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“Entramos en el terreno de los milagros. Pídalo, pídalo, que de pronto se le da”, aseguró el comentarista Gonzalo de Feliche, encargado de transmitir el juego de este miércoles entre América de Cali y Corinthians por las semifinales de la Copa Libertadores femenina.

Colombia tiene muy buen fútbol femenino, hace falta una dirigencia del que lo entienda.

Eso lo dijo recién se entraba en el tiempo de adición a los 90 minutos y las brasileñas, actuales campeonas del torneo, ganaban 1-0 y controlaban la pelota en los últimos minutos de juego del partido disputado en el Nuevo Francisco Urbano de Buenos Aires, Argentina.

Y el milagro que esperaban los hinchas escarlatas y los seguidores del fútbol femenino llegó.

A los 90+3, Joemar Guarecuco, ingresada minutos antes, empalmó el balón con su pierna derecha tras un envío largo para clavar un golazo en el pórtico de Borges, que, al igual que sus compañeras, no podía creer la escena.

En ese momento, la gloria fue roja tras mostrarse como un equipo que desarrolló una casi perfecta y emocionante labor defensiva.

Trabajo que solo se vio empañado al minuto 57, cuando Tamires, capitana corinthiana, clavó un zurdazo en el ángulo inferior derecho del arco de Katherine Tapia, que pudo hacer más.


Fue un ejercicio defensivo en el que se comprometieron todas las ‘Diablas’, incluidas las de corte ofensivo como Catalina Usme, Wendy Bonilla y Gisela Robledo.

Una actuación comprometida que sabía a poco si la clasificación se iba del otro lado, dejando a la escuadra vallecaucana con la única chance de pelear por el tercer puesto.

Pero las de Andrés Usme, que volvió a estar en la línea tras cumplir su sanción, aprendieron del duelo en primera ronda, donde fueron derrotadas 3-0 y no se desesperaron tras el tanto rival.

Siguieron creyendo en lo suyo y los ingresos de Guarecuco y Gabriela Rodríguez las impulsaron a buscar un gol que parecía utópico.

Pero en el fútbol a veces las utopías se hacen realidad y, en otras ocasiones, los milagros vienen en conjunto.

Saben mejor aquellos que llegan también en forma de revancha. La arquera Tapia, con la responsabilidad del gol encima, se propuso ser la heroína en la definición desde los doce pasos para la clasificación.

Y no falló. Adivinó la dirección de los cinco cobros de las actuales campeonas y se quedó con el tercero y el quinto para el delirio escarlata.

El resto lo hicieron Catalina Usme, Gabriela Rodríguez, Anlly Iglesias y Diana Ospina, que ejecutaron de manera excelsa.

Así, tras ser subcampeonas en una Liga de dos meses finalizada en diciembre pasado, las americanas convirtieron al suyo en el tercer equipo colombiano en llegar a la final de la Copa Libertadores femenina.

Y como donde caben dos caben tres, ahora la hinchada roja espera un tercer milagro: el que la convierta en campeona del continente.

El domingo, el dictamen final sobre si las rojas son el cuadro de los milagros.

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