LA CENSURA Y EL ARTE
Los tiempos cambian, las leyes se acomodan a los nuevos tiempos, las sociedades desde lo discursivo al menos, proponen una convivencia desde el diálogo y la tolerancia. Sin embargo, aún hoy en pleno 2017 la censura al mundo del arte continúa a la orden del día.
Es así como podemos encontrar notas periodísticas que plantean un caso como el del escritor colombiano Andrés Caicedo. La relación literaria de Caicedo con el mundo editorial fue tensa desde sus comienzos, partiendo de la triste pero real situación de la primera edición, luego de varios intentos, de su novela “Que viva la música” un día antes de su suicidio.
Otras obras recopiladas por colegas escritores, poetas y cineastas han sido publicadas con un tinte biográfico. El mundo de las drogas, la música, el cine y los excesos se cuelan entre las líneas que han sido recopiladas por Alberto Fuguet y Luis Ospina, entre otros.
El caso actual de censura, no viene de parte del universo editorial sino de su familia, heredera de la obra del escritor colombiano. El Fondo de Cultura Económica venía preparando junto a la Sociedad Caitela, la publicación de un libro con 198 cartas de Caicedo. Una vez conocido el contenido de las cartas, la mayoría de la sociedad conformada por sus herederos, rechazaron la publicación. Rosario Caicedo, una de las hermanas que se opone a esta censura, recupera la importancia de continuar publicando obras de su hermano escritor.
La historia del arte y de la censura es tan extensa y conflictiva que de alguna forma pone en evidencia aquellas instancias donde los artistas fueron perseguidos por diferentes sociedades. Aquellos que hablan y muestran situaciones en relación a lo que las sociedades no quieren ver o escuchar. Esas palabras, imágenes o músicas, que alguna vez han sido prohibidas, nos interpelan sobre los límites de nuestra humanidad y tolerancia.
Por Pablo Enciso