Pepe Mujica pidió que sus cenizas descansen junto a las de su perra “Manuela”
José ‘Pepe’ Mujica tiene un deseo para cuando ya no esté en este mundo: que sus cenizas sean puestas junto a las de su perra, Manuela, una de sus mascotas favoritas. La mascota del expresidente uruguayo (2010-2015) murió en 2018, y sus restos fueron enterrados bajo el árbol de secuoya que tiene el exmandatario en su finca de descanso.
“Está muerta”, respondió tajantemente Mujica. “Vivió 22 años, lo que es un récord para un perro. El día que yo me muera he pedido que me incineren y que las cenizas las pongan ahí, abajo de ese árbol, junto a Manuela”, le reveló el exmandatario uruguayo a CNN.
Manuela se hizo famosa por aparecer en entrevistas del exmandatario uruguayo y en algunos actos protocolarios, había perdido una pata luego de que un tractor, que conducía el mismo Mujica, le pasó por encima.
“Cuando más conozco a los humanos, más adoro a los perros”, aseveró Mujica.
Esta revelación se dio en medio de una entrevista con la cadena CNN, en donde el expresidente también habló sobre la crisis en Venezuela y las violaciones a los derechos humanos que sufrió mientras estuvo preso.
“Recibí unas críticas brutales de mi propia gente. Pero ha sido mi manera de ser. Fui presidente y nunca agarré el teléfono para rezongar a ningún medio de prensa, esos que a uno le critican. He llegado a la conclusión de que es mucho mejor tratar de convencer y no ofender. Y soportar las ofensas. No es negocio cultivar odios”, señaló.
Sobre Venezuela, Mujica dijo que “ve una historia trágica” marcada por “el fracaso de los fanatismos”.
“Parece que la humanidad no quiere aprender de su experiencia histórica. ¿De qué sirvió el bloqueo que le hicieron a (Francisco) Franco? Sirvió para que el pueblo español pasara hambre. ¿De qué sirvieron los otros bloqueos? Sencillamente, cuando se rehúsa a instrumentar salidas políticas se olvida aquella vieja afirmación que dice ‘en una plaza sitiada, cualquier discrepancia es hereje’. O aquel consejo de Napoléon, ‘cuando tengo la fortaleza sitiada, lo más racional es dejar una ruta de escape’. Pensé que Estados Unidos iba a intervenir militarmente en determinado momento porque no se puede plantear una rendición incondicional sin darse cuenta que voy a tener un fanatismo del otro lado. Y ahí quedamos empantanados, le cerramos caminos a la política por un lado y por el otro. Son dos fanatismos que se retroalimentan”, concluyó Mujica.