El Abel de América…

Así como la historia de nuestra América ha estado llena de gloria por la lucha de los pueblos y de hombres y mujeres valientes, también hay páginas oscuras que marcaron grandes traiciones a los sueños y esperanzas de quienes anhelaron la libertad.

El 4 de junio de 1830, en las montañas de Berruecos, la mano siniestra de la traición, asesinó de manera cobarde al Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, y con él, murió una parte de nuestro Libertador Simón Bolívar, quien veía en aquel joven, uno de sus más leales oficiales y único capaz de continuar su lucha, frente a las encrucijadas que le habían planteado sus enemigos.

El Abel de América, quien desplegó en los campos de batalla el genio de su capacidad militar, y como testigo está la tierra vibrante de Pichincha y de Ayacucho, donde logró victorias fundamentales para la libertad definitiva de Suramérica.

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