CALI. Rebecca Sprößer, periodista alemana atacada por los fascistas
“mi amigo recibió 13 impactos de bala”
En los últimos días el nombre de Rebecca Spröße empezó a figurar en las redes sociales, pues se trata de una periodista alemana que ahora hace parte de la primera línea en la ciudad de Cali, Valle del Cauca.
Con su celular, la mujer de 34 años grabó la conversación que tuvo con algunos policías y denunció, en repetidas ocasiones, el abuso de fuerza y poder por parte de los uniformados, en contra de la población. Fue el 21 de junio cuando Rebecca interrogó a aquellos integrantes de la fuerza pública respecto a su actuar en contra de la comunidad.
La historia de la alemana fue resaltada en una de las más recientes publicaciones del diario colombiano El Espectador, en donde ella misma reveló algunos detalles de lo que ha sido su paso por Colombia, país al que llegó, inicialmente, por razones de diversión y turismo, pero terminó en medio de las protestas y haciendo parte de los jóvenes que se enfrentan a los uniformados.
Tras ser resaltada en varios medios de comunicación, la alemana publicó este viernes en su cuenta de Facebook una denuncia sobre un ataque sicarial del que fue víctima en las últimas horas.
“Ayer en la noche me vi con un amigo para trabajar en algunos temas del paro. Estábamos sentados afuera en un lugar público y de pronto y sin hablar vino un sujeto y nos disparó a corta distancia. No dejó de disparar hasta que su arma se quedó sin tiros”, comentó la joven.
Auguró que en medio del ataque, su amigo se paró justo en frente de ella y prácticamente le salvó la vida. “Él recibió 13 impactos de balas en todo el cuerpo, 3 de ellos en la cabeza y varios en el pecho. Yo solamente recibí raspones de los proyectiles que le salieron de su cuerpo. Además tuve mi maletín frente de mí y por las dos condiciones me llegaron con mucho menos fuerza e impacto”, comentó la periodista.
Y agregó en su denuncia que su amigo está entre la vida y la muerte. “No podemos decir quién fue, pero estamos en todo el proceso con los DDHH. Solamente quedó muy claro que esto no fue ningún robo – esto fue un atentado con el objetivo de matar”, concluyó la alemana en su post.
Spröße inició su travesía el 15 de marzo de 2021 cuando le confirmó a sus contactos de Facebook que se encontraba en el aeropuerto de Fráncfort, en Alemania, dispuesta a tomar un avión que la llevara a la ‘Sucursal del Cielo’.
Además del profundo amor que siente por la música y por los ritmos afroantillanos, Colombia se convirtió en un nuevo destino en la agenda de Linda que desde hace 15 años ha dedicado su vida a viajar y a conocer, particularmente, países latinoamericanos. Estudió Periodismo, Administración de Empresas, Ingeniería Industrial e hizo una formación especial para ser azafata. Esta última labor le ha permitido costear algunos de sus viajes gracias a las tarifas preferenciales que le ofrecen y, hasta el momento, la alemana calcula que conoce unos 75 países.
“Cuando llegué a Cali me enamoré totalmente de la gente, de la forma de vivir y decidí que quería vivir un tiempo más acá. Empecé a trabajar como voluntaria y community manager en una escuela muy reconocida de baile que se llamaba Arrebato Caleño, pero cuando empezó el paro nacional y se intensificaron los toques de queda ya no pudieron dar las clases que se hacían en la noche y quebraron. Esa fue una fuerte motivación para unirme a la gente que empezó a protestar. Después pensé que como en México había trabajado en periodismo, aquí también podría documentar con mi mirada lo que estaba sucediendo. Entonces empecé a grabar testimonios y abusos de la Policía y a mandarles eso a mis contactos que tenía de prensa”, comentó Sprößer
Durante muchos años Rebecca Sprößer, una alemana de 34 años, había soñado aterrizar a Cali, ‘la sucursal del cielo’, para conocer su gente, su cultura y, en especial, para bailar junto a los más grandes de la salsa.
“Tengo unos amigos caleños en Alemania y siempre me dijeron que tenía que ir a Cali porque es una ciudad hermosa. Entonces decidí viajar”, le cuenta Sprößer a este diario.
Una vez concluyó sus estudios de ingeniería industrial en Frankfurt, llegó a Colombia el 15 de marzo de este año. Su plan era estar dos semanas de vacaciones en la capital del Valle del Cauca y luego devolverse. Pero mientras sus planes eran unos, los del país fueron otros.
Entró a la escuela de baile Arrebato Caleño a trabajar como ‘community manager’, donde también tomó clases de salsa. Sin embargo, en el país se intensificaron las restricciones por la pandemia y en Cali instauraron el toque de queda nocturno y durante los fines de semana.
Eso produjo que la escuela no pudiera seguir brindando sus clases, entró en quiebra y cerró. Esa situación que dejó a muchas personas desempleadas fue la motivación de Rebecca para apoyar a las manifestantes que ya se estaban organizando para salir a las calles.
Cuando las miles de personas empezaron a marchar en la capital del Valle, la alemana empezó a registrar lo que ocurría en las calles. Estuvo en algunas zonas del Valle donde vio cómo algunos manifestantes promovían los bloqueos y quemaron un CAI y el MÍO.
Para la joven quienes hacen vandalismo “tienen mucha rabia y están desesperados por todo lo que pasa en el país y querían desahogarse de esa situación”.
Una semana después de que empezaron las marchas ‘la sucursal del cielo’ empezó a ser reconocida por ‘puerto resistencia’, el bastión de protesta. El 3 de mayo una fundación le pidió ayuda para recolectar medicamentos, alimentos y otros bienes para entregarlos allí, “y desde ese día estuve allá, prácticamente me mudé a puerto resistencia y estuve día y noche allá”, asegura.
Rebecca cuenta que el primer día se quedó porque no había transporte por los bloqueos. “Yo estaba sola, no conocía a nadie, pero ellos me estaban cuidando y así conocí a la primera línea”, recuerda y agrega que desde entonces se unió a ellos.
Al pasar los días, para esta joven ese lugar se convirtió casi como un pueblo, un lugar de refugio y, como su nombre lo indica, de resistencia. Empezó a ver la violencia de primera mano y se acostumbró a estar rodeada de armas. Pero con ello también le llegaron las amenazas.
“Cuando había conflictos yo grababa en situaciones delicadas a la Policía donde estaban atacando y por grabar esto empezaron las amenazas en mi contra”, advierte, pero asegura que luego de cuatro meses ya lo estaba esperando.
Rebecca Sprößer llegó al país en marzo y se unió a las manifestaciones.
“Cuando llegó la llamada estuve unos segundos en shock, pero luego pensé en que no debía tener miedo“. Y decidió que en vez de contactar a su embajada y regresar al país, hizo una publicación contando que la habían amenazado.
No obstante, después de eso, el 20 de junio, habló con sus compañeros de la primera línea y decidieron que Rebecca debía volver en la noche a su casa, pues no era seguro para ella.
Rebecca Sprößer cuenta que ya no va en las noches a puerto resistencia.