Bolívia. El MAS de EVO MORALES gana por 4a. vez consecutiva
El presidente Evo Morales celebró hoy en la noche el respaldo de la población boliviana al Movimiento Al Socialismo –Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) que nuevamente le dio la mayoría de los votos con 45.28% al 83% de las actas verificadas, mediante el TREP del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
“Un nuevo triunfo más. Cuatro elecciones consecutivas ganamos en Bolivia, histórico, inédito”, manifestó ante una masiva concentración de militantes en el hall de Palacio Quemado.
Con los resultados preliminares del Órgano Electoral el MAS-IPSP tiene la mayoría en el senado y diputados, resaltó el Jefe de Estado.
Asimismo dijo que confía en el voto del campo: “Vamos a esperar hasta el último escrutinio, del voto nacional, para seguir y continuar con nuestro proceso de cambio; saludo el esfuerzo del pueblo, no estamos solos y por eso hemos ganado otra vez”, afirmó.
El presidente Evo Morales ganó ayer las elecciones generales y está a poco de evitar la segunda vuelta, de acuerdo con los datos del sistema de Transmisión de Resultados Electorales Preliminares (TREP) del Tribunal Supremo Electoral (TSE).
Los datos, al 83,85% de actas verificadas, señalan que Morales, del Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP), logró el 45,71% y De Mesa, postulante de la alianza Comunidad Ciudadana (CC), se ubicó en segundo lugar con el 37,84%.
Basado en los resultados, el Jefe de Estado y aspirante del MAS-IPSP celebró la cuarta victoria consecutiva del Instrumento Político —2005 (53,7%), 2009 (64,2%), 2014 (61,3%) y 2019— en una elección presidencial como nunca antes había logrado alguna organización política, mucho más si se compara con el período neoliberal en el que los frentes apenas llegaban al 35% de los votos.
“El pueblo se ha impuesto para continuar con el Proceso de Cambio”, afirmó Morales desde el hall del viejo Palacio Quemado, donde cientos de seguidores se reunieron para celebrar la victoria.
“No estamos solos, por eso hemos ganado otra vez”, enfatizó.
Dijo que el MAS-IPSP esperará que lleguen las actas de las zonas rurales, en las que depositó su esperanza para evitar la segunda vuelta.
El artículo 166 de la Constitución Política del Estado (CPE) establece que si ninguna candidatura logra el 50% más uno de los votos o el 40% con una diferencia de 10 puntos porcentuales, se irá a un balotaje en un plazo de 60 días.
En esos comicios “será proclamada a la Presidencia y a la Vicepresidencia del Estado la candidatura que haya obtenido la mayoría de los votos”, apunta el mismo artículo.
A diferencia de Morales, De Mesa, expresidente y exvicepresidente de Gonzalo Sánchez de Lozada, declaró: “Estamos en segunda vuelta”.
Luego de agradecer el respaldo de la población a su postulación, instó a prepararse para el balotaje de diciembre. Indicó que esta no es una elección como las del pasado y que está en juego la democracia.
Al igual que De Mesa, el senador Óscar Ortiz, de Bolivia Dice No (21F) —que según los datos quedó en cuarto lugar—, dio por descontada la segunda vuelta.
En una conferencia de prensa desde Santa Cruz, anunció que Bolivia Dice No (21F) apoyará a Carlos de Mesa en el balotaje y que no pedirá nada a cambio.
“Nosotros apoyamos la decisión del pueblo boliviano y lo haremos sin ninguna condición”, afirmó el postulante, rodeado de sus adeptos y el gobernador Rubén Costas.
Los datos
La sorpresa de esta novena elección presidencial desde la recuperación de la democracia (1982) la dio el Partido Demócrata Cristiano (PDC), que postuló a la presidencia al ciudadano coreano-boliviano Chi Hyun Chung, quien obtuvo el tercer lugar con el 8,74% y dejó a Bolivia Dice No (21F), del senador Óscar Ortiz, en el cuarto sitial con el 4,32%.
Así, hasta el momento, el Movimiento Tercer Sistema (MTS), de Félix Patzi y Lucila Mendieta; el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), de Virginio Lema y Fernando Untoja; el Partido de Acción Nacional Boliviano (PAN-BOL), de Ruth Nina y Leopoldo Chui; Unidad Cívica Solidaridad (UCS), de Víctor Hugo Cárdenas y Humberto Peinado; y el Frente Para la Victoria (FPV), de Israel Rodríguez y Alfonso Román, perderían su personería jurídica porque no lograron el 3% de los votos válidos, tal como establece el artículo 58 de la Ley de Organizaciones Políticas.
En el Legislativo
Morales anticipó que el MAS-IPSP nuevamente consolidó la “mayoría absoluta” en la Cámara de Diputados y de Senadores, y lo atribuyó a la “conciencia del pueblo”.
Argirakis: Faltan los votos de las zonas rurales, fuertes del MAS
La politóloga Helena Argirakis sostuvo que aún no se puede afirmar que habrá una segunda vuelta porque resta contar el voto de las zonas rurales que, al igual que en anteriores elecciones, tuvo su impacto en el resultado final.
“Aún se deberá mantener cautela porque faltan los votos del campo o de las zonas rurales, que constituyen la fortaleza electoral del MAS”, señaló Argirakis.
Indicó además que el Movimiento Al Socialismo-Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos (MAS-IPSP) mantiene la “primera mayoría electoral con porcentajes mayores a los de la etapa de la democracia pactada”, en la que los partidos no superan ni el 35% de los votos.
En su opinión, “la gran novedad en esta elección es el Partido Demócrata Cristiano y Chi Hyun Chung, ya que reconfiguran la composición política del país y la Asamblea Legislativa Plurinacional, no necesariamente de manera positiva por la agenda política que introduce y la réplica de la radicalización de las derechas como fenómeno suramericano y mundial”.
Además, expresó que la “gran derrota” de los comicios es “Óscar Ortiz (Bolivia Dice No) y el modelo de oposición de base territorial regional”.
“Es decir, los equilibrios que habría logrado el MAS con el Movimiento Demócrata Social en el departamento de Santa Cruz están definitivamente desgastados y estos resultados son muestra del voto castigo a este modelo territorial y regional de hacer política. Se viene una crisis política interna para el Movimiento Demócrata Social y la Gobernación de Rubén Costas”, anticipó.
Por lo expuesto, concluyó que “estamos posiblemente ante una reconfiguración del campo político y el sistema de partido predominante/hegemónico”.
“Bolivia dijo sí al Proceso de Cambio”
El Proceso de Cambio, iniciado con la elección de Evo Morales en 2005, había demostrado hasta ahora ser ignífugo, a prueba de operaciones mediáticas, de entramados made in CIA. El caso Zapata, sin embargo, abrió una grieta en esa aparente impermeabilidad a las fake news y ciertos intentos difamadores sobre la figura presidencial. Una erosión dirigida desde afuera que fue socavando la capacidad crítica de los bolivianos y bolivianas, que parecen haber olvidado los trágicos períodos que produjo el viejo sistema neocolonial de la economía y un diseño de país al servicio de las minorías asociadas al capital extranjero.
Pero a pesar de estas maniobras, que hoy gozan de salud en un mundo dominado por las neurociencias aplicadas al control político y la ingeniería social, los bolivianos han dado nuevamente su respaldo a una revolución nacional sin precedentes en la historia del país. Y a su líder, Evo Morales, como cabeza visible de algo mucho más profundo y socialmente complejo: un Estado Plurinacional que decidió levantarse desde abajo y que se resiste a volver al pasado.
Las experiencias de la historia más reciente y el destello de una realidad económica única en América Latina, han fidelizado a un pueblo que no olvida fácilmente las miserias vividas en carne propia y sin atenuantes. La ‘guerra del gas’, la masacre durante el gobierno de Sánchez de Lozada, o las privatizaciones ominosas que desfalcaron la economía boliviana, sirvieron de eficaz escudo contra los miles de memes ridiculizando al Presidente y las difamaciones contra un hombre que refundó a Bolivia tras 500 años de opresión ininterrumpida.
A pesar de la buena elección realizada por la oposición, el electorado más reflexivo decidió no difuminar el recuerdo de las corrupciones probadas de Carlos de Mesa. La imagen de su firma estampada en decretos infames para el interés nacional y la certeza de que su gobierno hubiera llevado a Bolivia —otra vez— al vertedero de una economía devastada resultó determinante. Los bolivianos expresaron su voluntad de no volver a ser un país dirigido por unos pocos para beneficio de las naciones sumergentes del norte que siempre esperan ávidas retornar al saqueo del Estado.
Es importante señalar como factor influyente el contexto internacional de la región, hoy sumido en los estragos recientes que provocaron las políticas que —precisamente— la oposición de Carlos de Mesa o la alianza Bolivia Dice No, de Óscar Ortiz, proponían para Bolivia. El espejo brutal de la Argentina hundida en apenas tres años por Mauricio Macri; el deterioro social, institucional y económico de un Ecuador hoy empobrecido y oprimido mano militari, o los estallidos multitudinarios de estos días en el Chile de Sebastián Piñera, parecen haber actuado reflexivamente en la psique colectiva de los bolivianos más lúcidos, amparados por un Estado Plurinacional inclusivo y que los blinda de los horrores neoliberales que hoy destruyen a los países del entorno. Ayer, la ciudadanía de este país históricamente empobrecido y hoy pletórico de bienestar, dijo Sí, y se negó rotundamente a abandonar un momento estelar de su historia. Apoyó un proceso singular y virtuoso del que se habla en todo el mundo. Y también han dicho No a aquellos que vienen trabajando sin éxito y que deberán observar desde los márgenes y hasta 2025, a una nación decidida a seguir su mejor destino.