BOLSONARO, FELIZ CUMPLEAÑOS 64. Fue detenido Michel Temer
El arresto del ex presidente se produjo en un momento muy especial de Brasil, mientras la popularidad el actual mandatario cae en picada y la figura del actual ministro de Justicia, Sergio Moro, sin cuya colaboración Jair Bolsonaro no hubiera ganado las últimas elecciones, aparece muy desgastada.
Desde el último día del año pasado, cuando terminó su mandato presidencial, la gran duda no era si Michel Temer y parte substancial de su pandilla, empezando por su brazo derecho Wellington Moreira Franco, serían detenidos. Lo que no se sabía era cuándo.
Ahora, la cuestión es otra: ¿hasta cuándo? Su defensa presentará recursos junto al Supremo Tribunal Federal, y se considera bastante razonable que sea emitida una decisión favorable a Temer.
La Bolsa de Valores se desplomó, el dólar y el euro engordaron, la difusa opinión pública aplaudió.
De todas formas, el expresidente y su compañero de negocios fueron presos en un día muy propicio para el actual gobierno. ¿Por qué propicio? Por una serie de razones.
Para empezar, las detenciones concentraron, concentran y concentrarán por los próximos días todas las atenciones del país, justo en el momento en que la popularidad del ultraderechista Jair Bolsonaro, el capitán que lo sucedió, se desploma a velocidad vertiginosa.
Sirve, además, para rescatar, al menos en parte, la llamada operación ‘Lava Jato’ cuando su mentor, el ex juez y actual ministro de Justicia y Seguridad Pública, Sergio Moro, se encuentra sumamente desgastado. El hasta hace poco ídolo de la clase media, de los conglomerados hegemónicos de comunicación y de los dueños del capital perdió fuerza en el gobierno, a punto de haber sido criticado de manera muy dura por el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, un día antes de las prisiones.
A propósito: puede que sea pura coincidencia, pero vale recordar que Wellington Moreira Franco está casado con la suegra de Maia.
Esa muestra de fuerza de la ‘Lava Jato’ se da a pocos días de que el Supremo Tribunal Federal haya determinado una serie de limitaciones para sus actos, al establecer que crímenes relacionados a dinero ilegal usado en campañas políticas sean juzgados por la Justicia Electoral.
En un claro embate a los miembros de la Corte Suprema, el juez de primera instancia de Río, Marcelo Bretas, establece en su orden de prisión y allanamiento que se trata de un crimen común, de corrupción activa, sin vínculo alguno con procedimientos de campaña. La fiscalía, en su pedido de prisión acatado por Bretas, clasifica a Temer como “jefe de organización criminal”.
A semejanza de Moro, aunque en escala bastante menor, Bretas busca encarnar la imagen del justiciero. Sus sentencias traen, invariablemente, pasajes de la Biblia, y su vanidad personal desconoce límites. Fortalecido, pasa el mensaje de que Moro ahora es ministro, pero la ‘Lava Jato’ sigue.
Para parte substancial del electorado bolsonarista, un rayo de esperanza.
La verdad es que sobran pruebas, más que indicios, de que Temer, instalado en el poder gracias a un golpe institucional, no solo mantuvo los hábitos de toda su carrera como amplió enormemente su sólido esquema de corrupción. Esas pruebas van de grabaciones de audio a imágenes que no dejan lugar a dudas, como la de su entonces asesor especial, Rodrigo Rocha Loures, corriendo por la calle arrastrando una valija en cuyo interior reposaban unos 200 mil dólares, la cota semanal del esquema destinada al entonces presidente Michel Temer.
Sin embargo, no todas son flores para Bolsonaro y su tropa.
Las relaciones del gobierno con el Congreso andan mal, y la ruidosa prisión de Temer y Moreira Franco podrá servir para elevar aún más el precio que cada diputado trata de cobrar para apoyar la reforma del sistema de jubilaciones propuesto por Bolsonaro.
Es natural que el capitán presidente pretenda capitalizar los beneficios de la prisión de Temer junto a la opinión pública, retomando su discurso de romper con el pasado ‘de un sistema podrido’. Pero eso sería demonizar aún más la clase política, justo cuando más la necesita.
La Bolsa de Valores se desplomó, el dólar y el euro engordaron, la difusa opinión pública aplaudió. Ahora, a ver qué pasa.
De todas formas, no podría haber mejor regalo de cumpleaños para el capitán presidente, que llegó a los 64…