El Barça jugará la final de Copa del Rey
Lo mejor de hoy:
El golazo de Dembélé, la parada de Ter Stegen, el gol agónico de Piqué a centro de Griezmann y el tanto de Braitwhaite.
El billete de los creyentes. De los luchadores. De los trabajadores. El billete de los que sudan, de los que corren, de los que ponen el corazón, el alma y la vida. El billete de la emoción, de la taquicardia, del límite. El billete del Barça, que disputó su quinta prórroga de la temporada y que culminó una remontada inolvidable tras levantar el 2-0 de la ida.
Porque llevó el partido al tiempo extra con un gol en el añadido de Piqué, que terminó lesionado en la rodilla. Porque nunca se rindió. Porque Ter Stegen paró un penalti determinante. Porque Dembélé fue un ciclón. Porque Braithwaite metió el tercero. Porque esta final de Copa, que se disputará en La Cartuja sevillana el 17 de abril, tendrá al Barça como uno de sus protagonistas. Es la novena final copera en once temporadas. En la semana de la detención de Bartomeu y de las elecciones el equipo reclamó su foco con una noche maravillosa.
Un Barça reluciente
En la semana de la detención de Bartomeu y de las elecciones el equipo reclamó su foco con una noche maravillosa
Lo que funciona, no se toca. Un viejo axioma del fútbol que aplicó Koeman, que sí algo tiene es amor al Barça. El técnico holandés repitió el once y el sistema que le funcionaron de maravilla en el Pizjuán. Aprovechando la recuperación milagrosa de Pedri el Barcelona clonó el dispositivo y la formación, con Griezmann eternizándose en el banquillo. Todo lo contrario hizo Lopetegui, que revolucionó su alineación con seis cambios, empezando por una obligada en la portería. Bono estaba lesionado y fue relevado por Vaclík. Rakitic, Munir o Navas se convertían en suplentes.Lee también
El equipo andaluz trató de atosigar de entrada al Barcelona con una presión altísima en busca de un error que mandara al limbo pronto las esperanzas de remontada. Pero el Barça contestó con tino y personalidad para tocar la pelota con criterio, para salir con el balón jugado como gusta por estos lares y para hacer que el esférico se desplazara de un lado a otro con precisión y velocidad. Superada la presión, se abría un mundo de posibilidades, un océano de espacios o, lo que es lo mismo, un maná para Dembélé. El francés, ligeramente escorado a la izquierda pero con libertad para tirar diagonales, para galopar y para interpretar su propia partitura monopolizó los primeros escarceos barcelonistas. Chutó a las nubes de salida, le taparon el disparo poco después y, a la tercera, se sacó del sombrero de copa un gol asombroso. Controló dentro del área, salió de allí entre rebotes, se giró, amagó, recortó y, cuando parecía que no tenía nada que hacer, conectó un zapatazo con la derecha que entró por la escuadra. El portero quedó petrificado y los suplentes del Barça saltaron de alegría en la grada, mientras en el campo sus compañeros formaban una piña.
Apenas había comenzado la función y el Barça ya recortaba distancias en la eliminatoria. Bien temprano el conjunto de Koeman perforaba al Sevilla y se ponía a un gol de igualar el cruce.
Dest y Alba abrían el campo, Pedri, excelente, hacía bascular la pelota como los ángeles, Busquets no se complicaba la vida, Messi buscaba su momento y Piqué ordenaba a la defensa con gritos constantes.
El partido era de los de vibrar y sufrir y, a pesar de la ausencia de público, en los banquillos se vivía con fervor. Hasta el punto que el colegiado estaba casi más pendiente de lo que pasaba en la zona de los reservas que de lo que acontecía en el campo.
Trató el Sevilla, gracias a la finura de Óliver Torres, de serenarse y reaccionar porque es un equipo con calidad y con tablas. Pero el Barça no se detuvo, continuó pudiendo y queriendo. No siempre daba con la tecla pero su tesón era mayúsculo y protagonizaba oleadas que le pusieron al borde del segundo gol. Como en un tiro de Pedri, en otra acción que estuvo a punto de remachar De Jong y en una tercera que sacó de la línea de meta Acuña tras un rebote.
Hubiera sido importante marcar de nuevo en ese tramo, aprovechar el momento pero tampoco había que volverse loco. Restaba una segunda mitad para, al menos, forzar el tiempo extra.
¿Resistiría ese ritmo de alto voltaje el Barcelona? Era difícil que lo hiciera y le costó. Lopetegui metió naves nuevas y aparecieron Rakitic, Ocampos o Navas. Necesitaba algún refresco el Barcelona y Koeman decretó un cambio de sistema (4-3-3) con la entrada de Griezmann por Dest.
Pudo ser el 2-0
Por allí irrumpió Alba con un remate de volea, de estética preciosa, que se estampó en el larguero
Salió el francés, como el champán, burbujeante y en su descorche abrió un balón a la banda por donde irrumpió Dembélé, que levantó la cabeza y centró al segundo palo. Por allí irrumpió Alba con un remate de volea, de estética preciosa, que se estampó en el larguero. Habría sido un gol de póster, un cuadro al óleo para recordar.
Pero no dio en la diana y poco después, en una contra sevillista, Ocampos, que puso mucho de su parte, cayó ante una entrada del impulsivo Mingueza dentro del área. El colegiado no lo dudó y decretó penalti. Quedaban 20 minutos y si el Sevilla marcaba la opción de remontada se esfumaba. Pero Ter Stegen blocó el lanzamiento de Ocampos y eso mantuvo al Barcelona conectado a la eliminatoria.
Koeman retiró a Mingueza, puso a Junior de lateral derecho y quemó sus últimos cartuchos con Trincão y Braithwaite porque había que arriesgar. El tiempo se acababa y el Barcelona se volcó como un poseso en un esfuerzo postrero. Pedri cazó un balón en el área pero la cedió a Messi, cuyo tiro fue taponado por un defensa. Se pidió mano pero no lo pareció. Sólo quedaba ir a la heróica, una acción a la desesperada para forzar la prórroga. Y Piqué se elevó a los cielos. Y Piqué cabeceó a la red. Y Piqué aprovechó un centro certero de Griezmann para meter el segundo en el minuto 93, para soñar, para seguir creyendo.
A la prórroga y con el Sevilla con diez porque justo antes del 2-0 Fernando vio la segunda amarilla. Como en Granada, el Barcelona había sobrevivido al límite para ganarse el derecho a jugar otra prórroga.
El Sevilla, tocado anímicamente, se pertrechó y el Barça fue a por todas en busca del billete antes de los penaltis. Pronto pondría la semifinal a su favor con otro testarazo, ahora en plancha, de Braithwaite, tras centro de Alba. Algarabía en el palco entre los candidatos presidenciales, invitados en la zona noble, y en Koeman, que volvió a estallar de euforia.
El Barça lo tenía muy cerquita y podía sentenciar porque el Sevilla debía abrirse. La polémica salió a pasear otra vez y los hispalenses reclamaron penalti por unas manos de Lenglet. El balón le golpeó en el brazo pero el árbitro y el VAR interpretaron que no era penalti. Los banquillos eran un Vietnam de protestas, Koeman y Lopetegui intercambiaban impresiones, y llovían las tarjetas.
Para añadir más agonía al encuentro Piqué se lastimó en la rodilla derecha en un giro y terminó el encuentro, cojo, como pudo porque no había posibilidad de hacer más cambios. Pero el Barça resistió de pie y se clasificó. Qué noche.
Ficha técnica
3 – Barcelona: Ter Stegen; Mingueza (Junior, min.78), Piqué, Lenglet; De Jong, Sergio Busquets (Ilaix, min.78), Dest (Griezmann, min.63), Jordi Alba, Pedri (Bratihwaite, min.89); Dembélé (Trincao, min.89) y Messi.
0 – Sevilla: Vaclik; Aleix Vidal (Navas, min.54), Koundé, Diego Carlos, Acuña (Rekik, min.54); Fernando, Jordán (Munir, min.106), Oliver Torres (Ocampos, min.62), Suso (Papu Gómez, min.79); En-Nesiry y Luuk de Jong (Rakitic, min.54).
Goles: 1-0: Dembélé, min.12. 2-0: Piqué, min.90+4. 3-0: Braitwaite, min.95.
Árbitro: Sánchez Martínez (Comité murciano). Mostró tarjeta amarilla a Mingueza (min.67), Jordán (min.101), Koundé (min.101), En-Nesiry (min.102) y Trincao (min.119). Y expulsó a Fernando por doble amonestación (min.37 y 92) y Óscar Caro, preparador físico del Sevilla, con roja directa (min.101) y Luuk de Jong (min.102)
Incidencias: Partido de vuelta de las semifinales de la Copa del Rey disputado en el Camp Nou a puerta cerrada. Asistieron al encuentro, invitados al palco por el club, los tres candidatos a la presidencia del FC Barcelona: Joan Laporta, Víctor Font y Toni Freixa.