo creció del 3,2% al 4,8% del PIB.
Cecilia González, escritora y periodista.
El balance económico suele ser el talón de Aquiles de gobiernos que, al no rendir buenas cuentas, terminan perdiendo las elecciones. Eso no le pasa, sin embargo, al Frente Amplio, que en este rubro también tiene resultados favorables.
El balance económico suele ser el talón de Aquiles de gobiernos que, al no rendir buenas cuentas, terminan perdiendo las elecciones, como fue el reciente caso de Mauricio Macri en Argentina.
Eso no le pasa, sin embargo, al Frente Amplio, que en este rubro también tiene resultados favorables.
Desde 2003 hasta 2018, a pesar de las crisis internacionales que impactaron negativamente en todo el mundo, Uruguay registró un crecimiento económico anual del 4,1 %. Tiene el PBI per cápita más alto de la región. Desde 2013, los salarios aumentan más que la inflación. Es el segundo país con mayor inversión extranjera en América Latina. Lidera los índices de Desarrollo Humano y de Libertad Económica. Tiene instituciones estables y bajos niveles de corrupción.
¿Y entonces?
Es el desgaste. Gran parte de los uruguayos se cansó de los tres lustros de gobiernos frenteamplistas y comenzó a evaluar la posibilidad de un cambio.
Cecilia González, escritora y periodista
.Estas elecciones, encontraron en Lacalle Pou, de 46 años e hijo de un ex presidente, a un candidato al que votar. En el país con el mayor índice de envejecimiento de la región, su juventud le jugó a favor.
En estas elecciones, encontraron en Lacalle Pou, de 46 años e hijo de un ex presidente, a un candidato al que votar. En el país con el mayor índice de envejecimiento de la región, su juventud le jugó a favor. También su persistencia, ya que es la segunda vez que busca la presidencia. Y sus promesas: mejoras económicas, reducción del desempleo, recorte del gasto público para bajar el déficit fiscal, mejorar la seguridad pública (una de las principales demandas sociales) y combatir la corrupción. De todas maneras, llegar a la segunda vuelta con expectativas de ganador no le fue fácil, ya que necesitó la alianza de otros cuatro partidos de derecha.
La evidente demanda de alternancia demostrada por un importante sector de la sociedad uruguaya, en un clima de tranquilidad democrática y que puede culminar el viernes con la confirmación del triunfo de Lacalle Pou, contrasta con el caos padecido los últimos meses en Sudamérica, con las crisis que, por diferentes motivos, estallaron en Perú, Ecuador, Chile, Bolivia y Colombia, más la permanente tensión en Venezuela y Brasil. Si acaso, sólo puede compararse con las elecciones en Argentina en donde los votantes también optaron por el cambio pero en sentido inverso: el peronismo progresista le ganó a la derecha macrista.
Pero, como suele decir el ex presidente José Mujica, no hay derrotas ni victorias definitivas. Siempre se puede volver.