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El expresidente de Uruguay es una de las voces más importantes de la izquierda latinoamericana. Lleva cinco años siendo verificador internacional del Acuerdo de Paz, del que dice que Iván Duque dejó congelado. En esta entrevista analiza a América Latina y la influencia de Rusia y China. También habla sobre la muerte, de quien dice “es una señora” a la que le pediría un poco más de tiempo.
Colombia tiene una historia corta, pero sólida con José Pepe Mujica. Desde 2017, el expresidente de Uruguay es garante del Acuerdo de Paz y, señala, siempre tiene un ojo puesto en que el país logre la reconciliación.
Durante la reciente campaña presidencial dio unfuerte espaldarazo a Gustavo Petro, a quien dice tenerle fe por “su causa grandiosa” y por estar acompañado de Francia Márquez, a la que califica como un “tajo en la historia de Colombia”.
En entrevista con Colombia+20, desde su casa en Rincón del Cerro en Montevideo (Uruguay), habla sobre si el gobierno de Iván Duque hizo o no trizas el Acuerdo con las Farc, la regulación de las drogas y la influencia de Rusia en América Latina. También sobre lo que piensa de la muerte, una señora que, afirma, “cualquiera de estos días” lo viene a buscar.
Mujica ha conquistado al mundo con la defensa de una vida austera. Su historia personal incluye el paso por el grupo guerrillero Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, haber sido sometido a tortura y detención durante 12 años por parte de la dictadura uruguaya, y luego lograr la proeza de convertirse en el presidente de su país. Y no en cualquier mandatario. En uno adelantado a cambios que algunos países de América Latina ni siquiera hoy conciben: legalizó el aborto, el matrimonio igualitario y la marihuana; dio asilo a presos de Guantánamo y también recibió a refugiados que huían de la guerra en Siria
Su presidencia y su fuerte actividad política -a pesar de no tener ningún cargo– divide a los uruguayos, pero para afuera es una figura aclamada por su lucidez, sus análisis de la región y sus apuntes sin tapujos, lo que lo han convertido es una de las voces más respetadas de la izquierda latinoamericana.
Además, y casi sin quererlo, Mujica, de 86 años, ha seducido y encandilado a los jóvenes con sus constantes reclamos para que luchen por la felicidad. Casi como un “Dalai Lama” latino, les advierte que el sabor de la vida no es lo material y les invita a que no pierdan el foco en ello. Tan es así, que varios de sus mensajes sobre volver a lo importante o cultivar los afectos se reproducen en videos de redes sociales como Tik Tok o Instagram.
Empecemos hablando de política. Gustavo Petro fue elegido presidente llevando a la izquierda al poder por primera vez en la historia de Colombia. ¿Cómo lee ese cambio para un país que ha tenido una tradición política de derecha?
La Paz de Duque
No estoy tan absolutamente de acuerdo con eso de la tradición política de derecha. La política colombiana es mucho más complicada, porque ha tenido gente que, aunque ha llegado a caballo de partidos tradicionales, tenía una visión muy progresista. No tuvieron mucha suerte. Por ejemplo, tuvieron una figura legendaria como (Jorge Eliécer) Gaitán. Pero sí, sé que es muy conflictiva la historia de Colombia con el pacto de conservadores y liberales. Ahora ha llegado un hombre con mucha responsabilidad histórica. Espero lo mejor. Si Petro es capaz de realizar la proeza de transformar a los enemigos en adversarios, Colombia va a poder convivir y salir adelante.
“Sé que estoy en minoría en el tema de la regularización de las drogas porque al mundo lo mandan una manga de viejos conservadores”
José ‘Pepe’ Mujica
Usted le dio el respaldo a Petro durante la campaña, ¿por qué cree que él era lo que necesitaba Colombia y qué espera de su administración?
Es que me doy cuenta de que Colombia precisa un cambio y tiene que tener una aventura. Pero, ojo, ningún presidente es un mago. El gobierno de Petro va a depender del apoyo y de la responsabilidad que asuma ese esfuerzo colectivo. El trabajo de Colombia es darle una respuesta estructural y firme a la paz. Es una tarea heroica, hermosa, pero desafiante. Ojalá que la vida les dé a Petro y a esa vicepresidenta (Francia Márquez), que es una maravilla… Un tajo en la historia de Colombia. Hay que ayudarlos y hay que comprometerse. Cambiar una realidad no es cuestión de un gobierno, es cuestión de un pueblo que tiene que participar en esa lucha, porque entonces, ¿cuál es la otra alternativa? ¿Volver a la película de 50 años? Me parece que se puede aprender. Vale la pena intentarlo con la mayor buena fe.
¿Conoce a Francia Márquez o ha hablado con ella?
No, no la conozco, pero la siento.
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Dicen que es mejor ser oposición que gobierno, y la izquierda colombiana va a dejar de ser lo primero para comenzar un mandato. Usted ya pasó por eso, ¿qué consejo le daría al gobierno de Petro en esta nueva etapa?
La prosperidad verdadera tiene que incluir y no excluir, y Colombia tiene las condiciones, pero debe transformar las heridas en cicatrices y aprender a andar en paz. Ese es el lujo más grande. Si Petro logra eso, será monumental para la historia de Colombia, lo demás viene por añadidura. Sé que no es fácil, por eso debemos tener justicia y verdad, pero no ponernos milimétricamente a cobrar todo, porque si no, no salimos nunca. Alcanza con saber la verdad, pero no cobrar todas las cuentas.
Usted y Petro tienen similitudes en su historia por el paso por la guerrilla, quizás el suyo más intenso. ¿Cómo podríamos cerrar esas heridas si aún hay prejuicios con el presidente electo por haber pertenecido al movimiento guerrillero?
Justamente hay que construir una nueva etapa de la historia, y para eso hay que tener el coraje de dar vuelta a la hoja y pasar por encima de los sentimientos de uno. Si no lo hacen, se quedan enredados en el pasado, y ese es el peor pecado que puede existir. Las nuevas generaciones no se merecen que les traslademos nuestros dolores, nuestras angustias, nuestro instituto de venganza. El pasado es pasado, dejen de mirar atrás. Ahora hay que ir hacia delante. Hay que reforzar esa actitud.
Hablemos del Acuerdo de Paz, usted sigue siendo garante de ese pacto. Varios informes apuntan al gran rezago en su implementación durante el gobierno de Iván Duque, ¿cómo lee ese hecho?
No sé. Sé que no pudieron avanzar. Sé que seguramente había contradicciones internas. Sé que hay una parte de Colombia que está equivocada y es necesario que entienda que no hay nada mejor que construir la paz y que, en realidad, frangollar el Acuerdo de Paz significa volver a abrir el camino de la violencia. Colombia tiene un escenario como para tener guerra interminable, pero no es un modelo de vida estar en una sociedad así. Acostumbrarse a vivir en guerra es un disparate biológico. Vale la pena insistir y negociar con todos los que tenga que hacerse.
“Colombia tiene las condiciones, pero debe transformar las heridas en cicatrices y aprender a andar en paz. Ese es el lujo más grande. Si Petro logra eso, será monumental”
José ‘Pepe’ Mujica
A propósito de eso, ¿apoyaría una negociación con el Eln?
Eso es parte del proceso, pero hay otras fuerzas que no están en guerrilla y con las cuales hay que negociar también. Hay que tener el coraje de hablar con el que sea. Veremos qué puede hacer el hombre (Petro) y sobre todo el aparato que lo rodea.
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¿Y le tiene fe al hombre, como le dice usted?
Le tengo fe porque tiene una causa grandiosa, pero hay muchos colombianos valiosos. Hay muchos que ven esto y que pueden dar una mano.
¿Como quiénes?
No les voy a prender fuego (risas).
Siguiendo con el Acuerdo de Paz, preocupa la reforma rural integral, el tema de tierras, y usted sí que es experto por su labor como cultivador, de hecho, fue ministro de Agricultura de Uruguay. ¿Como le metemos acelerador a eso?
Colombia tiene un inmenso territorio prácticamente en la clandestinidad y no tan incorporado a la civilización. La reforma agraria no es nada menos que ser parte activa de Colombia a esas gigantescas reservas agrícolas que tiene por todas partes. Hay muchísima gente que necesita una solución de tierra para arrancar, y otra más que ha abusado y aprovechado la cocción de la contienda y se ha pasado un poco de la raya con la acumulación. Hay que darles una alternativa a los campesinos colombianos. Si ellos plantan coca es porque tienen la necesidad y van a seguir plantándola mientras estén sometidos a la ley de la necesidad. Hay que entender que deben tener alternativas para vivir, y eso significa más tierra y salir del mundo clandestino. Yo no tenía idea de cómo era Colombia, pero una vez tuve que llevar unas vacas a Táchira [Venezuela, frontera con Colombia] y anduve mirando lo que eran las montañas de Colombia y dije: esto es todo interminable. Por eso decidí acompañar a [Juan Manuel] Santos, porque me pareció inteligente el planteo de salir del circuito de la guerra y poner a producir esa tierra.
Justamente el punto 4 del Acuerdo es sobre la lucha contra las drogas, y también está atrasado. Hace siete años Uruguay dio el cambio histórico hacia la legalización de la marihuana. ¿Cómo le ha ido a su país en eso?
En Uruguay no funcionó mejor porque fuimos muy timoratos. Podríamos tener ahora una bruta industria de marihuana, pero hubo mucha burocracia porque había contradicciones. Algo se hizo, seguro que se podía hacer mucho más.
¿El resto de América Latina sigue sin estar preparado para dar ese paso?
No, no lo está. Cuesta mucho porque hay mucho resabio y mucho miedo. El mundo no tiene audacia para eso y la única manera de vencer al narcotráfico es dejarlo sin mercado. Hasta ahora lo que hemos hecho es un monopolio con una tasa de ganancia exuberante que es lo suficientemente grande como para pudrirlo todo. ¿Qué vamos a hacer nosotros los latinoamericanos con una política represiva? Nada. Soy partidario de legalizar y registrar en los servicios de salud pública al ciudadano que consume. Soy claro: Cualquier drogadicción es una plaga que necesita un tratamiento, pero no lo podemos hacer si seguimos manteniendo a la gente en la clandestinidad. El torrente de plata que gastamos en represión, tendríamos que gastarlo en recuperación. Además, peor que la droga es el narcotráfico, porque eso nos llena de violencia y de corrupción. No lo vamos a resolver prohibiendo, pero el mundo tiene prejuicios, miedos y no aprendemos. Sé que estoy en minoría, porque al mundo lo mandan una manga de viejos conservadores.
En cifras: El problema de los cultivos de uso ilícito tras cinco años del Acuerdo
¿Entonces estamos menos listos para hablar de regularizar la coca?
Noooo, estamos lejos. Es menos posible. Ni le pido a Petro eso, ni sueño que termine con ese problema. Si arregla el problema de la paz: campeón mundial.
Mujica es de 2017 verificador internacional del Acuerdo de Paz entre el Gobierno colombiano y la extinta guerrilla de las Farc.
Recientemente la Comisión de la Verdad, que también nació del Acuerdo de Paz, entregó su Informe Final sobre el conflicto armado, ¿ya tuvo oportunidad de leerlo? Si es así, ¿qué sensación le dejó?
Sí. Es bastante desmoralizante. Es un desastre todo lo que pasó, pero hay que superar ese problema. Va a ser muy duro, porque con mucha razón los sentimientos de la gente aún están patentes. Para mí, la mayor justicia es saber la verdad, y esa no es una justicia que debe estar entre rejas, debe estar en el corazón de la gente. Ese es el camino. Ahora, si saber la verdad significa que tienen que meter una multitud de gente presa, se van a seguir también metiendo en la espiral de la guerra. No se trata de que tengan que olvidar o perdonar, se trata de no cobrar porque se tiene que priorizar la paz. Sé que es durísimo, es durísimo lo que estoy diciendo, pero hay que abrirse la cabeza porque de lo que pasó antes no se va a arreglar absolutamente nada. No es que le estoy diciendo que hay que ser santo y perdonar tutti [todo], pero hay que avanzar.
En contexto:La cobertura del Informe Final de la Comisión de la Verdad
Hablando del perdón, que es una de las cosas que más no han costado, me gustaría saber si en el caso suyo lo hizo. Usted estuvo preso y fue torturado durante 12 años por la dictadura uruguaya. ¿Ya perdonó ese episodio?
Claro. Me dediqué a vivir para delante no a mirar para atrás. Transformé mi vida en una causa y no gasté tiempo en andar cobrando las cuentas. A la larga no es negocio cultivar el odio, porque el odio es como el amor: ciego. Pero el amor es creador; el odio, termina destruyendo. No podemos transferirles a las nuevas generaciones los rencores que traemos del pasado. No es por nosotros, es por los que vienen luego de nosotros. Sé que otros tienen otra manera de pensar.
¿Cree que el gobierno Iván Duque hizo trizas el Acuerdo de Paz?
Bueno, si no lo hizo trizas, medio parecido lo dejó… Lo dejó en el freezer. Medio congelado me parece. Espero que lo puedan retomar.
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El análisis de Pepe Mujica sobre América Latina y la reconfiguración del mundo
No quiero dejar de preguntarle sobre América Latina, ¿cómo queda configurada la región ante el ascenso de la izquierda en muchos países (Honduras, Chile, por primera vez Colombia, y probablemente Brasil)? ¿Cree que esto es muestra de una madurez política como señalan muchos analistas?
No es sencillo decir eso. El problema es complejo porque hay un margen de población que tiende a votar en contra de lo que hay. La gente tiene una ambición de mejorar muy rápido y cuando no puede mejorar, se la cobra el gobierno que esté de turno y vota en contra de lo que hay, sin tener claro muchas veces qué es. No digo que toda la gente sea así, pero hay un margen creciente. Hemos visto desaparecer partidos históricos en países como Francia o Italia que tenía la izquierda más fuerte de occidente y que prácticamente desapareció. Yo no creo que México se haya transformado en la noche a la mañana de izquierda, pero votó en contra de lo que había del PRI. Es probable que en Colombia haya un margen de esos votos
¿Lo que me está diciendo es que no están votando por una izquierda por convicción ideológica, sino por castigar con un modelo que ya no les da suficiente?
En parte sí, aunque no tengan muy claro a favor de que están votando. Lo cierto es que están votando en contra de algo. Pasó en Estados Unidos con [Donald] Trump. Fíjese qué cosa fueron a votar: ¡A Trump! Una locura porque los pueblos también meten la pata. Pero volviendo a Colombia hay que tener la humildad de ver que esta es una oportunidad para el país, para mejorar, para construir la paz y para suturar parte de la enorme herida social de Colombia y también de América Latina. Si logramos eso, es bastante.
“Perdoné. Me dediqué a vivir para delante no a mirar para atrás. Transformé mi vida en una causa y no gasté tiempo en andar cobrando las cuentas”
Jose ‘Pepe’ Mujica
En ese sentido, ¿cómo queda entonces la influencia de Estados Unidos en América Latina que siempre fue tan fuerte? Recientemente vimos el boicot en la Cumbre de las Américas.
Estados Unidos cuando más cerca está es peor. La definición de Porfirio es la más adecuada: tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos. Pero ese país tiene su problema y es el avance de progreso de China y nos va a querer enredar probablemente en ello. Nosotros tenemos que pensar en nuestros intereses porque Estados Unidos no nos va a regalar prosperidad de ninguna manera. Tenemos que llevarnos bien con Dios y con el diablo… pero espero que lo tengan bien entretenido en ese lío porque cuanto más lejos esté de este continente, mejor.
En contexto: La Cumbre de las Américas llega entre sombras
¿Entonces está avanzando el poder de Rusia y China en América Latina en desmedro del de Estados Unidos?
No. Tienen mucha cosa para ocuparse. Además, a mí parecer no son lo mismo. Rusia es peligrosa porque es muy agresiva y tiene un modelo que se pasa de la raya. Los chinos, por su parte, son pacientes. Tienen una estrategia de ganar-ganar. Los chinos quieren hacer negocio, no guerra. Ojo, tampoco son carmelitas descalzas. Entonces no debemos ser tontos y consumir fuegos artificiales ni con China contra Estados Unidos ni de Estados Unidos contra China o contra Rusia, que ellos se arreglen.
Hablemos de Venezuela. Nicolás Maduro sorprendió al mundo resistiendo al cerco diplomático. ¿Cómo explicar que se sostenga en el poder y hacia dónde va ese país?
No lo sé. No soy mago, pero lo que pasa que ahora tienen una coyuntura favorable. Hasta Estados Unidos puede hacer negocio por el petróleo. Así que el que ayer era el Mefistófeles ahora no es tan malo. Ya ni se acuerdan de [Juan] Guaidó ni nada. Nadie, nadie podía esperar que Estados Unidos iba a venir a Caracas a negociar petróleo y vino: ¡Lo que es la necesidad! Pero le puedo decir esto: ustedes lo colombianos tal vez puedan mejorar la relación con Venezuela.
¿Entonces deberíamos activar las relaciones diplomáticas como lo dijo el presidente electo?
Mmmm abrir negocios y buenas relaciones comerciales porque es un mercado interesante para Colombia y ahora empieza a tener plata. Una cosa es la rivalidad que se puede tener con un gobierno y otra cosa con un pueblo. Ustedes no pueden estar divorciados.
Durante su Presidencia hubo muchos actos sui generis. Cosas que América Latina ni siquiera se planteaba en ese momento como la legalización de la marihuana, el aborto, el matrimonio igualitario. Incluso llegó a tener presos de Guantánamo y refugiados sirios en Uruguay. ¿Cómo fue tan adelantado a este tiempo?
Ya viste cuál es mi manera de pensar. El hombre moderno se pone hoy a prohibir y que todo es espantoso. Espantoso es andar persiguiendo a la gente por su orientación sexual o por las decisiones de su cuerpo. Yo no hago otra cosa que reconocer de frente lo que son las realidades.
Un rockstar para los jóvenes
Hablemos un poco de usted. Tiene 86 años y es un “rockstar” para mucha gente. Sobre todo tiene cautiva a la juventud. ¿Qué futuro cree que les espera?
No sé cuál es el futuro, pero les digo esto: la vida es hermosa a pesar de sus dolores, y triunfar no es más que volver a empezar cada vez que uno cae. Hay que dejar una cuota de tiempo que no sea para ganar plata, sino para cultivar los afectos. Si tienes una pareja hay que dedicarle tiempo al amor, y si eres un viejo anciano hay que darle tiempo a la amistad, al compañerismo. Hay que pelear para hacerse un hueco de felicidad en una vida que se nos va, se nos está yendo. Joven: cuida el tiempo de tu vida. Tal vez no puedas cambiar el mundo, pero puedes lograr que el mundo no te lleve del hocico y esa es la libertad. Pero no te estoy diciendo ninguna novedad, ten en cuenta que soy un viejo estoico.
“Bueno, si Iván Duque no lo hizo trizas (al Acuerdo de Paz), medio parecido lo dejó… Lo dejó en el freezer. Medio congelado me parece”
Jose ‘Pepe’ Mujica
¿Cómo le gustaría que lo recordarán?
Ni me preocupo. El verdadero recuerdo es que haya más locos como yo que luchen por mejorar un poco el mundo en el que vivimos.
¿Piensa en la muerte?
Esa señora cualquier día de estos me viene a buscar y si puedo hablar con ella le voy a decir: por favor, sirva otra vuelta (risas).