Marta Rodríguez de SANFICI 2020, a la Academia de los Oscar´s

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Marta Rodríguez nace en la ciudad de Bogotá, Colombia en el año de 1933 y realiza estudios de secundaria en el colegio María Auxiliadora de Bogotá. Al terminar sus estudios en 1951, decide viajar a Barcelona con la intención de estudiar filosofía, pero estando allí, cambia su decisión e ingresa a la facultad de sociología.

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En 1957 viaja a París y se dedica, entre otras cosas, a ver cine y hace contacto con los círculos obreros que atienden a los trabajadores españoles que, debido a la situación política que vive el país con la dictadura franquista, se ven en la obligación de emigrar a Francia y a Bélgica.

Un año más tarde, regresa a Colombia e ingresa a la recién creada Facultad de Sociología de la Universidad Nacional, donde conoce al sacerdote Camilo Torres; con él desarrolla trabajos de campo en Tunjuelito, suburbio deprimido del sur de Bogotá. Esta vivencia, de dramáticas realidades sociales, hacen que decida estudiar antropología y en 1961 viaja de nuevo a París, donde se dedica a estudiar cine y etnología. Allí conoce al documentalista francés Jean Rouch, de quien recibe gran influencia y de la corriente del llamado Cinema Verité que él impulsa: “Un cine que utiliza el artificio cinematográfico, sin violentar la vida de la gente y sus actividades (… ) un ojo observador que participa de la vida de ellos”.

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Marta se acerca desde Europa al desarrollo de las cinematografías del Tercer Mundo, África y América Latina en especial, y realiza con el mexicano Tomás Pérez Turrent su primera película, un ejercicio universitario sobre el mercado de las pulgas en París.

Regresa a Colombia en 1965 y reanuda sus estudios de antropología, trabaja en la sección de cine de la Embajada de Francia, se reencuentra en la facultad de sociología con Camilo Torres y ese mismo año conoce al fotógrafo Jorge Silva, con quien realiza la película “Chircales” (1966-1971), documental sobre una familia que elabora ladrillos de manera artesanal y en las peores condiciones de explotación laboral y social. El proceso inicia en 1966 bajo las premisas de la observación participante, se acercan a la comunidad de Tunjuelito que Marta ya conocía, contactan a la familia Castañeda y conocen a profundidad el drama en el que sobreviven. Con cámaras fotográficas, filmadoras y grabadoras prestadas, se involucran en la cotidianidad de la familia y trabajan con ellos la construcción de la película. La cinta fue presentada en 1968 en el Encuentro de Cine Latinoamericano de Mérida, Venezuela, causando gran impacto. En 1972, ambos viajan a los Llanos Orientales colombianos, ante las noticias de masacres y torturas de que son objeto los indígenas Guahibos por parte de los colonos y realizan “Planas, testimonio de un etnocidio” (1972), documental de denuncia, premiado en el Festival de  Cine de Cartagena. Con el premio terminan la postproducción de “Chircales”, cuya nueva versión comparte con “Planas, testimonio de un etnocidio” la Paloma de Oro en Leipzig, Alemania en 1972; “Chircales” es también premiada en 1973 en los Festivales de cine de Oberhausen, Tampere, Finlandia, Cartagena y México (1976), los derechos de exhibición son adquiridos por las televisiones de varios países entre ellos: Suecia, Holanda, Noruega, Finlandia y Alemania, cuyas regalías les permiten adquirir sus propios equipos.

 Marta Rodríguez trabaja con Jorge Silva en todos sus documentales. En 1975 terminan la producción de “Campesinos” y realizan en 1980 “La voz de los sobrevivientes”, documental que denuncia ante Amnistía Internacional cómo la recuperación de tierras les ha costado la vida a los líderes indígenas. En 1982 finalizan “Nuestra voz de tierra memoria y futuro”, premiada en 1982 en los festivales de cine de Cartagena, Huelva, Berlín y en 1986 en México.

Rodríguez estuvo casada con Jorge Silva, quien ofició como codirector en muchos de sus proyectos.

Otros de sus trabajos en cine son “Nacer de nuevo” (1987), sobre una pareja de ancianos sobrevivientes de la tragedia de Armero, premiado ese mismo año en Leipzig, Alemania y en 1988 en los festivales de Cartagena, Colombia y Oberhausen, Alemania; y en 1989 “Amor mujeres y flores”, acerca de las condiciones en que son explotadas las operarias de los cultivos de flores en la sabana de Bogotá. Estos dos filmes son terminados por Marta debido al fallecimiento de Jorge Silva en enero de 1987. Amor mujeres y flores es premiada en D´Aurillac, Francia en 1989; en San Francisco, Estados Unidos; Mannheim y Friburgo, en Alemania y en Bogotá en 1990.

Marta profundiza los vínculos con las comunidades oprimidas, en especial las indígenas, a través de talleres y prácticas conjuntas, estos talleres de video son auspiciados por la Unesco, dando como resultado la creación del manual “A nuevas tecnologías, nuevas identidades: La historia también es cine” ; participa de los desarrollos que en el mismo sentido se llevan a cabo en México, Bolivia y Brasil, hace parte de la conmemoración de los quinientos años de la conquista de América y realiza con el documentalista boliviano Iván Sanjinés “Memoria viva” en 1992.

Con su hijo Lucas Silva realiza en 1998 “Amapola, la flor maldita”, en 1999 “Los hijos del trueno”, sobre la incidencia de los cultivos ilícitos en la cultura de los indígenas del Cauca, y en el 2001 “La hoja sagrada”, sobre el cultivo de la hoja de coca.

Con Fernando Restrepo dirige en el 2001 “Nunca más”, en el 2004 “Una casa sola se vence” y en el 2006 “Soraya, amor no es olvido”, documentales acerca del drama vivido desde mediados de los años noventa por las comunidades afrocolombianas del Urabá Chocoano y Antioqueño, desplazadas violentamente de sus regiones por los actores armados que actúan en Colombia: guerrilla, paramilitares y ejército.

En el año 2011 realiza el documental “Testigos de un etnocidio: Memorias de resistencia”,  un recorrido de la violación de los derechos humanos a la población indígena en Colombia, durante los últimos 40 años.

Su cercanía con la comunidad indígena Nasa en el Norte del Cauca desde el año 1970, crea una relación de trabajo en equipo en cine documental. En el año 2012, el equipo de la Fundación Cine Documental, junto con el equipo de la ACIN (Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca) Çxhab Sala Kiwe (Territorio del gran pueblo), crean el cortometraje documental “No hay dolor ajeno”, memoria a Maryi Vanessa Coicue, niña de 11 años que muere en medio de un enfrentamiento entre la guerrilla de las FARC y el Ejército Colombiano.  

Marta Rodríguez registra durante  los años 1998 y 2003 la creciente llegada de campesinos, indígenas y afros a la ciudad de Bogotá, numerosas familias desplazadas por el conflicto armado entre paramilitares, guerrillas, ejército, narcotráfico y minería, que huyen a las urbes por salvar sus vidas; familias que no encuentran ayudas en los organismos creados para este fin, por lo que se ven obligadas a tomarse el edificio de la Cruz Roja, ubicado en el sector comercial más adinerado de Bogotá durante 3 años. En el año 2015 este material es editado en el documental “La toma del milenio”, un testimonio de su lucha y resistencia.

Durante los años 2013 al 2018 dirige el largometraje documental “La sinfónica de los Andes”, obra cinematográfica que hace memoria a los niños y niñas indígenas Nasa víctimas del conflicto armado por medio de la música ancestral, que crea una orquesta de jóvenes indígenas en el Norte del Cauca, rindiendo así homenaje a sus compañeros muertos por una guerra que no le pertenece a ningún colombiano. 

En la actualidad, Marta emprende un trabajo cinematográfico sobre su docente y mentor, el sacerdote, cristiano, sociólogo y humanista, Camilo Torres Restrepo, un documental que desdibuja al cura guerrillero para traer el amor eficaz a la actualidad.

Documentales

“Chircales” (1966-1971)

“Planas, testimonio de un etnocidio” (1972)

“Campesinos” (1973 – 1975 )

“La voz de los sobrevivientes” (1980)

“Nuestra Voz de Tierra, Memoria y Futuro”, (1974-1982)

“Nacer De Nuevo”, (1986 – 1987)

“Amor, Mujeres y Flores” (1984 – 1989)

“Memoria viva” (1992-1993)

“Amapola, la flor maldita” (1994-1998)

“Los hijos del trueno” (1994-1998)

“La hoja sagrada” (2001)

“Nunca más” (1999-2001)

“Una casa sola se vence” (2003-2004)

“Soraya, amor no es olvido” (2005-2006)

“Testigos de un etnocidio, memorias de resistencia” (2004-2010)

“No hay dolor ajeno” (2012)

“La toma del milenio” (2015)

“La Sinfónica de los andes” (2018)

“Camilo Torres, la teología de la liberación” (En desarrollo)

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