Barca 2 – Real Madrid 2. Con goles de Suárez y Leo Messi, el Barcelona sigue invicto en la Liga

Andrés Iniesta dictó este domingo en el Camp Nou su última lección de fútbol ante el eterno rival, el Real Madrid. Una historia inolvidable la del manchego contra el eterno rival que este 6 de mayo de 2018 ha vivido su capítulo 38 y que comenzó un 20 de noviembre de 2004 cuando saltó al campo por el sueco Henrik Larsson para disfrutar de una contundente victoria (3-0).

Un Barça heroico mantiene su récord a salvo

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Algún día alguien acertará a explicar lo que sucedió en Roma. Hasta que llegue ese día, la historia dibujará a un heroico Barça, capaz de mantener a salvo un récord de imbatibilidad para el recuerdo en un clásico al que no le hizo falta un pasillo para dejar un reguero de polémica digno de un criminal en serie.

Tembló el Camp Nou en un clásico sin nada en juego más que el orgullo, quizás lo más importante de todo como se vio sobre el césped. Una intensidad brutal desde el pitido inicial que dejaba claro que nadie iba a regalar nada. Ni Barça ni Madrid iban a dejar nada en el plato, brindando ambos un gran espectáculo que sólo Hernández Hernández, siempre él, decidió romper.

Protagonista el colegiado en la recta final de la primera parte, en la que la locura invadió el césped. Su criterio dispar a la hora de mostrar tarjetas exasperó a los jugadores de Valverde, que fueron incapaces de mantener la cabeza fría cuando apenas quedaban segundos para el descanso y lo acabaron pagando. Con los tacos de Bale estampados en el gemelo de Umtiti, acción que no mereció ni tarjeta, Sergi Roberto entró en el jueo de Marcelo y le recriminó un golpe en el tobillo lanzándole el brazo. Hernández Hernández decidió hilar muy fino y expulsar al de Reus para indignación de hasta la última araña del Camp Nou. Una decisión que le dejó remordimientos de conciencia como se comprobó luego.

 

Los errores de Hernández Hernández marcaron el clásico

El árbitro expulsa a Sergi Roberto y le perdona la roja a Gareth Bale

En esos momentos, Messi asumió el papel de líder, quizás con el corazón demasiado acelerado, y comenzó a recriminarle al árbitro la acción. Poco antes, la Pulga se había tomado la justicia por su mano a lo Steven Seagal con una fea entrada a Ramos, poco después de que el capitán madridista hubiera golpeado a su amigo Luis Suárez.

El árbitro expulsa a Sergi Roberto y le perdona la roja a Gareth BaleFue un broche tan feo como absurdo a una primera parte preciosa, en la que el Barça había salido como un torbellino y acabó engullido por un Madrid que fue creciendo como La Niebla, pisando cada vez más las inmediaciones de Ter Stegen. Los azulgranas habían firmado un comienzo soñado. No salía el Madrid de su área ante la presión azulgrana, transformada en gol a los diez minutos por Luis Suárez. Aunque buena parte del mérito fue de Sergi Roberto, que cabalgó por la banda como Don Quijote por la mancha hasta que Hernández Hernández le dejó.

En esos momentos, Messi asumió el papel de líder, quizás con el corazón demasiado acelerado, y comenzó a recriminarle al árbitro la acción. Poco antes, la Pulga se había tomado la justicia por su mano a lo Steven Seagal con una fea entrada a Ramos, poco después de que el capitán madridista hubiera golpeado a su amigo Luis Suárez.

Fue un broche tan feo como absurdo a una primera parte preciosa, en la que el Barça había salido como un torbellino y acabó engullido por un Madrid que fue creciendo como La Niebla, pisando cada vez más las inmediaciones de Ter Stegen. Los azulgranas habían firmado un comienzo soñado. No salía el Madrid de su área ante la presión azulgrana, transformada en gol a los diez minutos por Luis Suárez. Aunque buena parte del mérito fue de Sergi Roberto, que cabalgó por la banda como Don Quijote por la mancha hasta que Hernández Hernández le dejó.

La ventaja bloqueó al Barça, que comenzó a empequeñecerse poco a poco. Un cambio de escenario que propició la mala presión azulgrana. Rakitic y Busquets avanzaban mucho su posición, dejando espacios siderales a su espalda. Un sueño para el Madrid y para Marcelo, que tenía una autopista por su banda. Coutinho intentaba crear pero se olvidaba de ayudar en defensa. Así dibujó el equipo de Zidane el empate. Con Kroos superando la presión de Busquets, Bale cediendo de cabeza y Cristiano rematando sobre la línea de gol.

Tuvo el clásico el Madrid en sus botas, también acabar con la histórica imbatibilidad del Barça. Era sólo cuestión de acertar el nombre del culpable. Como en los Diez Negritos de Agatha Christie. Avanzaba partido y las sospechas iban dando vueltas. Cristiano Ronaldo primero, Kroos un poco después. Volvía Cristiano y acababa Benzema. Pero la mala puntería de todos ellos dejó al Barça con vida. Luego llegó la acción de Bale, la de Sergi Roberto y todo cambió.Andrés Iniesta se despide de su último clásico ovacionado

Había que ajustar piezas y tanto Valverde como Zidane se exprimieron en el descanso. Semedo tapó el hueco en la banda derecha y Coutinho se quedó en la caseta. En el Madrid, Cristiano, tocado tras el gol, dejó su lugar a Asensio. Kiev manda por encima de todo lo demás, como es lógico. Le aguardaba una segunda parte terrible al Barça, encomendando a su defensa y a algún milagro de Messi. Claro que cuando D10S está de por medio, nunca se pueden descartar los milagros.

Keylor le ganó un mano a mano decisivo a Messi

Asensio probó a Ter Stegen en lo que parecía la primera de muchas. Sonaban campanas de sufrimiento en el coliseo azulgrana. Pero quizás confundido por el repicar de campanario de Les Corts, quizás porque se empeña en demostrar que no tiene el nivel para este tipo de lides, quizás porque le quedaban remordimientos tras la expulsión, Hernández Hernández cometió otro error monumental al no señalar falta de Suárez a Varane y Messi obró el milagro. Contra todo pronóstico, el Barça se adelantaba en el marcador mientras Sergio Ramos seguía haciendo méritos para ser expulsado. No los suficientes, al parecer.

Agotado otro de sus milagros, a Messi se le nubló la mente en una jugada clarísima, en la que perdió el duelo con Keylor Navas. Una jugada que pudo decantar el clásico, pero que abrió la puerta al Madrid. Nadie como el equipo blanco sabe aprovechar estos regalos y Bale, muy trabajador como falso lateral toda la noche, ahuyentó las arañas de la escuadra de Ter Stegen para firmar el empate. El Barça estaba vacío, agotado, y las nubes negras acechaban al Camp Nou. También la mente de Hernández Hernández, que culminó el peor arbitraje de la historia moderna de los clásicos al no señalar penalti de Alba sobre Marcelo. Una infracción catedralicia.

El sufrimiento del Barça en los últimos minutos fue supino, despejando balones como podía ante el asedio del Madrid. El orgullo y el récord estaban en juego. Un objetivo que acabó logrando de manera casi épica, un adjetivo que bien describe su Liga.

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