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En 1945, cuando Jorge Eliécer Gaitán se lanzó por primera vez a la presidencia de la república, organizó una campaña que el escritor Herbert Braun (1998) denominó revolucionaria, debido a que las movilizaciones gaitanistas eran llenas de ruidos, de música, desfiles, gritos de batallas y consignas emocionales. Es este mismo escritor quien destaca que la innovación más importante fue la música popular.

La música utilizada con fines publicitarios eran dos porros: ¡A la carga! y “Jorge Eliécer Gaitán” los que, pese a ser grabados en un ritmo popular bailable poco conocido por las élites, producían entre los militantes del caudillo un sentimiento de solidaridad que las palabras no podrían lograr (Braun, 1998).

La más popular de toda fue ¡A la carga!, cuyo autor es Francisco “Pacho” Galán. Pero, ¿Cómo llegó este seguidor del partido conservador -escogido seis veces como concejal de Soledad- a ser compositor de esa canción? La explicación se encuentra en la “Cartilla Pedagógica” redactada por los herederos del músico, compositor, arreglista, basados en el testimonio del trompetista y arreglista Armando Galán Gravini: “El maestro creó la pieza musical para participar en el concurso que seleccionó el tema de campaña política del inmolado candidato a la presidencia de la República.”

Para entonces, éste era conocido como la segunda trompeta y arreglista de la afamada Orquesta Sosa, que era la de planta en el elitista club Barranquilla y, también, se presentaba en los radios teatros de las distintas emisoras de esta ciudad. Además, periódicamente, se trasladaba al interior del país a presentarse en distintos escenarios sociales. Fue en uno de estos viajes, por el río Magdalena en buques a vapor, en el que debió coincidir con el político, pues fue él, según la cartilla, quien le pidió que participara en el concurso.

Cuenta su nieto, Armando Galán Valencia, que fue en Soledad donde su abuelo compuso la canción:

Si eres colombiano (bis)

lo tienes que probar (bis)

En este momento (bis)

La patria hay que salvar (bis)

A la presidencia (bis)

Gaitán tiene que ir (bis)

El pueblo lo quiere (bis)

Y él se hace sentir

Vamos a la carga

Con Gaitán

Vamos a la lucha

A triunfar

Vamos a la carga

Con afán

Vamos con el grito

Libertad.

La oratoria, para Gaitán, era un asunto de importancia, aunque lo entendía como algo natural, tanto que, en lo más álgido de la campaña, pronunciaba, fácilmente, ocho o diez discursos diarios y tenía confianza en lo que podía improvisar (Braun,1998). Discurso que fue apoyando en número importante de frases, entre las que incluía: ¡A la carga! Pueblo, ¡Por vuestra libertad!; Pueblo, por la restauración moral, ¡a la carga!; Pueblo por la derrota de la oligarquía, ¡a la carga!; Pueblo por nuestra victoria, ¡a la carga!”

Pacho Galán echó mano de la frase “¡A la carga!” para llamar la canción que ganó el concurso organizado por el sello disquero Odeón, la que fue grabada por la Orquesta de Eduardo Armani el 29 de agosto de 1945. Es un disco de 78 rpm, en cuyo respaldo está el tema “La Buchaca”. Según su nieto Armando Galán Valencia, el ganador recibió como premio la suma de quinientos pesos, y la recriminación por parte de los conservadores de Soledad.

Para entonces, el porro había penetrado en el gusto de los bogotanos, lo que, según Wade (2002), se da a través de la interpretación que hace Lucho Bermúdez y la Orquesta del Caribe de este género musical. Antonio Bruges Carmona (2014), por su parte, escribió en 1943, que la música de la Costa había llegado a posesionarse en Bogotá y otras ciudades del país, yendo a la cabeza el porro, la que se escuchaba en todos los cafetines, cabarets y centro de diversión.

¡A la Carga! se constituyó en gran éxito musical, tanto que, como lo recuerda Francisco Celis Albán (2001), cuando Gaitán y su hija Gloria entraban al circo de toros, en Bogotá, la banda interrumpía lo que tocaba para interpretarlo. Igual sucedía cuando éste iba al hotel Granada a tomar las once, de inmediato la orquesta de planta, dirigida por Alex Tobar, hacía sonar lo que hoy se denomina jingle.

Tras el magnicidio, en Barranquilla, la policía fue a las emisoras y confiscó el disco, con el peregrino argumento que la frase ¡A la carga!, enervaba el espíritu revolucionario de los liberales.

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