Alemania. PAOLA PINILLA Astro-física Colombiana ganó el premio científico “Sofja Kovalevskaja”
Paola Pinilla es la única colombiana en la lista del Premio Sofja Kovalevskaja 2018. Radicada en Estados Unidos, obtuvo una de las distinciones científicas más valiosas de Alemania. Este premio se divide en una dotación otorgada por la Fundación Alexander von Humboldt, la posibilidad de armar su propio equipo de trabajo y aproximadamente cinco años en una universidad o instituto para desarrollar su investigación. La de Pinilla se llama “ideas sobre la formación de nuevos planetas”.
Ese es el tema al que le ha dedicado toda la vida. La intención de esta astrofísica es “entender cómo los planetas se forman alrededor de estrellas jóvenes, específicamente cómo son las primeras etapas de la formación de planetas cuando todo alrededor de la estrella consiste en polvo muy pequeño y gas”, explicó la experta.
Su interés es claro. A través de modelos teóricos y también de observaciones, esta colombiana egresada de Física de la Universidad de los Andes intenta responderse la pregunta por el origen del universo, una cuestión que ha desvelado a una multitud de científicos.
De ahí que el premio Premio Sofja Kovalevskaja sea una fortuna. Obtener un reconocimiento de este tipo le permitirá administrar alrededor los 1.3 millones de euros para formar su grupo de investigación en el Instituto Max Planck de Astronomía (MPIA) en Heidelberg, Alemania. Este equipo estará conformado por dos estudiantes de doctorado, un investigador postdoctoral y Pinilla. Asimismo tendrá un periodo de casi cinco años para trabajar gracias al Ministerio Federal de Educación e Investigación del país europeo.
Luego de hacer el pregrado y la maestría en física en la Universidad de los Andes, Pinilla viajó a Europa, donde trabajó en el Observatorio Europeo Austral. Luego cursó estudios doctorales en astrofísica, en la Universidad de Heidelberg (Alemania), y tiene un posdoctorado en la Universidad de Leiden, en Holanda. Al finalizar su formación, se convirtió en la primera colombiana en obtener la beca Hubble, que la Nasa otorga a científicos que quieran continuar sus estudios en alguna universidad estadounidense que trabaje con la agencia espacial.
Su destino no pudo tener otro camino distinto al de la ciencia. Esta bogotana, de 32 años, se interesó por la astronomía desde que era una niña, gracias a los libros que leía con su hermano. Y hoy es una de las astrofísicas colombianas más destacadas.
Su campo de estudios es el de los modelos y observaciones de discos protoplanetarios, es decir, las primeras estructuras que giran alrededor de estrellas jóvenes que colapsaron y de las que nacieron los planetas. Uno de sus principales logros ha sido anticipar con sus modelos las observaciones que confirman el comportamiento de estos discos. La confirmación de su trabajo fue lograda gracias a observatorios como el Alma y el Telescopio Extremadamente Grande, en Chile.
Los astrónomos del mundo querían utilizar la tecnología revolucionaria con ondas de radio del observatorio Alma, en Chile. Presentaron más de mil proyectos, se aceptaron apenas cien, entre ellos el de la colombiana Paola Pinilla. Ella proponía apuntar el telescopio a una estrella a 400 años luz de la Tierra para resolver una pregunta: ¿cómo se forma un planeta como el nuestro?
La observación se hizo en junio de 2012, cuando Alma apenas se construía, pero al equipo de Paola no le importó. Las 16 antenas instaladas en ese momento captarían lo que nunca un telescopio había permitido observar en medio del disco de gas y polvo que rodea una joven estrella, conocido como el disco protoplanetario IRS48, en el que estaría la respuesta sobre la formación de cuerpos celestes.
Los astrónomos dividen sus apuestas entre dos teorías sobre la formación de planetas: la primera propone que el disco de gas y polvo se separa cuando el polvo se hace denso y se concentra en conglomerados de tamaño kilométrico. La segunda propone que el polvo colisiona y crece hasta formar cuerpos rocosos. El grupo de Paola apostaba por la segunda teoría… así tuviera un reparo.
El problema es que los granos que se unen, al chocar de nuevo, se separan y vuelven a su tamaño de micras; o son absorbidos por la estrella. Necesitan un refugio para seguir creciendo. Precisamente, esto es lo que quería observar el grupo, un espacio dentro del disco donde las partículas quedaran atrapadas y crecieran hasta formar cuerpos rocosos.
En observaciones anteriores habían notado una forma geométrica irregular en el disco, lo que sospechaban se debía a una trampa de polvo. El equipo proponía que se trataba de un vórtice o remolino en donde los granos estarían convergiendo. Al igual que el polvo se acumula en nuestras casas detrás de un mueble o en la esquina de un cuarto, en el disco se estaría uniendo en el vórtice propuesto.
Como ganadora del premio Sofja Kovalevskaja, Pinilla podrá combinar su experiencia en observación con la capacidad de construir modelos para fortalecer los lazos entre los grupos teóricos y de observación en el Instituto Max Planck de Astronomía. Ella quiere ayudar a comprender cómo se pueden formar nuevos planetas a partir de las cenizas de estrellas muertas hace mucho tiempo y, tal vez, dilucidar lo que una vez tuvo lugar en nuestro propio sistema solar.
Esos mismo beneficios le fueron dados a otros cinco investigadores internacionales este año. Entre los ganadores y sus investigaciones están: el turco Aydan Bulut-Karslioglu con su tema “Cómo se desarrolla la vida en desarrollo”, el japonés Kenji Fukushima y su investigación por “la evolución de las plantas carnívoras”. La tercera ganadora fue la serbia Milica Gašić gracias a su interés por “cómo las computadoras pueden entendernos mejor”, el japonés Hitoshi Omori con su investigaciñon “no tengas miedo a las contradicciones” y el alemán Fritz Renner con el tema “luchando contra la depresión con imaginación”. Todos, incluyendo a Pinilla, recibirán su galardón el 22 de noviembre en una ceremonia en Berlín.