Buenos Aires. 41 AÑOS de las ABUELAS DE PLAZA DE MAYO. “Nos quisieron matar y nos sembraron”
Junto a los nietos, Madres, familiares y amigos, las Abuelas repasaron su último año, en el que encontraron cuatro jóvenes que estaban desaparecidos. León Gieco y Silvio Rodríguez fueron los invitados especiales. “Solo el amor convierte en milagro el barro”, cantó el cubano.
“Nos quisieron matar y nos sembraron”, dijo Estela Carlotto mientras miraba a su alrededor: a los nietos y nietas que habían subido al escenario del teatro San Martín, algunos con sus hijos pequeños y a los familiares y amigos que aplaudían desde la butaca. Las Abuelas de Plaza de Mayo cumplieron 41 años y lo celebraron porque, como explicó Manuel Gonçalves durante la fiesta, “estos aniversarios son de festejos, de alegría de poder estar juntos y de darnos fuerzas para buscar muchos más nietos”.
Así que las Abuelas no se anduvieron con cosas pequeñas e invitaron a León Gieco y Silvio Rodríguez, quien cantó para ellas algo que hace mucho no tocaba y dice: “sólo el amor convierte en milagro el barro/sólo el amor alumbra lo que perdura”. Para ellas, que cumplieron 41 años de amor perdurable.
“Si hay alguien para quien cantarle es un honor, es para ustedes, para las Madres, para las Abuelas, gracias por invitarme”, dijo Gieco, que abrió la noche y que entre otras canciones cantó el tema que musicaliza el documental El Camino de Santiago, sobre la desaparición, búsqueda y muerte de Santiago Maldonado. “No lo pensábamos hacer pero vi que está Sergio, el hermano de Santiago”, explicó. “Cuenten conmigo siempre”, les dijo a las Abuelas al terminar y Manuel le retrucó: “Le escribiste una canción hermosa a Juan (Cabandié), hay otros 127 nietos que estamos esperando una canción, entiendo que te vas porque ahora te vas a poner a escribir”.
Manuel Gonçalves y Lorena Battistiol –nieto y hermana que busca a su hermano o hermana nacido en cautiverio— oficiaron de maestros de ceremonia. Juntos hicieron un repaso de los principales hitos del año para las Abuelas: la alegría de haber recuperado, desde octubre del año pasado, cuatro nietos y la tristeza de haber perdido seis abuelas. Hubo un recuerdo especial para Raquel, a quien Lorena mencionó como un “puntal” de la institución.
Raquel fue una de las fundadoras de Abuelas y también estuvo en el primer grupo de Madres de Plaza de Mayo. También habló de los logros judiciales del año, como las condenas del juicio sobre el Hospital Militar de Campo de Mayo, la revocación de la absolución del represor Eduardo Alfonso y el juicio que acababa de terminar apenas unas horas atrás, en el que en Paraná se juzgó a tres médicos responsables de las apropiaciones de los hijos de Raquel Negro y Tulio Valenzuela.
También participó de la fiesta el actor Martin Slipak, integrante de Teatro por la Identidad y colaborador de Abuelas desde que tenía 11 años, hace 19 años. Y la nieta Adriana Garnier, encontrada a fines del año pasado, subió al escenario junto con su abuela Blanca para cantar un tango. ” Yo soy bastante audaz y ella me sigue”, dijo Blanca, de 87 años.
“Estoy eternamente agradecida a las Abuelas, a todos los que hacen esto, gracias a ellas estoy acá y son Adriana Garnier Ortolani, hija de Edgardo Garnier y Violeta Graciela Ortolani y nieta de Blanca”, aseguró Adriana. El coro “Vocal consonante” cantó dos temas de Silvio Rodríguez y a continuación entró al escenario el cantante cubano, que cantó entre otras canciones, las clásicas Solo el amor, y Pequeña serenata diurna. El final fue con todos, encabezados por Gieco, cantando a capela Como la cigarra.
Y Estela, que subió para agradecer y para decir que “las lágrimas hay que transformarlas en lucha, en resistencia y en esperanza”. “Muchas de nosotras decimos gracias a pesar del dolor porque podemos dejar algo a la posteridad para que esta historia no se repita, para el Nunca Más”, señaló. Y dejó su mensaje para el presente: “Hay que tratar de revertir todo lo malo, sin violencia pero con una gran fuerza, la fuerza está en nosotros”.
Tensión en Buenos Aires, fuerte protesta e incidentes
Gases lacrimógenos, chorros de agua de la fuerza pública, y pedradas de otro lado, se registran ayer en la Plaza de los dos Congresos de Buenos Aires, mientras dentro del recinto legislativo se debate el presupuesto de 2019.
Tal y como sucedió en diciembre pasado cuando se aprobó la reforma previsional, en esta ocasión y quizás con mayor acentuación, se registra una jornada violenta, en la cual la policía salió a reprimir con camiones hidrantes por las calles que bordean el Congreso.
Mientras, dentro de la cámara de Diputados el ambiente es casi parecido, con fuertes cuestionamientos al presupuesto enviado por el Ejecutivo de Mauricio Macri y enfrentamientos verbales entre varios congresistas, afuera parecen imágenes sacadas de una película.
La protesta comenzó de manera pacífica pero los decibeles comenzaron a sentirse y de un momento a otro un grupo de encapuchados tumbaron una parte de las vallas que cercaban el Congreso.
No queremos más ajuste, no queremos que el FMI (Fondo Monetario Internacional) sean nuestros dueños, apuntó a Prensa Latina un señor de avanzada edad que salió a sumarse a la protesta y tuvo que retirarse corriendo del lugar por los efectos de los gases lacrimógenos.