Human Rights Watch. La colombiana JUANITA GOEBERTUS es la nueva Directora de la División de las Américas de
uanita Goebertus Estrada ha sido seleccionada como la nueva directora de la división de las Américas de Human Rights Watch, dijo hoy Human Rights Watch. Goebertus, quien ha demostrado ser una talentosa y eficaz defensora de los derechos humanos a lo largo de su carrera en cargos públicos, puestos académicos y en la sociedad civil, asumirá la dirección el 1 de agosto de 2022.
Goebertus, actualmente Representante a la Cámara por Bogotá en el Congreso de Colombia, no representará a Human Rights Watch en ningún ámbito ni hablará en nombre de la organización hasta que asuma su cargo en agosto.
Tamara Taraciuk, directora en funciones para las Américas, continuará dirigiendo la división hasta el final de julio. Tras esa fecha se convertirá en subdirectora, un nuevo puesto de liderazgo de la división de las Américas.
Human Rights Watch tomará las medidas adecuadas para garantizar una transición que fortalezca aún más su reconocida reputación como una organización sin ninguna orientación política que lleva a cabo investigaciones rigurosas e imparciales sobre derechos humanos en toda la región.
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En su vida se ha dedicado a “construir puentes entre quienes piensan diferente para resolver conflictos”, como lo expresa ella.
Goebertus se estrenó en la política electoral con más de 83 mil votos, la segunda votación más alta de la lista de Alianza Verde. Fue la mujer más votada para la Cámara. Llegó de la mano de Claudia López y Angélica Lozano, quienes le inocularon “el bicho” de la política electoral, como alguna vez lo confesó.
Antes de meterse a hacer política, esta abogada y politóloga de la Universidad de los Andes, con una Maestría en Derecho de la Universidad de Harvard y becaria Fullbright, desarrolló buena parte de su carrera profesional al lado de Sergio Jaramillo, excomisionado para la Paz.
Hizo parte de los diálogos de paz con las Farc como abogada de la oficina del entonces comisionado Jaramillo. Es experta en justicia transicional. Y así lo ha demostrado en el Congreso.
La palabra paz está a flor de labio en cada una de sus intervenciones, en sus conferencias, en sus textos. No es una posición política, es su convicción. Y así lo reconocen sus compañeros, incluso sus contradictores políticos.
En noviembre del año pasado, cuando se había introducido un ‘mico’ que reactivaba las órdenes de captura contra los exFarc en la llamada ley de orden público, fue la única voz que alertó que se estaba atentando contra lo pactado en La Habana. Y logró convencer a la mayor parte de la Plenaria de la Cámara de echar para atrás esta disposición.
Ante el fallido intento de introducir esta modificación, al ser preguntado por lo sucedido, un congresista del Centro Democrático atinó a responder: “Juanita no dejó”. Esta situación se repitió en por lo menos tres intentos más del uribismo en la Cámara de Representantes por hacer ajustes a lo pactado. Ninguno fructificó.
A pesar de la firme defensa de sus convicciones, no es una mujer inflexible. Siempre construye puentes. Acerca posiciones. No es extraño que durante un debate construya una propuesta, la discuta con sus compañeros de la oposición e inmediatamente inicie diálogos con sus contradictores políticos. Tampoco le teme a modificar sus proposiciones si encuentra otros argumentos de la contraparte.
Esto le ha valido, sin embargo, que sea considerada por algunos como una mujer ‘tibia’. No le perdonan que en la segunda vuelta de las pasadas elecciones presidenciales no haya fijado una posición firme por alguno de los candidatos.
En su oficina la reconocen como una mujer tranquila, comprensiva, pero exigente a la hora de analizar los proyectos. No es extraño que cite a su equipo un sábado en la tarde para examinar alguna iniciativa. Es la estudiosa de la política.
Dice sentirse agradecida por contar con un equipo de nerds. Ellos dicen que la nerd es ella.